Todo esto está dictado por una confusión que tiene sus inicios en hechos verídicos. No pongamos luces a lo que no es, de momento ubiquemos las granjas y mercados húmedos. La estrafalaria razón de consumir animales exóticos no debería ser orgullo para China, convertirse en la fuente de la excentricidad en lo culinario y ser el criadero principal de los virus que se incuban por la negligencia del Gobierno para patrocinar las demandas de la gente, no es una satisfacción.
Hay que manosear la historia para entender de dónde surge todo este caos. En 1960 China pasaba por una crisis económica por la implementación del Gran salto adelante, una operación de medidas sociales, políticas y económicas. El hambre mató a más de 25 millones de personas aproximadamente; no podían alimentar a más de 800 millones de habitantes. En 1978 el Gobierno renunció a este control alimentario y accedió a la cría privada de animales, posteriormente, decreta la Ley de Protección animal, que destinaba a los animales propiedad del Estado.
Era cuestión de tiempo que los granjeros se estimularan a la cría de animales silvestres y con esto, toda una industria. La industrialización agrícola conllevó a que si un animal está infectado, el animal infectado sería consumido, la enfermedad progresaría en humanos y éste, trasmitiría el virus de persona a persona. El hacinamiento y las pésimas condiciones sanitarias de la cría y venta de estos animales en los mercados húmedos, es considerado la principal causa de la aparición y circulación de los virus. Al mismo tiempo, el tráfico ilegal de animales silvestres crecía de manera exponencial. Criaturas en vía de extinción llegaban diariamente a los mercados húmedos chinos, una próspera empresa que genera montañas de dinero.
Pasó lo inevitable. En el año 2000, los mercados húmedos estaban rebosantes. En el 2002 un brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) inició en un mercado de Pekín, el rastreo del SARS fue identificado en un coronavirus que migró de los murciélagos a la Civeta de las palmeras, y de ahí a los humanos; el alto consumo de este animal silvestre fue la entrada del SARS. Se extendió a todo el país y llegó a 29 naciones, 800 personas aproximadamente murieron y más de 7.000 personas estuvieron contagiadas. Cerraron los mercados, meses después, los volvieron a abrir. Por supuesto.
En 1996 se detectó por primera vez en China el virus H5N1 (virus de la influenza aviar) en gansos. En 1997 se manifestó por primera vez en humanos en medio de un brote de aves de corral en Hong Kong. En el 2005 un nuevo brote se dispersó desde China hasta el sudeste asiático. El H5N1 se ha encontrado en aves de corral y silvestres en más de 50 países de África, Asia, Europa y Oriente medio. No ocurre sólo por el consumo de animales silvestres, también por las malas prácticas de cría en granjas y, por la migración de aves hacia otros territorios, manifestación pura de la naturaleza.
La influencia que estos mercados ejercen en el país, ha hecho que estas calamidades ocurran. El consumo de estos animales silvestres no sólo se concentra en el apetito extravagante de los participantes que posee, recordemos que toda esta oferta también se utiliza para la creación de pócimas y usos de un sinfín de caprichos.
18 años después, en la ciudad de Wuhan, de la provincia de Hubei empezó a identificarse un brote de SARS-CoV2, la segunda versión del SARS aparecido en China en el 2002. Las iniciales de COVID-19 indican “coronavirus disease” una alargada familia de virus que pueden afectar animales y humanos con picos de glucoproteína que simulan la figura de una corona, traducida como enfermedad de coronavirus, más el año de su descubrimiento. No es claro el origen del SARS-CoV2, autoridades chinas no descartan su inicial propagación en mercados húmedos de Wuhan, sin embargo, las investigaciones todavía son muy prematuras para determinar en qué animal o de qué manera inició su transmisión.
Al inicio del brote SARS-CoV2, los mercados fueron cerrados. Después de meses de lucha contra el virus y posterior control sobre él, algunos mercados húmedos en Wuhan han abiertos sus puertas. La historia se repite ante la orden de diferentes entidades de todo el mundo que piden el cierre de los mercados húmedos.