Lo que pregonan no es nada distinto al consumismo ordinario y mediocre que nos ciñe las vidas.

No nos “autoayuden” más


El mercado de la autoayuda crece. La demanda de libros de este tipo aumentó 47 % en España si se compara el periodo enero-marzo de 2022 con el mismo periodo en 2023. Es en el mundo una industria imparable.

Confieso que divulgo frases que ayudan a mirar desde otra perspectiva nuestro deambular azaroso, que una muleta emocional aumenta el optimismo y un poema nos da la porción sensata de “sentimentalismo”.

Pero veo a gente aferrada a esos contenidos como un madero en mitad del naufragio y en las librerías colocan en la misma sección de autoayuda a importantes libros de psicología, es como si se le asignara la lógica de mercado de la música del “perreo” a una de las ciencias más serias.

Hay discursos motivacionales excelentes, pero están sepultados por basura. Los apóstoles de la motivación han reciclado doctrinas de las primeras décadas del siglo XX: Dale Carnegie y Napoleón Hill y han agregado ideas del budismo, pasajes de Confucio, de Lao-Tse, e incluso de Carlos Castaneda y la Biblia. Todo empaquetado con un aire imperioso y convincente.

Estos tipos son vedettes en los medios ––algunos han visitado nuestra ciudad––, pero se les cae el disfraz cuando reducen el logro personal a lo económico. Lo que pregonan no es nada distinto al consumismo ordinario y mediocre que nos ciñe las vidas.

Para esta corriente si uno espera que el futuro sonría, pues sonreirá, ya que los pensamientos influyen en la materia. Estas ideas nos conducen a que trabajemos sin cesar con la conciencia de que podemos acceder a todo tipo de bienes sólo con tener un pensamiento positivo. Es decir: no hay excusas para el fracaso. De esta manera nos inyectan la idea de que los ricos, por ser ricos, nunca se equivocan y de paso nos adherimos, con todas nuestras fuerzas, a la economía de mercado.

Esta industria no entiende que en el juego de la existencia los dados están cargados, pero nos ofrece píldoras, consejos y ejercicios para dejar de fracasar ya que el verdadero obstáculo está en la cabeza y no en la distribución de la riqueza.

Párenla, no nos “autoayuden” más.

Estas ideas nos conducen a que trabajemos sin cesar con la conciencia de que podemos acceder a todo tipo de bienes sólo con tener un pensamiento positivo.

 


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