Calentura a la cartagenera


Esta ola de calor que evidentemente no es por las minifalditas de las muchachas que caminan deliciosamente por la torre del reloj y sus alrededores, o por los bikinis que uno ve en Cholón, curvas doradas en las playas, rostros inmaculados que uno presencia en la ciudad vieja, y así cualquier cantidad de manifestaciones que le hace entrar a uno como un fogonazo por el pecho… pues no, ésa no es la ola de calor a la que me refiero, tampoco a los treinta y pico de grados a los que estamos suavemente acostumbrados a la fuerza. Me refiero más que todo a esta ola de calentura a la cartagenera que estamos padeciendo, tampoco es que sea extraña ni ajena –para muchos claro está-, pero que naturalmente se ha convertido en tan poco tiempo en el acabose para un sector exclusivo de la “fantástica”.

El 26 de Marzo del presente año asesinan a tres policías en el barrio Las Palmeras, supuestamente era una rutina de control lo que terminó en una oposición de los asesinos, después se aclararía un poco la situación cuando analizaron los vídeos y se dieron cuenta de que fue un asesinato sin mediar palabra permiso o buenas tardes, a sangre fría casi congelada sin importarle medio ajo lo que les sucediera a los demás. Como era costumbre al principio fue todo confusión, como en casi todos los casos.

El alcalde –bueno, pues sí el alcalde- ordenó la salida inmediata del ejercito a la ciudad, como si estuvieran jugando al Monopoly versión militar; no sé si en ese tiempo fue la mejor decisión, el caso es que después de ese fatídico acontecimiento, la inseguridad seguía vigente en Cartagena, la cual nunca ha dejado de estar.

Meses después, 10 de Agosto por decir algo, atracan al banco Helm Bank en el barrio Manga –precisamente el barrio donde que el comando de la policía; a mí me echan ese cuento y no lo creo, digamos que sería un acontecimiento divinamente macondiano-. Siguen los meses, digamos Septiembre, o mejor, hace poco, o tal vez, hace unos días por ejemplo.

El 14 de Septiembre se formó una balacera al más puro estilo viejo oeste, los detalles muchos lo saben, personas –delincuentes- vestidos con uniforme del INPEC pretendían hacer algo –que todavía no se sabe- contra un cabecilla de alguna organización criminal que tendría detención domiciliaria en ese sector de la ciudad. La ciudad se revolucionó, sirenas, gente corriendo, sangre en las calles, ambulancias, tiros, metralletas; todo esto ocurre en Bocagrande, barrio “seguro” exclusivo de la ciudad donde reside gente pudiente, en pocas palabras ¡esas vainas allá no pasan!

Siguen los días, digamos 18 de Septiembre –ayer por la tarde-, de un tiro en la cabeza matan a una persona en el barrio Pie de la Popa, dicen que se opuso al atraco y por ende, por no colaborar con la causa a los atracadores terminó muerto. Seguimos, -18 de Septiembre, el mismo día por la noche- atracadores interrumpen cena familiar en el restaurante Di Silvio Trattoria, le quitan las pertenencias a varios de ellos a mano armada –entre ellos “El Turco Hilsaca” casi nada-, como ya es costumbre, confusión, llanto, gritos… lo normal; gracias a Dios –el que sea que creas, no hubo muertos- lo curioso, pasa otra vez en Bocagrande, donde hace cuatro días hubo la persecución Hollywoodense de los disfrazados del INPEC; el alcalde –sí, él- salió aplaudiendo la acción rápida de las fuerzas armadas –que en realidad así fue- ¿Qué pasó en las pizzas? ¿No se supone que Cartagena está preparada para eso como lo dijo hasta la saciedad? ¿Otra vez en Bocagrande, el barrio pudiente seguro? Ahí les dejo el trompito.

Creo que les faltó aplicar el viejo refrán “cuando ganes no te sientas el mejor, cuando pierdas no te sientas el peor” le faltó algo de humildad al compa Manolo, se echó mucha flor y partió el bombo diciendo lo excelente que actuaron, pues sí vale mía bien, los cogieron; lo que no estaba en el libreto es que cuatro días después matan a una persona, atracan a una pizzería en el mismo barrio donde alabaste a los policías y que no cogieron a ninguno.

La inseguridad en Cartagena no es para nada nuevo, echarle la culpa al actual alcalde no es para nada la solución, esto viene desde cualquier cantidad de años atrás, de administraciones pasadas, es un tema espinoso amplió gigante el cual no tendría fin simplemente porque eso –la delincuencia- hace parte de nuestra cultura y vida diaria –lastimosamente-.

La solución, es la que él y su equipo de trabajo deben buscar, porque esto no es de ahora como ya lo dije, esto ha sido siempre. Todos los días matan, atracan, hacen fleteos; porque el delincuente sale a trabajar como cualquier otro, ése es su trabajo, trabajo que evidentemente se le está saliendo de las manos a la ciudad y a sus mandatarios ad portas de la firma de paz de Colombia en esta misma ciudad, a cinco minutos del barrio Bocagrande donde han pasado estos últimos sucesos, y que naturalmente la organización “Atrabafle” atracadores bandidos y fleteros, saldrán a trabajar como es normal y en horario extendido porque toda la seguridad estará concentrada en el acto magno de la firma, el cual estoy totalmente de acuerdo.


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