Foto: Rafael Bossio

Incertidumbre y alivio


“Muchas veces uno pide una oportunidad, y cuando te llega, te asustas un poco.” Esta cita de Samuel Aranda, fotógrafo catalán ganador del World Press Photo 2011, nos cae como un bálsamo. Acostumbrados al saqueo, al irrespeto, robo, atraco, burla y despojo, gran parte de los ciudadanos no creen lo está sucediendo. Todos hemos presenciado lo imaginable: las maquinarias, al menos en estas elecciones, fueron vencidas.

Parece que los milagros se soltaron sobre Cartagena el 27 de octubre del 2019. Ante toda predicción, William Jorge Dau Chamatt, activista anticorrupción hace más de 23 años, única persona que ha logrado la destitución de un exalcalde de la ciudad, (Nicolás Curi), con la ayuda absoluta de sus electores, ha derrotado la camorra politiquera. No es dato menor las cifras que han dejado estos comicios, no es para dejar olvidada la estadística del 55.25% de votantes, es decir 440.553 personas de 797.343 habilitados para votar, ejercieron su derecho. Eso en principio, es un acto heroico ante el abstencionismo electoral que campea en este territorio; tampoco es despreciable la suma de 61.250 votos en blanco, lo que nos muestra que algo está cambiando de manera considerable en Cartagena de Indias, eso es un hecho palpable.

Parecería entonces, que se ha elegido alguien que tiene el conocimiento suficiente para gobernar: cartagenero con amplio conocimiento en contratación, denunciante de todos los vericuetos corruptos de la ciudad a lo largo de estos años, conocedor de las leyes y una persona con carácter y sin miedo para señalar ladrones. Sin embargo, se ven más sombras que luces.

La lucha contra la corrupción, aquí o en Cafarnaúm debe ser un acto natural de todo político que tenga el verdadero deseo de transforma una sociedad. No se pueden descuidar los males que afligen a este territorio. Es cierto que la debacle cartagenera nace de una falta de ética que se transforma en el veneno corrupto, sin embargo, se necesita una base fuerte de construcción social, y debe llevarse a cabo un proyecto de ciudad que empiece a corregir las desgracias que hemos padecido por tantos años. Lo anterior, no lo observo en el señor Dau.

Llueven muchas dudas, nace mucho escepticismo desde mi orilla. Veo a una persona luchar contra su deseo -que es incierto, además-, porque todos los mecanismos corruptos no se quedarán quietos. No diviso una solidez al menos en su Plan de Gobierno que denota una escasez de propuestas en todos los temas significativos de la ciudad, que comprenden la salud, movilidad, transporte, cultura ciudadana, sanidad, deporte, seguridad y demás asuntos que engranan esta capital de extremos, solo se advierte la lucha frentera contra los bandidos, lo que es apenas lógico en el mandato de alguien que coge las riendas de la urbe.

Incertidumbre y alivio. Se avista un cambio después de este sufragio, es evidente el hastío de los cartageneros ante la tradición politiquera, se hizo realidad de manera demócrata y eso es un punto a favor para la construcción a futuro de esta sociedad. También se percibe una inseguridad por quien ha sido elegido, ésa es una realidad. El cuidado que hay que tener ante esta efervescencia electoral debe ser minuciosa, no podemos seguir cometiendo los errores pasados donde triunfó el corazón y no el discernimiento. Seamos cautos, pero realistas; esperemos que la sabiduría nunca falte en las decisiones que deberá tomar quien ha sido elegido por la voz del pueblo. Hemos pedido una oportunidad y se nos ha dado, ojalá el susto no sea más grande.      

Foto: Rafael Bossio.

 


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