Desde la desgracia en el barrio Blas de Lezo, acto que ha roto la historia y la ciudad en muchas partes, acto que bajo las investigaciones pertinentes ha sido calificado como catástrofe por pura negligencia, y en otras versiones, solo por la voluntad de Dios; aunque no sé qué tanta voluntad ha podido tener él, cuando cada vez más se demuestra que ha sido culpa de un ramillete de errores humanos, y de toda la mafia que carcome a la humanidad alimentada por la deslealtad, avaricia y poder. Si bien ese fue un momento amargo, que desató posteriormente otras situaciones lamentables en la ciudad, era apenas lógico esperar que de alguna manera empezaran a rodar los puestos administrativos, por no decir cabezas, ya la ciudad no aguanta otro descabezado más.
La procuraduría ha suspendido por tres meses al Alcalde Manuel Vicente “Manolo” Duque principalmente por el desplome de un edificio en el barrio ya antes mencionado: “la magnitud de la tragedia mostró tal negligencia y falta de control en el tema de las construcciones ilegales que nos obliga a tomar decisiones de esa naturaleza” fuente El Universal. Esta decisión por obvias razones no fue tomada en buenos términos por los entes que laboran en dicha administración, incluso organizaron como en épocas pasadas de campaña, una marcha apoyando a su alcalde; regresaron al principio de todo cuando hicieron lo propio por las firmas que le iban a ser anuladas y que lo dejaría casi sin ningún tipo de oportunidad para ocupar el cargo por el cual ahora es suspendido tres meses.
En vista de la orden impartida por el gobierno, era cuestión de tiempo esperar el designado por el Presidente Santos, existía un morbo casi jocoso por saber quién iba a ser el elegido para poner en cintura a esta ciudad, porque existe el imaginario –equivocado entre otras cosas- que la persona que se siente en el trono del Alcalde, tiene que hacer como sea, usando magia o no, con recursos o no, corregir esta ciudad en el menor tiempo posible cueste lo que cueste en todos sus escenarios posibles, sin saber que más que un proceso social, es un optimismo en cierta parte para que dejen trabajar. Y digo morbo jocoso porque ya no queda otra cosa que reír por las situaciones que vive esta ciudad embadurnada de estrés y locura, hay un olor de tanto escepticismo por la Cartagena que todos aplauden, a veces una gran decepción nos invade, y no sabemos qué es peor, que suspendan a un alcalde, o que siga esa displicencia en sus ciudadanos al momento de poder defender su tierra.
Sergio Londoño Zurek ha sido el elegido, cartagenero, 31 años, profesional en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales; aplomado, serio, organizado, respetuoso, bien hablado, sincero, honesto y reposado, son las primeras impresiones que destilan en la rueda de prensa dirigida a la ciudad. Evidentemente no estoy asegurando dichos calificativos, como dije, fue la impresión que ha dejado, ya sabemos que los puestos políticos, más que ser una labor estratégica, también es un performance que engorda una imagen que debe ser proyectada lo mejor posible ante toda una sociedad, y mucho más en ésta, en la ciudad de Cartagena, corralito de piedra que ha satanizado el nombre de Manolo –dicho por el mismo alcalde suspendido en una entrevista a un medio nacional-.
No sabemos cómo ha de lucir tras las cortinas Londoño Zurek frente a los subordinados, que por cierto, han cumplido un papel espléndido de extras detrás de él en la rueda de prensa, demostrando un absoluto acompañamiento y apoyo incondicional con cara de buenos alumnos, apartando al General Poveda que tenía rostro de fatiga o dolor abdominal, o en el peor de los casos, de un interminable cansancio.
No dijo nada extraordinario, sacando la exposición de su hoja de vida –bien explicada por cierto- y la repetición constante del nombre del Presidente de la República; es apenas lógico, está aterrizando a este naranjal, sin embargo, contestó de forma ecuánime y como dicta el guion de los políticos, algo directo, pero con una que otra perla sin caer en la fastidiosa retórica; lástima que eso último no es aplicado por muchos politiqueros del país, entre más locura hable -entre aplausos y gritos, estilo Paloma Valencia- mucho mejor. Londoño Zurek -porque naturalmente vale el apellido- debe hacer un empalme, bien hecho, obvio, si no; seguirá siendo la bola de pelos del gato que se ha venido enredando desde hace muchos años, porque algo está claro en el que se sienta en la silla del Alcalde, sea el tiempo que sea, sea de esta ciudad o de cualquier otra: o trabaja para el beneficio del pueblo y crea a pulso y trabajo una buena imagen, o será la misma pieza de cerámica y barro del montón que en cualquier momento será rota por las uñas de la maquinaria politiquera.
La joven promesa ha enviado mensajes de unidad, transparencia y solidaridad, más el evidente agregado apoyo incondicional de todos los cartageneros, si analizamos este discurso con todos los anteriores que han pasado por los micrófonos de la alcaldía, es el mismo, pero bueno, es el primer contacto, si yo estuviera en ese mismo puesto –cosa bellamente utópica y fantástica- diría exactamente lo mismo ¿quién no pide el apoyo de su pueblo? Lo ha hecho todo funcionario que ocupa cargos de tal magnitud, ésta no iba a ser la excepción. El sorpresivo encargado –sorpresivo para muchos claro está- fue enfático en la continuidad de la administración, y eso es más que cualquier otra cosa, una tranquilidad extrema para los actuales funcionarios, el apoyo en las redes sociales debe seguir por orden del contratista, porque si bien cambia el capitán, la misma labor mediática debe seguir.
Una puerta temporalmente se le ha cerrado al alcalde elegido por el pueblo, una puerta se abre al alcalde encargado elegido por el Presidente, una oportunidad vista con malos ojos por muchos, una coyuntura manifestada con una mirada optimista por otros, si bien cae el peso de su juventud y experiencia en sus espaldas, habría que esperar cómo pasan estos tres meses, no sea que todos nos llevemos una sorpresa, y este joven empiece a cerrar bocas, o definitivamente se demuestre que esta ciudad está destinada al fracaso. La rueda de prensa en términos generales será incluida en la normatividad de la ocasión, y si bien se dijeron cosas casi poéticas, que no salga de Sudamérica el secreto de que “las acciones siempre demuestran porqué las palabras no significan nada”.
Miren por dónde va todo esto, empezado por una tragedia el 27 de abril de 2017, ese mismo día mientras sacaban cadáveres a menos de una cuadra de la casa de mi abuela en el barrio Blas de Lezo, donde viví los primeros cinco años de mi vida, nosotros, su familia, paradójicamente, celebrábamos de forma muy tímida su cumpleaños número 78.