Gracias Rolando por tanto…


Cómo no recordar a Rolando Pérez en un día como hoy.

Hoy cumpliría 54 años de vida, 15 años de ser mi amigo y 23 de haber llegado a Colombia, lugar que lo recibió lleno de vida e ilusiones y luego lo envío frío, rígido y sin vida a su natal Cuba.

Hoy Rolo, como le decíamos sus amigos y familiares, cumple 10 años, pero de haber muerto a manos de un ser que apagó su vida, la cual brillaba con luz propia: era un ser encantador, dulce, extrovertido, interesante, amable, honesto, responsable y de buen corazón.

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Cualquiera diría que un ser que mata a otro es valiente, porque se atreve a hacer algo que muchos no harían ni por equivocación, sin embargo creo que quien acaba con la vida de otra persona es un cobarde. Lo es porque al considerarse incapaz de lidiar con cualquiera que sea el motivo que lo lleva a asesinar (envidia, celos, rabia, una deuda, etc) decide acabar con su problema “de raíz”.

Nunca entendí qué clase de ser humano fue capaz de acabar con la vida de Rolando, una persona que siempre se hizo querer y respetar de todos los que lo rodeamos. Un ser que emanaba amor por sus poros, que le alegraba la vida hasta al más aburrido, y con quien podías hablar del tema que fuera durante el tiempo que fuera. Era tan interesante conversar con él que muchas veces falté a mis clases en la Universidad Jorge Tadeo Lozano -donde él fue profesor durante muchos años y yo estudiante-, por quedarme hablando con él en aquella cabina de radio de la que tengo tantos y tantos recuerdos.

Rolando, sin lugar a dudas, fue la primera persona que creyó en mí profesionalmente. Tenía 17 años cuando me propuso trabajar con él y con la comunicadora Marlin Olea en el programa institucional “Siempre Comfenalco” como locutora y presentadora de la sección “Comfenotas”, junto con mi compañera y amiga Melissa Román. Allí hice mis “pininos” haciendo locución en vivo, persiguiendo entrevistas, cubriendo eventos, pero sobre todas las cosas, allí aprendí de ese maravilloso arte con las enseñanzas del mejor.

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Todavía puedo recordar a Rolando antes de empezar las transmisiones en vivo en Caracol Radio Reloj, frente al más amoroso control master de todos: Joaquín Manjarres. Luego de fumarse varios cigarros, Rolando hacía unos ejercicios de dicción y articulación que eran muy extraños y a su vez chistosos para aclarar y afinar la voz. Gritaba muchas veces ¡JA!, hacía como si fuera a escupir y sacudía los labios como cuando intentas imitar el sonido al encender un carro. Melissa y yo al principio sólo reíamos, luego terminábamos acompañándolo.

Rolando fue mi gran amigo, mi mejor amigo durante los 5 años que estuvo con vida a mi lado. Me llevaba 22 años, sin embargo nos entendíamos a la perfección. A ambos nos gustaba cocinar, escuchar todo tipo de música, cantar, leer, escribir, crear. Ambos amábamos la vida, el Centro Histórico de Cartagena, hacer mercado y comer empanadas chinas al salir de la transmisión de nuestro programa. Ambos odiábamos la hipocresía y las injusticias. Ambos nos entregábamos sin medida a nuestros amigos e irónicamente nos celábamos cuando andábamos más con otras personas que juntos.

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De su particular olor a café y a cigarrillo y de esta y otras anécdotas me acordé hoy cuando le concedí una entrevista a Teresita Goyeneche, una colega comunicadora que está investigando sobre el asesinato de Rolando y su impunidad, y en esa labor ha conversado con unas 15 personas entre sus familiares en Cuba y sus amigos en Colombia.

Fue una entrevista maravillosa aunque un poco extraña para mi al haber estado en la posición de entrevistada. Por mi ejercicio suelo entrevistar otras personas, no dar declaraciones, sin embargo con Teresita, ya son 3 periodistas los que me han solicitado testimonio debido a la cercanía tan estrecha que tuve con Rolando durante los últimos 5 años de su vida.

A todos ellos les dije que por favor no cometieran el error en el que han caído muchos medios de comunicación al calificar a Rolando como un activista de los derechos de la comunidad LGTBI. Sí, él era gay, sin embargo JAMÁS fue activista ni abanderado de ninguna causa diferente a defender los derechos de la infancia, por lo cual creó la fundación Savia en el año 2006.

De hecho encontré en ese afán de destapar recuerdos para la entrevista, una nota que escribí cuando trabajé en el periódico Q’hubo, en ese entonces Nuestro Diario, sobre la naciente fundación Savia, organización que promovía el fortalecimiento de valores, el apoyo en alimentación y salud de niños en comunidades vulnerables.

Rolando estaba tan emocionado con esa nueva aventura que emprendió, que no descansó hasta encontrar apoyo de otras entidades para celebrarle el Halloween y hacer felices a 58 niños del barrio Policarpa en el Castillo San Felipe. Por supuesto allí estuve yo para cubrir el evento.

Tres días antes de su muerte lo vi. Me recogió en un taxi en el trabajo para entregarme unos aretes que me había traído de Cuba (era tradicional ese regalo cuando viajaba), para almorzar conmigo y ponernos al día. Me contó que días antes lo habían drogado con escopolamina en una moto pero que estaba bien. Me molesté con él por no haberme contado antes, sin embargo, más allá de eso sentí preocupación. Nunca me mencionó que recibió amenazas por su vida como han publicado algunos periódicos. Eso puedo asegurar nunca sucedió. Tal vez solo fueron hechos aislados. Quién sabe...

Ese fue el último día que lo vi.

El día en que descubrimos su muerte, recibí una llamada de nuestro amigo Joaquín desde la cabina donde transmitíamos el programa radial, mencionándome que Rolo no había llegado. Eran las 10:20 de la mañana, Luego de unas horas me enteré del suceso mientras esperábamos Claudia Ayola, Édgar Plata, entre otros amigos y curiosos, que la Policía forzara la puerta de su apartamento para saber qué le había sucedido. Lloré de dolor, rabia, tristeza impotencia durante mucho tiempo después.

Hoy lo recuerdo sin dolor aunque su asesinato siga impune. Sólo con un profundo agradecimiento en mi corazón por haber sido más allá de mi mentor, mi apoyo, mi consejero, mi amigo y mi familia. Por haberme ayudado a descubrir mi vocación y mi talento, por haberme enseñado el valor de la vida y de disfrutar haciendo lo que se ama.

Hoy celebro los 54 años de Rolando escuchando el CD Km 13, una compilación de canciones inéditas interpretadas por estudiantes de ese entonces de La Tadeo, a quienes apoyó produciéndolas y promocionándolas entre la comunidad universitaria y públicamente en eventos fuera de la universidad.

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Hoy veo el video de Dulce Condena, una canción que interpretaba con sabrosura y desparpajo y en cuyo video -producido por nuestro amigo Joe Monroy- actué como corista. Siento pena de haber hecho semejante "oso", sin embargo sonrío por haber vivido tantas cosas hermosas a su lado, y le agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de conocerlo.

Hoy me pregunto cómo sería nuestra relación si continuara vivo. Sin lugar a dudas seguiríamos siendo amigos y tengo la convicción que hubiésemos liderado muchos proyectos juntos. Tal vez hubiese enfocado mi carrera hacia las causas sociales y descubierto otras facetas de mi profesión, con su ayuda.

Definitivamente Rolo es uno de los seres más maravillosos que han pasado por mi vida y las palabras no me alcanzarían para contarlo...


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