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Las películas de superhéroes me resultan irresistibles, las veo sin ninguna expectativa y las consumo con la misma gula con la que puedo devorar una buena hamburguesa. Al final, sé que no me aportan mucho, que debí verme En Coma en lugar de Thor y por lo menos apoyar el cine nacional o comerme una ensalada y sentirme light, pero la satisfacción que me producen no la cambio por nada.
Mis batallas entre las tentaciones y la fuerza de voluntad casi siempre las ganan las tentaciones.
Pero para que una película de superhéroes sea buena, sin demasiadas pretensiones (no todas pueden ser Batman de Nolan), debe cumplir con ciertos parámetros.
La historia y los personajes.
Como espectadores buscamos identificarnos con alguno de los personajes. En el fondo, el niño que llevamos adentro disfruta las aventuras, la fantasía de tener súper poderes y la premisa de que el bien siempre triunfa sobre el mal.
Stan Lee y su equipo de Marvel se inspiró en los mitos nórdicos, tomó sus personajes, les puso vestuarios futuristas y los mandó a interactuar nuevamente con los humanos, el resultado fue Thor, el último comic llevado al cine.
En la mitología, Thor era el dios del trueno, uno de los más importantes después de Odín, creador del Universo conformado por nueve mundos entre los que se encuentran Asgard donde habitan los dioses, desde donde se ve todo lo que sucede en Midgard el lugar de los hombres.
Los dioses de Asgard pueden desplazarse entre los mundos a través del Bifröst, el puente arco iris.
Los mitos nórdico son complejas representaciones del mundo, su creación y el curso de la vida; sus dioses no eran perfectos, estaban llenos de defectos y virtudes y sus comportamientos influían en destino de los humanos; no conozco el comic, pero por lo que se ve en la película el equipo de Marvel optó por el camino fácil, tomaron esas historias milenarias, les agregaron uno que otro adorno y las convirtieron en un producto pop por excelencia: un comic.
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Aunque respetaron algunos aspectos del mito, la historia de Thor no me convence, la mezcla entre superhéroes, mitología, ciencia ficción y fantasía es forzada.
La caricaturización de los personajes se lleva al extremo y termina siendo ridícula. La trama se estanca en la presentación de los personajes y el planteamiento de la historia.
Lo más destacable de Chris Hemsworth, quien interpreta a Thor, el dios orgullos e impetuoso que es desterrado a la Tierra hasta que aprenda a comportarse, son sus perfectas abdominales.
Natalie Portman hace el papel de Jane el interés sentimental de Thor (todo superhéroe necesita a su enamorada), una científica que estudia fenómenos climatológicos inexplicables. Tal vez es el personaje más simple que ha hecho hasta el momento.
Odín, personificado por Anthony Hopkins, es el único que se toma en serio su papel, transmite la solemnidad, el poder y la sabiduría que le conferían los nórdicos al creador de todo.
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Las escenas de acción no tienen fuerza, en las dos batallas más importantes Thor termina derrotado y sirven como giro en la historia pero no logran despertar mayor interés.
Efectos especiales
Los efectos especiales son bien aprovechados. La secuencia de inicio intenta atrapar la atención y marcar el ritmo de la película pero en la transición entre los mundos y sus atmósferas no es fluida, queda la sensación de una película dividida en tres partes: la que transcurre en Asgard, en Jotunheim y en la Tierra.
Lo más destacable es la recreación de Asgard, con edificaciones doradas y majestuosas y el puente arco iris que la comunica con los otros mundos. Todo es soberbio en Asgard, a diferencia de la Tierra, que aparece como un pueblo paupérrimo perdido en el medio de un desierto.
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El protector de las reliquias de Asgard, un gigante metálico que bota fuego por la cabeza es lo mejor de los efectos especiales de Thor, pero no es suficiente para pagar por una función en 3D.
Actualidad
Las historias y personajes de los comics evolucionan con el tiempo, el mundo cambia de enemigos y eso se refleja también en las producciones cinematográficas.
La lucha contra el comunismo fue remplazada por el terrorismo. Como en la vida real, en las historias de superhéroes cualquier acontecimiento fuera de lo común que no pueda ser explicado es atribuido inicialmente al terrorismo hasta demostrar lo contrario.
En Thor el tema no es tan explicito pero sí está presente, en la historia aparecen agentes especiales del Gobierno que sin dar explicaciones entorpecen la misión del superhéroe alegando que es una amenaza, esos hombres de negro bien pueden sacarse de la película y no hace ninguna diferencia.
Aunque fue una de las películas más taquilleras en Estados Unidos, la historia no tiene el atractivo y los personajes carecen del magnetismo de otros superhéroes, Thor probablemente se olvidará muy rápido luego de los estrenos de X Man: First Class y Capitán América.