De Spiderman a Batman


Stan Lee es el Hug Hefner de los comics. Al igual que el fundador de Playboy, Lee hizo de sus fantasías de adolecente un emporio y llegó a sexagenario rozagante haciendo lo que más les gusta.

Lee creó un universo de superhombres y lo llamó Marvel. En la década de los sesenta tenía junto a él talentosos dibujante y escritores que se encargaban de enriquecer los personajes que salían de su imaginación: X-Men, Hulk, Spiderman, Los Cuatro Fantásticos, Thor, Capitán América, Daredevil y Iron Man son solo algunos de los que hemos visto en cine últimamente y que empezaron sus correrías en la páginas de los comics.
Su archienemigo era DC Comics, la editorial que publica a Batman, Superman, la Mujer Maravilla y toda la Liga de la Justicia. Hasta estos días la amistosa rivalidad se mantiene entre sus seguidores y no falta quienes se atrevan a decir que Superman le gana a todos los X-Men juntos. Yo, sinceramente, lo dudo.
Este mes gracias a una maravillosa alineación planetaria vamos a ver la nueva versión de Spiderman y la última entrega de Batman de Cristopher Nolan protagonizada por Christian Bale con solo unos días de diferencia.
De Spiderman a Batman hay un mundo de diferencia.
La historia del primero se desarrolla en una típica ciudad norteamericana, con rascacielos emblemáticos fácilmente identificables de los que se cuelga y descuelga el hombre araña; la primera entrega, bajo la dirección de Sam Raimi, tuvieron que editarla solo unos meses antes de su estreno en el 2002 porque incluía imágenes del World Trade Center antes de ser derribado.
Mientras que Batman habita en ciudad Gótica, un lugar al borde del caos con una atmosfera húmeda y oscura en la que parece que siempre estuviera lloviendo o que acabara de llover. Puede ser Bogotá, puede ser Seattle, puede ser Londres y es todas al mismo tiempo con sus problemas de corrupción, de delincuencia, con ciudadanos decepcionados a la espera de que algo o alguien cambie las cosas.
Los dos superhéroes son incomprendidos, se ocultan tras una máscara y eso genera desconfianza pero Batman Begins de Nolan justifica elegantemente el uso de los ridículos disfraces.
Ra´s Al Ghul, maestro de Bruces Wayne, le enseña que la mejor forma de infundir temor en sus enemigos es recurriendo a la teatralidad, el aplicado alumno hace caso y literalmente materializa sus temores dando inicio a la leyenda del Caballero Oscuro.
Ese Batman, interpretado por Christian Bale, le devolvió la dignidad al hombre murciélago luego de ser exhibido y ridiculizado por Joel Schumacher en Batman & Robin, afortunadamente solo hizo una.
De Spiderman no se puede decir lo mismo. El personaje de Peter Parker es joven, inmaduro, un poco tonto y medio nerdo; eso, en el rígido esquema social norteamericano lo hace diferente y por lo tanto un relegado. En las tres primeras entregas (no solo una, tres!) de Spiderman protagonizadas por Toby Maguire agudizaron esas características casi hasta el fastidio.
Con el Spiderman versión 2012 interpretado por Andrew Garfield sigue siendo el mismo adolescente tonto e inmaduro pero con personalidad. Tiene los problemas típicos de su edad: está en busca de su identidad, pierde temprano a los modelos que deberían servirle de inspiración: su padre lo abandona, a su padrastro lo mata un ladrón y su maestro se convierte por elección en un lagarto gigante; a eso se suma que el papá de su novia no lo acepta y tiene que adaptarse a los cambios físicos que experimenta de la noche a la mañana gracias a la mordida de una araña genéticamente modificada.
Aunque algunos digan que es más de lo mismo se equivocan, puede que sea la misma historia pero contada bien y acorde a su público. Tiene humor, tiene drama, tiene acción, efectos especiales y la dosis infaltable de patriotismo gringo.
En otro lado del espectro están las tres entregas de Nolan con un superhéroe más adulto pero con más conflictos de personalidad que el adolescente Peter Parker, con un Bruce Wayne con una fuerte carga psicológica y aunque se desarrolla en una ciudad de fantasía su trama es más acorde con la realidad mundial.
Falta ver la tercera para comprobar si el cierre del Caballero oscuro protagonizada por Christian Bale supera a sus antecesoras.


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