¡HASTA EL FINAL!


"La política es el arte de hacer posible lo deseable" (Václav Havel)

En Venezuela, el sueño de una democracia verdadera parece más lejano cada día, pero figuras como María Corina Machado simbolizan la resistencia, la lucha por la libertad y la justicia en un país sumido en la represión. En la distancia por no poder acudir a recibir el prestigioso Premio Václav Havel de Derechos Humanos, Machado reafirmó su compromiso con la causa democrática en Venezuela, utilizando la frase "Hasta el final" como estandarte de una batalla por la recuperación de un país secuestrado por la dictadura de Nicolás Maduro y sus cómplices. Esta frase, sencilla pero poderosa, encierra una promesa de perseverancia y esperanza frente a un régimen autoritario que, lejos de mostrar señales de apertura o reforma, ha intensificado su represión en los últimos años.

El galardón otorgado a Machado es un reconocimiento internacional que trasciende su figura personal. Es un reconocimiento a la lucha incansable de millones de venezolanos que, como ella, se niegan a aceptar la opresión y que siguen exigiendo elecciones libres, un Estado de derecho, y el respeto a los derechos humanos. El Premio Václav Havel, instituido por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en 2013, es un símbolo de la defensa de los valores fundamentales de libertad, democracia y derechos humanos, causas que Havel mismo encarnó como disidente en la Checoslovaquia comunista. En este sentido, Machado no solo comparte la distinción, sino también el legado de lucha pacífica contra un régimen opresor, inspirando a generaciones de venezolanos a continuar su lucha, "hasta el final".

La situación en Venezuela se ha deteriorado gravemente en los últimos años, según lo señalado por el quinto informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, presentado por Marta Valiñas ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en septiembre de 2024. Este informe documenta cinco patrones de graves violaciones a los derechos humanos que incluyen asesinatos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tortura y violencia sexual. Todas estas atrocidades son indicativas de un Estado que ha abandonado cualquier pretensión de legalidad y que ha consolidado un aparato represivo para sofocar cualquier disidencia.

El asesinato de Julio Valerio García en el estado Táchira la noche de las elecciones del 28 de julio de 2024 es solo un ejemplo de la brutalidad que el régimen de Maduro ha desatado contra su propio pueblo. Mientras ciudadanos pacíficos esperaban los resultados electorales, encapuchados armados abrieron fuego, en un episodio que ilustra el clima de terror que impera en Venezuela. A pesar de las investigaciones preliminares que señalan la presencia de civiles armados, interactuando con fuerzas de seguridad como la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, las autoridades han mantenido un manto de impunidad sobre estos actos, protegiendo a los responsables y continuando su campaña de represión.

En este contexto de opresión, las palabras de María Corina Machado cobran un significado aún más profundo. La promesa de luchar hasta el final no solo es un compromiso personal, sino una convocatoria a la resistencia colectiva. Machado es consciente de que la lucha por la democracia en Venezuela no es una tarea que se pueda cumplir de inmediato ni con facilidad. La represión, tal como lo documenta el informe de la Misión Internacional, ha alcanzado niveles escalofriantes, con 1,692 personas detenidas tras las elecciones, según la ONG Foro Penal. Estas detenciones, en muchos casos acompañadas de tortura y desapariciones forzadas, buscan sembrar el miedo en la sociedad venezolana. Sin embargo, lejos de disuadir a la oposición, estas tácticas de terror han fortalecido la determinación de figuras como Machado, quien se niega a ceder ante la dictadura.

La frase de Václav Havel, "La política es el arte de hacer posible lo deseable", resuena en el contexto venezolano como un recordatorio de que los ideales de libertad y justicia no son utopías inalcanzables. Son objetivos legítimos y posibles, que requieren de valentía, estrategia y persistencia. Machado, al igual que Havel, ha asumido el papel de líder de una resistencia que busca hacer posible lo que muchos consideran imposible: la recuperación de la democracia en un país donde el Estado de derecho ha sido prácticamente desmantelado. El informe de Marta Valiñas subraya que Venezuela está al borde de una desintegración completa del Estado de derecho, con un gobierno que actúa de manera arbitraria y que ha convertido a las instituciones públicas en herramientas de opresión.

El premio a María Corina Machado es, en este sentido, un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Al otorgarle este galardón, la comunidad internacional reconoce la valentía de aquellos que, como ella, continúan luchando por los derechos humanos en las condiciones más adversas. Este reconocimiento también envía un mensaje a los venezolanos: no están solos en su lucha, el mundo está observando, y aunque el camino hacia la libertad es largo, no es imposible.

Machado dedicó el premio a todos aquellos que luchan por la libertad en Venezuela. Este gesto pone en relieve la importancia de la solidaridad en la lucha contra la tiranía. Machado no busca gloria personal, sino el bienestar de su país, y en este sentido, su lucha es la lucha de millones de venezolanos que desean ver el fin de un régimen que ha empobrecido a su nación, que ha asesinado a sus ciudadanos y que ha pisoteado sus derechos fundamentales.

El camino hacia la democracia en Venezuela está lleno de obstáculos, pero la frase de Machado, "Hasta el final", sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que sueñan con un futuro mejor. Mientras continúe la resistencia, mientras haya voces valientes como la de María Corina Machado, la posibilidad de un cambio real y duradero permanecerá viva. El régimen de Maduro puede controlar las instituciones, las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación, pero no puede silenciar la voz de un pueblo que ha decidido no rendirse. La lucha, como bien lo ha dicho Machado, continuará hasta el final.


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