Y usted, ¿se considera ético en su profesión?


Existen diversas posturas sobre si la ética se enseña o se aprende. Yo soy de las que piensa que tanto la ética como todos los valores y antivalores los aprendemos desde muy pequeños viendo y repitiendo el comportamiento de quienes nos rodean. Pueden ser inculcados por la familia, por los amigos del barrio, por los compañeritos de clase , la “seño”, la vecinita, la empleada del servicio que nos crió o la que sólo duró 3 días en la casa, el programa de televisión que nos gusta y ahora la gran amiga de muchos niños que tiene distintas caras: celular, tablet, portátil, computador, ipod, ipad… la tecnología.

Pero definitivamente es la familia la que siembra los cimientos más fuertes de la ética en la vida de un ser humano. Por ejemplo, recordemos nuestra infancia, cuando íbamos a un supermercado con nuestros padres o algún familiar y seguramente a muchos se nos ocurrió “tomar prestado” un quipito, unos chiclets Adams, unas nucitas o una chocolatina jet, y en la reacción que tenían los mayores al darse cuenta, radicaba una buena o mala lección de ética.

Si usted fue de los que obtuvo como respuesta “¿Cómo hiciste para cogerte eso sin que te vieran?” mientras abrían lo que fuera y le daban una buena probada y luego se lo entregaban para que se lo terminara, seguramente no tuvo muy buenas bases sobre ética.

Si por el contrario su papá o mamá eran de los que se devolvía al almacén y lo obligaban a que entregara el artículo “prestado” y lo ponían a pasar pena con el vigilante disculpándose y prometiendo que nunca más lo haría… seguramente esa vergüenza le enseñó algo valioso que no se le olvidará jamás, y es a ser ético en todas sus acciones porque por más pequeñas que parezcan, terminan siendo decisivas en sus comportamientos futuros.

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Imagen: ambitojuridico.com

Pero hoy no quiero concentrarme en la ética en general, sino de ética profesional, esa que nos impulsa o nos impide realizar ciertas actividades en nuestras labores profesionales.

Por ejemplo, nosotros los comunicadores, debemos ejercer lo que se le llama ética periodística, la que establece que la veracidad de los hechos debe primar; no debemos recibir regalos (entiéndase sobornos) de personas y organizaciones para modificar el enfoque de una noticia, publicar o dejar de publicar un tema; ser equitativos, precisos e imparciales; entre muchos otros principios que bien parecen olvidársele a más de uno.

Así mismo los médicos por ejemplo deben regirse por la ética médica, inspirada en los principios del ilustre doctor de la antigüedad, Hipócrates, que tienen que ver con beneficencia, autonomía, justicia, con el respeto de los derechos de los pacientes, con el hecho de no recibir incentivos ni beneficios financieros por parte de los pacientes para recetar estudios o mentir en las historias clínicas, etc.

Los abogados deben aplicar la ética del derecho, siempre teniendo presente que son servidores de la justicia, por tanto, en su rectitud, principios morales y honestidad, radica su credibilidad. Y esto implica luchar siempre por la verdad, la honradez y la justicia, más allá de los beneficios económicos que defender lo contrario le generaría.

Existen también, por ejemplo, muchos casos de investigadores, académicos, científicos que en su afán de lograr reconocimiento, fama y dinero rápido, atentan contra la verdad falseando los resultados de sus investigaciones y generando una bola de nieve para quienes, creyendo en su profesionalismo, utilizan sus estudios de insumo para generar otros más. Entonces la falta de ética de uno, termina distorsionando y sesgando el conocimiento de muchos.

Y así podríamos seguir nombrando cada profesión y mencionar principios, que aunque no estén estandarizados, podríamos intuir se deben cumplir para actuar con ética, responsabilidad y honestidad consigo y con la profesión misma.

Pero… ¿todo este palabrerío se cumple en la realidad?, ¿todos los profesionales se preocupan por tener presentes estas reglas o principios éticos aplicables en su profesión y en todas las esferas de su vida?, ¿todos los padres se preocupan por inculcar en sus hijos la ética, la responsabilidad, la honestidad?, ¿va en todas las ocasiones ligada la ética personal a la ética profesional?... yo diría que NO.

Como vemos en cada uno de los ejemplos de las profesiones que nombramos, el dinero es el común denominador para desviar la ética y las buenas intenciones de los profesionales. Es casi siempre el vil y maldito metal el que hace a muchos olvidarse de sus principios para cometer faltas, algunas pequeñas que hasta pueden pasar desapercibidas (por un tiempo, pues la verdad siempre termina saliendo a flote) y algunas que se constituyen en delitos, ensuciando su hoja de vida, su buen nombre y avergonzando a su familia en general, porque las consecuencias de nuestras faltas no sólo nos afectan a nosotros, sino a todos los que nos rodean.

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Aquí podríamos nombrar a muchos profesionales a nivel nacional e internacional que han sido expuestos al escarnio público por haber faltado a la ética en sus profesiones… policías, abogados, médicos, periodistas, políticos, científicos… pero esos casos todos los conocemos. A lo que quiero llegar es a la reflexión personal, a que pensemos si esos pesos de más, ese minuto de fama, ese “favorcito”, ese “nadie se dará cuenta”, realmente valdrán la pena cuando sus hijos sean víctimas de burlas en el colegio por cuenta de sus actuaciones, o cuando buscando un nuevo trabajo se encuentre con que en el anterior están dando pésimas referencias suyas, lo cual le cerrará cualquier puerta que esté tocando.

En conclusión ser ético en su profesión es tener un pacto con su propia conciencia; es escoger la respuesta correcta cuando tenga dilemas en una decisión que deba tomar; es decirle a su jefe en ocasiones que no tiene la razón y saber argumentarlo (porque actuar como borrego y a todo decirle que sí no es nada ético); es defender su criterio cuando quieran imponerle otro y aplicar los principios de su profesión con rectitud, honestidad y lealtad a sus principios morales.

Ser ético es poder dormir tranquilo por las noches; es no sentirse culpable por nada; es que nadie lo señale ni lo cuestione; es tener una familia orgullosa de usted, de sus actos, de lo que los demás dicen de usted; es tener hijos deseosos de seguir el modelo que han visto en usted.

¿Entonces, se considera ético?... y si no, ¿se anima a serlo?


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