II. "CRISTO ES LA RESPUESTA"... ¿Cuáles son tus preguntas?


  • ¿Existe Dios? ¿Quién es Dios? ¿Para qué sirve creer en Dios?

La envolvente nube blanca

Miércoles 12 de diciembre de 1984, 9:15 p.m. La puerta se abre y de la casa emana una enorme y envolvente nube blanca, con destellos brillantes de luz, que, como rayos incandescentes, se acompasaba al retumbar de una poderosa voz que nos estremecía como un trueno y me llamaba aterrorizantemente por mi nombre: 

M A U R I C I O O O !!!

Multiverso

Eran las 9 de la noche de aquel fresco miércoles decembrino en la bella Cartagena de Indias. Estaba viendo televisión con mi papá y mi hermano cuando, de pronto, mi papá se voltea y me dice: "Mauricio, ve a buscar a tus hermanas al grupo de oración que ya es tarde". Para entonces, yo tenía 17 años, Elias tendría 15, Vicky 14 y la Mona (Rosángela) llegaba a los 13. Esto explica por qué tenía que ir a buscar a mis hermanas, ya que en el imaginario de la época, las 9 de la noche a mitad de semana eran "tarde" para estar en la calle.

Refunfuñando y alardeando de mi condición de universitario en vacaciones, le dije a mi papá que por qué no mandaba a Elias, y él (Elias) de inmediato intervino diciendo que precisamente por eso, porque yo estaba de vacaciones, debía ir a buscarlas, ya que él iba todos los miércoles a recogerlas, dado que yo estudiaba Medicina en la Universidad Metropolitana de Barranquilla y él aún era estudiante de bachillerato en la loma de La Salle. Ante semejante argumento, entendí que no valía la pena discutir el asunto; él tenía razón. Me levanté, me dirigí a la puerta, y entonces alcancé a escuchar dos de sus recomendaciones, con su natural tono de costeño desparpajado, me dijo que aprovechara para "mamarles gallo", ya que ese era un grupo de "carismaniáticos". La segunda recomendación era que aprovechara a ver "si me levantaba a alguna pelá del grupo".

Bueno, ya que "me tocó" esa tarea tan "mamona", le dije a Clara, mi vecina que estaba en la entrada de su casa, que me acompañara a buscar a "la Vicky" y a "la Mona". Clara aceptó, y juntos nos dirigimos al apartamento de la familia Quessep. Ana Karina Quessep, compañera de mi hermana Vicky, Suad Helena (la hermana mayor, quien ese año había participado en el Concurso Nacional de la Belleza representando al Departamento de Sucre), y Ángela, su madre, eran las anfitrionas.

El trayecto de mi casa al apartamento de Ángela era relativamente corto, unas cuatro cuadras aproximadamente. Clara y yo íbamos hablando, así que el trayecto se hizo aún más corto. Al llegar, tocamos el timbre, y fue ahí cuando ocurrió lo impensable.

La envolvente nube blanca

Al timbrar, esperamos una fracción de minuto y la puerta se abrió. La cálida voz de Ángela nos saludó; recuerdo que me miró y me dijo:

"¿Holaaaa mijito, cómo estás? ¿Cuándo llegaste de Barranquilla? ¿Y ese milagro? ¿Qué los trae por acá?

"Hola Ángela, es que mi papá me mandó a recoger 'a la Vicky y a la Mona'".

"Ay mijito, figurate que hoy me llegó una visita y se acaban de ir. Justo ahora mismo vamos a empezar el grupo de oración. Pero pasa, entra, quédate con nosotros y acompáñanos, va a ser cortico porque ya es tarde".

Clara y yo nos miramos como preguntándonos cómo nos escapábamos de esta situación.

(Yo sinceramente estaba pensando esto: "Nojoda, qué suerte la mía. No solo me gané la lotería de recoger a mis hermanas, sino que ahora me tengo que quedar en esta vaina").

Pero bueno, ante esta escasez de opciones, Clarita y yo entramos, nos sentamos, y comenzó la cosa... cantaron, oraron y suassss abrieron la Biblia. La persona que estaba dirigiendo en ese momento el grupo (creo que era "Orlando Lozano") me pasó la Biblia y me dijo:

"Ya que eres nuevo, te invitamos a que seas tú quien lea el texto hoy".

Tomé la Biblia, los miré a todos, y comencé a leer el texto del capítulo 1 del libro del Profeta Jeremías, versículos 3 al 8: "La palabra del Señor vino a mí en estos términos: 'Antes de que te formara en el vientre materno, ya te conocía; antes de que salieras del seno, ya te había consagrado. Te he establecido como profeta para las naciones'. Respondí: '¡Ay, Señor! No sé hablar, soy demasiado joven'. El Señor me dijo: 'No digas: ‘Soy demasiado joven’, porque irás adonde te envíe y dirás todo lo que te ordene. No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-'. El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: 'Pongo mis palabras en tu boca'".

Multiverso

Hasta aquí la historia, o mejor dicho, el pedacito de la historia que quería compartir hoy. Recuerden que el texto anterior se titulaba "CRISTO ES LA RESPUESTA"... ¿Cuál es la pregunta? y que terminaba diciendo: "Esta historia continuará". Pues bien, esta es la continuación de ese artículo, que también tendrá su continuación en los próximos artículos que estaré publicando. ¿Por qué? Porque el tema que estoy reflexionando con ustedes es el más importante en cualquier ejercicio teológico que hagamos. Estamos hablando nada más y nada menos que de "la revelación de Dios". Por eso, me tomaré el tiempo necesario para explicarles cómo fue que conocí a Dios, por qué Cristo es la Respuesta y cuáles son esas preguntas que en él han encontrado solución.

Por ahora, les digo que Dios no se revela de formas tan extravagantes como lo describo en el relato inicial. Es decir, algo de este estilo nunca ocurrió: "La puerta se abre y de la casa emana una enorme y envolvente nube blanca, con destellos brillantes de luz, que, como rayos incandescentes, se acompasaba al retumbar de una poderosa voz que nos estremecía como un trueno y me llamaba aterrorizantemente por mi nombre: M A U R I C I O O O !!!"

Si eso hubiera pasado, hubiera salido corriendo o me hubiera muerto del susto.

La única voz que Clara y yo escuchamos después de timbrar y de que la puerta se abriera fue la voz de Ángela. Una vez dentro del apartamento, la "magia" de Dios, si es que se puede hablar así, apareció como siempre lo hace él, a través de mediaciones humanas. Dios habla, sí, se revela, sí, pero siempre es a través de mediaciones humanas y en lenguaje humano. Si lo hiciera de otra forma, simplemente no lo podríamos entender, y por lo tanto, no habría revelación.

Es crucial entender esto, por eso en el próximo artículo me centraré en explicarles por qué solo yo recuerdo esa fecha con tanto detalle y precisión, al punto de que estoy muy, pero muy seguro de que ninguno de los otros actores aquí mencionados recuerda algo de lo que acabo de contar. Para Clara, Vicky, Rosángela, Ángela, Ana Karina, Suad, Orlando, y los demás que estuvieron conmigo esa noche, esto que les escribo aquí no es más que un relato novelesco fruto de la imaginación del autor, pero, tengan la seguridad que para mí no lo es; es historia, es recuerdo, es vida. Como les dije, esto solo se entenderá mejor en el próximo artículo cuando conversemos sobre lo que es una experiencia empírica y lo que es una experiencia existencial.

Esta historia seguirá continuando...


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