Día de la madre, para las que tomaron el tren "a tiempo"


Hoy celebramos la dicha de la maternidad, de la procreación, la vida, la crianza. Como hijos, la fortuna de tener (o haber tenido) una grandiosa madre para llenarnos la vida de amor, lecciones, anécdotas y felicidad, y para quienes somos madres, la bendición de haber traído una personita al mundo, la perpetuidad del amor, la descendencia.

A propósito de este tema, nuestra sociedad nos ha tejido telarañas cual plazos límites para ser madres, o lo que es peor, la obligación involuntaria a las mujeres y parejas de optar por este estilo de vida mediante una lluvia de preguntas incómodas en las diferentes etapas de la vida: a las adolescentes ¿tan linda y sin novio?, a las parejas ¿y ustedes no piensan formalizar?, a los novios que llevan una larga relación ¿cuándo es el matrimonio?, a los recién casados o esposos sin hijos ¿cuándo piensan encargar bebé?, cuando nace el primogénito ¿para cuándo el hermanito?, y a la que cumplió 25 años y sigue soltera simplemente se le exclama con despotismo: ¡Te va a dejar el tren!.

A estas alturas, en 2016, ¿a qué tren se refieren?, en primer lugar, el medio de transporte a abordar para viajar grandes distancias sería el avión, el tren o en su defecto el metro sólo tendría opción dentro de la ciudad o estados que tengan este sistema, por ende el desplazamiento sería relativamente corto. De igual forma, aunque se cambiara el objeto y se sostuviera la analogía con otro medio de transporte, por moderno que sea, esta insinuación ha perdido valor como amenaza social y bien podría ser sustituida o respondida con un cínico: “ahora es cuando”.

En el dichoso “tren” se monta quien en realidad quiere hacerlo, se escapa uno que otro obligado por las circunstancias, pero actualmente hay mayor opción de elegir, el amor es libre en estos tiempos, la soltería acompañada por el empoderamiento de la mujer y su independencia económica es una opción de vida que cada vez resulta más común. Las estaciones, incluso, son más flexibles en cuanto a las llegadas y salidas, antes el tren pasaba hasta los 30, y ahora lleva y recoge pasajeras con mayor frecuencia y nunca es tarde para hacerlo. Los santos que antes esperaban a las treintonas para poder vestirse, les ha tocado aprender o contratar asesor de imagen, pues ya casi ninguna está para eso, al contrario.

Los trenes ya no dejan a nadie, las que de verdad quieren viajar con destino a la conformación de un hogar compran el tiquete cuando realmente quieren abordar, ya no hay prisa para llegar a ese destino y la boletería está siempre disponible. El popular comentario “¡estás quedada!” ha pasado de ser una ofensa sugestiva a un chiste, pues la tendencia es a tener hijos mascota o sobrinos consentidos para desarrollar con ellos el instinto maternal, o bien, casarse para vivir en pareja, no exactamente en familia.

Lo realmente valioso para cualquiera de estas decisiones de vida es sentirse conforme e identificado con la elección, asumirlas por convicción y deseo personal y no por presión social o familiar. Hay vocaciones de todo tipo y es nuestro deber respetarlas. Por eso, feliz día a quienes como yo abordamos el tren y viajamos en el vagón "mamás" y un saludo especial a quienes nos ven viajar desde la estación "mamasitas".

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