LUNA PADAUI CASSERES

LOS PRIMEROS INSTANTES CON LUNA PADAUI CASSERES


Justo a las cuatro de la mañana y estando en la víspera de la nochebuena del 2019, arreciaron las lluvias torrenciales que prácticamente no habían parado y habían inundado los espacios y los rincones en las últimas veintitantas semanas. Cuando se hicieron presentes e incesantes los truenos y los relámpagos amenazando apagar sin misericordia el tamborileo rítmico del corazón y ocultar para siempre el sol que nos miraba desde el Cerro de la Popa, consideré que no había más opciones validas y a las nueve de la mañana la tenía recién nacida en mis manos, como un poquito más de quinientos gramos de peso al nacer.

Había nacido Luna. 

Pequeñita, tierna, solo necesitaba el hueco de mis dos manos para estirarse tantico, recuerdo que en su primer minuto de vida bendita entreabrió los ojos y su mirada fue el mismo chorro de ternura que ustedes pueden contemplar en las fotografías que les comparto. De piel delgadita y morenita como la de La Virgen de la Candelaria, con un tono muscular fuerte, asombrosamente fuerte para el corto tiempo de gestación, lo que permitía presagiar su disposición y entereza para completar entre nosotros la necesaria maduración, y sin dudas, para responder con vitalidad a los cuidados que segundo a segundo, de día, de noche y de madrugada le habría de brindar con esmero Iader Rojas, quien desde ya le esperaba a mi lado con un manto azul celeste y de estrellas doradas, para envolverla, brindarle calor, y ser su neonatólogo.

En ese minuto inicial corté el cordón umbilical cuando dejó de latir, ya Luna había respirado varias veces a profundidad distendiendo el tórax y la sentí pelear para generarse más espacio en el fondo de la palma de mi mano izquierda, y acomodarse. Su manita derecha se había cerrado con dulzura apretando mi pulgar izquierdo y permaneció así por fracciones de segundos compartiéndome su energía y su felicidad, los suficientes segundos para sentirte y hacer consciencia que habías estado allí todo el tiempo, orientándome para vencer a una naturaleza que en ocasiones se torna agreste y rompe inmisericorde la articulada armonía de la reproducción. Gracias, gracias, Dios por tu presencia.

Luna soltó mi dedo y estuvo lista para mecerse y mecerse en lo más profundo de la bolsa de canguro que le brindarían emocionados y piadosos Hernando Padaui y Diana Casseres, sus padres. La vi partir hacia la Unidad neonatal y allí habría de crecer y crecer, correr por sus vericuetos, colgarse de las manecillas de los relojes, saltar diestra las vallas de las dificultades y envuelta en el mismo manto azul celeste de estrellas doradas irse de la clínica a finales de marzo del año siguiente, sonriente, dicharachera, parlanchina, llena de vigor y con las suficientes energías para lanzarse por un rodadero y llegar a casa en un mundo que comenzaba a vivir las correndillas y las sofoquinas de una tragedia pavorosa.

Hoy, 23 de diciembre del 2023, se cumplen los primeros cuatro años con Luna. Es una chica enérgica que va mostrando la templanza de sus progenitores, y hoy tiene en su casa a tres mascotas: Conejito, Joaco y Milo. Todas las mañanas, Luna mira hacia el horizonte y se percata que allí está una intensa luz, es la misma luz del sol que la mañana de su nacimiento nos miraba desde el Cerro de la Popa. Feliz cumpleaños Luna. Eres Esperanza cumplida Fertilizar.


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