Artilugios de la lengua


No supimos en qué momento los negros dejaron de ser negros para convertirse en afros. No supimos en qué momento decir negro se convirtió en ofensa y pecado mortal. No supimos tampoco en qué momento la fuerza y resonancia de tan gentil vocablo transmutaron en lo impreciso y estrambótico del término afrodescendiente.

Y digo que es impreciso porque de África surgió toda la humanidad, no solo los negros. Además, grandes grupos de bereberes, blancos, árabes o judíos, entre otros, han habitado las tierras africanas por siglos. Así entonces, el uso de la palabra afrodescendiente para nombrar solo a los descendientes de africanos esclavizados, como lo pretende la ONU y algunos otros, es cuando menos una falacia, un triste eufemismo.

Es triste y además grave porque da a entender que negro es un término inconveniente, un insulto, un maltrato. Y no es así, pues la ofensa no está en el lenguaje sino en la mentalidad. Para poner a zumbar la fusta de un insulto basta con una pequeña inflexión en las palabras, incluso en las más inocuas.

Y no porque ahora se les llame afrodescendientes entonces hay mejores oportunidades para las comunidades negras. Y no porque ahora les llamen afrodescendientes a los negros entonces las conductas racistas se apaciguan. No. Los pasos deberían ir en la dirección contraria: en lugar de sucumbir a la connotación negativa de lo negro al buscarle reemplazos, la actitud debe ser la de reafirmarse en la dignidad de lo negro, pero no como esa indeseable y arrogante expresión de lo superior, sino apenas como algo cotidiano. Llegar a que sea tan común y sencillo como lo son el amarillo, el azul o el blanco.

El verdadero reto está en educar a las nuevas generaciones de manera que el vocablo negro se escuche y se lea del mismo modo en que se leen y se escuchan los tantos otros del español. Porque con el paso del tiempo el lenguaje se encoge y se estira, y al final los eufemismo terminan convirtiéndose en insultos también. Así, mientras sigamos buscando la fiebre en las sábanas, llegará el día en que el término afrodescendiente se use para ofender. Ese día no faltarán los que salgan a inventarse nuevas palabras; pero al final seguiremos en las mismas, porque no hemos entendido que el respeto y la dignidad no son asuntos que se resuelven con artilugios de la lengua.

@xnulex


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