Mucho tiempo y mucha memoria para saberse tanta historia, pero sobretodo mucho talento y mucho feeling para percibir lo que sucede en el entorno y convertirlo en melodía, con letras inspiradas en musas de carne y hueso, con protagonistas del diario, de la calle, que llegan al oído, se quedan en el alma y bajan a los pies para bailar. Vienen de Cartagena (y 25% Tuluá) con su guitarrita funkera con la palangana llena al son de un Caribefunk.
Y así, igual que su género, se llama esta agrupación conformada en Buenos Aires por Funk-cho, Andrés, Junior y Yamil, que aunque no nació a orillas del mar como la mayoría de sus integrantes, lleva el sello Caribe en su ritmo, acento y estilo, un tatuaje indeleble que muestra a nuestra cultura dondequiera que vayan.
Tocan en la plaza, tocan en la calle, bailan el fandango, la gente sale, son un híbrido perfecto que contagia y encanta, no hace falta que suenen sus canciones en la radio local porque su estilo cautiva solo, y una muestra de su valor es ganar un lugar importante en la ciudad sin someterse al "lobby" de las emisoras y que por otra parte gozan de reconocimiento a lo largo y ancho del contiente. Su propuesta musical novedosa y diferenciadora hace visible al ciudadano de a pie, de carreta o de bicicleta, le cantan a la mujer, desde la amada, hasta la chismosa y la solterona, ponen en manifiesto la realidad de nuestra Cartagena, dejan al descubierto nuestros verbos característicos "mamando cable" o "mamando gallo" llevando nuestra cultura de boca en boca para el deleite de sus fans. Parece que se levantaran de la cama fastidiados de lo bien, porque Caribefunk la vacila todos los días.
Pa' la gallina el maíz, pa' los pollo' el arroz, para María, José y pa' tí Caribefunk, y como son pa' mi, les confieso que me gusta lo que llevan ahí escondido porque me hacen entenderlos de manera divertida, en concierto me hicieron suspirar hasta morir, su música me sabe a la fruta del pregonero, me hace recorrer nuestra Cartagena como la chamuyera en su bici y me pone de cabeza como el San Antonio de Teresa.
Y es que tienen tanto repertorio como proyección, porque cada cartagenero, cada Caribe despierta su inspiración y su talento imparable que promete sabor para rato. Con el paisaje de sus videos son los encantadores de serpientes que dibujan y relajan el ambiente, pero que también nos recuerdan que al camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
Escribir (música o literatura) siempre servirá para inmortalizar sentimientos y es un vehículo para viajar directo al corazón, con mis letras pretendo expresarles mi admiración y fascinación por su estilo, música y logros y brindarles una combinación de sus letras con las mias (aunque en menor dimensión) como homenaje desde mi inspiración. Y como ustedes ya me dijeron "Camina María que vamos pa'lante" quiero contestarles que "Caribefunk les traigo yo".
Porque es más importante la felicidad,
Donde salga el sol ahí me quedaré
Y donde haya Caribefunk nunca dudaré.
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