¿Y tú, ya construiste tu marca personal?


Hay un viejo adagio que dice “dime con quién andas y te diré quién eres”. Yo más bien diría “déjame ver cómo te muestras y te diré quién eres”. Y es que nuestra manera de expresarnos, de comportarnos, nuestra gesticulación, nuestra forma de vestirnos, de maquillarnos y hasta de caminar, hablan por nosotros… se convierten en herramientas para manejar nuestro denominado ‘marketing personal’ o estrategias de venta de nuestra propia imagen.

Una vez, buscando hojas de vida para un cargo operativo que necesitábamos, tuve la oportunidad de revisar aproximadamente 70 currículum diferentes, de todo tipo de perfiles… estudiantes, técnicos, tecnólogos, profesionales y hasta con especializaciones. La experiencia me generó una gran preocupación por la forma tan poco preparada como salen los jóvenes de las universidades respecto a cómo establecer y a su vez promocionar su propia marca personal, que es no es más que ese conjunto de valores, actitudes, gestos, acciones y expresiones que conforman nuestra esencia y hablan por nosotros.

Había de todo… hojas de vida de colores; con estrellitas; con tramados en “marca de agua” en el fondo que terminaban confundiendo los datos. Había las hechas con los diseños predeterminados de Microsoft; las que estaban impecablemente diseñadas seguramente por algún amigo o familiar diseñador gráfico; las que aseguraban que el candidato tenía “don de gentes” (quién se habrá inventado este particular y a su vez vacío juego de palabras); las que habían sido enviadas de correos exóticos como “nenasexiii seguido de algún número" y cosas por el estilo; las que cumplían con el perfil; las que no; con foto; sin foto; en fin, todo un mix de personalidades que se veían reflejadas en los documentos.

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Luego vinieron las entrevistas. Escogimos unas 10 hojas de vida, citamos a los candidatos y allí vino lo bueno…

Para empezar tuvimos una joven que en su hoja de vida consignó que era una mujer enérgica, trabajadora, cumplida y responsable. Cuando le pedimos –la psicóloga que llevaba el proceso y yo- que nos hablara de sus defectos nos dijo “ay no sé (entendible, no es fácil hablar de lo malo que tenemos) yo diría que mi mayor defecto es que soy dormilona, no me gusta levantarme temprano por las mañanas" (¿¿¿???)”. Yo me pregunto ¿cómo puede haber consignado que es cumplida y trabajadora en su HV y luego responder de esa forma tan desacertada –y desmedidamente sincera- en la entrevista?

Vale la pena anotar que esa respuesta vino acompañada de una gesticulación de esas de rascada de cabeza, torcida de boca y sonrisa tímida. Sentí un profundo dolor en mi corazón, pero obviamente mientras le sonreía anotaba en la hoja de la evaluación “no apta”.

Luego tuvimos un personaje con un ego que le brotaba por los poros. Entró extremadamente bien vestido, con una guayabera planchadita, zapatos recién embolados y no se me olvida, una mochila wayuu. No puedo negarlo, me dio una muy buena impresión. Se mostró como un joven seguro de sí mismo.

Sin embargo a los pocos minutos comenzó a “poncharse” en cada una de sus respuestas donde hablaba con soberbia y altivez, incluso su manera de sentarse y gesticular nos indicaron de inmediato que se consideraba demasiado sobrado para el cargo. La psicóloga que me acompañaba anotaba en sus apuntes cosas como “no trabajo en equipo/ arrogancia/ no califica”.

Sin lugar a dudas uno de los momentos más precisos para trabajar nuestro marketing personal es en procesos de búsqueda laboral, por ello uso estos ejemplos para mostrar cómo la falta de él o su desconocimiento nos pueden llevar a perder oportunidades valiosas.

Entonces, el marketing personal es, tal como ya mencioné, una serie de estrategias para vendernos a nosotros mismos, tal como expertos las utilizan para vender productos y servicios, es decir, en el marketing personal nos consideramos a nosotros mismos como un producto con un bajo-medio-alto valor en el mercado (ese valor lo ponemos nosotros con lo que proyectamos).

Su principal función es ayudarnos a proyectar mejor nuestra vida personal y laboral y a ser congruentes entre lo que pensamos y decimos de nosotros mismos, y la manera como nos comportamos, es decir, nuestras actitudes y actuaciones.

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Por ejemplo, no digamos que somos trabajadores, activos y responsables, si luego en la entrevista laboral diremos lo contrario manifestando que nuestro mayor defecto es ser perezoso y que no nos cuesta levantarnos temprano. Ver: Qué defectos que no se deben mencionar en una entrevista laboral. http://www.finanzaspersonales.com.co/trabajo-y-educacion/articulo/que-responder-cuando-le-preguntan-por-defectos-en-una-entrevista/56819

Tampoco incluyas en tu HV virtudes como “comunicativa, facilidad de expresión, etc” si cuando llegas a la entrevista toca sacarte las palabras de la boca con ganzúa. Sea congruente entre sus habilidades personales y laborales, lo que consigna en su currículum y lo que en realidad proyecta.

Trabajar tu marketing personal te ayudará a diferenciarte de los demás profesionales proyectando la imagen que deseas y que al tiempo vaya en concordancia con tu “yo” interior; a dejar huella; a ser visible y apetecido en el competido mercado laboral en el que vivimos; y finalmente a combinar de manera exitosa la formación que tenemos, nuestros objetivos, nuestros resultados, nuestros valores personales y familiares en una obra maravillosa y única que se llama ( ) *ingresa aquí tu nombre.

A las universidades les dejo la inquietud de incluir dentro de sus cátedras o cursos libres (hay temas interesantes más allá del deporte y las artes), algún tipo de proceso formativo sobre marketing personal. Enseñemos a nuestros jóvenes a conocerse, a amarse y respetarse; a proyectar la imagen que desean de manera exitosa, a diseñar y establecer su propia marca personal, a saber cuánto cobrar por sus servicios; a entender –por ejemplo- que la manera como nos expresamos en redes sociales cuando criticamos algo con lo que no estamos de acuerdo, habla por nosotros...

Para finalizar les dejo estos tips para comenzar a trabajar tu marketing personal:

1. Conocerse a sí mismo es lo principal. De allí se desprende todo lo demás. Ten claros tus valores, tus metas personales y profesionales… sueña, crea, piensa y construye.

2. Establece tu planeación estratégica: ¿Quién soy?, ¿Para dónde voy?, ¿Qué quiero hacer con mi vida?, ¿Con qué cuento para lograrlo?, ¿Cuáles son mis Debilidades, Fortalezas, Oportunidades y Amenazas? Fortalece tus atributos y trabaja para superar tus debilidades.

3. Piensa bien quién o cuál es su público objetivo. Así como los productos tienen su mercado, tú también lo tienes.

4. Móntate en tu papel. Lograr posicionamiento no es nada fácil, pero se puede lograr. Siempre piensa en ¿cómo me ven los demás?, ¿es como quiero que me vean? y trabaja para cambiar lo que se salga de tus proyectos.

5. Lucha por siempre ser cabeza y no cola. Un conocido proverbio dice que “es mejor ser cabeza de ratón que cola de león”.

6. Y lo más importante… siempre autoevalúate y si es necesario, vuelve a comenzar.


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