Todavía queda


Necesito el indulto de tu cuerpo,
puede pensarse que exagero,
mas hablo de una necesidad
tan fundamental como misteriosa.

No ha sido algo congénito
sino adquirido de muy lejos en el tiempo.

Conjeturo palabras que parecen de una colegiala con trenzas,
se abren y cierran los caminos menos pensados,
una reclusión, una vorágine, el firmamento;
y entonces se interrumpen las tareas cotidianas,
olvido, en las mañanas, prepararme el café,
confundo las tardes y las mitologías,
y abrigo esperanzas fútiles
en las que habita tu ánima en mi cuarto mal habido.

Y allí, donde todo es tan insuficiente,
todavía queda una cama que no se va a deshacer como debiera.


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR