Felices 23 a ti, 23.


Tradicionalmente, el futbol ha estado relegado de la agenda de las mujeres. Considerando que el empoderamiento de la mujer data de finales del siglo XX, podemos decir que nuestra relación con el balompié es relativamente nueva. Mi vida, por ejemplo, había transcurrido ajena al deporte, hasta que en el año 2004, los medios me saturaron por el auge de Los Galácticos: Luis Figo, Ronaldo, Zinedine Zidane y David Beckham, iluminaron el firmamento futbolístico del entonces Real Madrid. Yo era una niña, desconocía las ubicaciones en el campo, no entendía las habilidades trascendentales de aquellos personajes y celebraba los goles por el sentido común de ver entrar el balón al arco. Sin embargo, profesé mi devoción por el club por el sólo gusto de ver al jugador 23: David Beckham.  Así fue como me inicie en el deporte, sin ver un solo partido, sin celebrar una sola victoria, sólo siguiendo mediáticamente a mi ídolo y ostentando ser “hincha del Madrid”, con cuadernos y souvenires propios de la época.

El desaparecido periodista uruguayo Eduardo Galeano decía que el hombre puede cambiar de mujer, partido político o religión, pero jamás de equipo de futbol. En ese caso, las mujeres, haciendo alarde de la indecisión que nos caracteriza tenemos licencia de cambiar de parecer; asi pues, ante la salida de Bechkam y el apogeo de nuevas estrellas, mis ojos desfilaron por los clubes Milan (por Kaká) el Manchester (por Cristiano) y el Barcelona (por Messi).

Diez años transcurrieron para yo tomar conciencia de las frívolas razones en las que soportaba mi fanatismo futbolístico: el sólo físico de sus jugadores. Entonces, pasado el mundial Brasil 2014, tuve dos grandes razones para volver a las filas del merengue: la pasión de ver a nuestro crack James Rodríguez enorgullecer a la patria con su desempeño y resultados, y, un nuevo 23 que se roba mis miradas: Isco Alarcón.

Ahora, con criterio periodístico, con el sentimiento nacional de apoyar la ilustre carrera de mi compatriota, pero sin olvidar a la niña que amaba al 23, me declaro seguidora del equipo Madridista, aun con muchas lagunas de su gloriosa historia y de algunas destrezas futbolísticas, aclaro.

Hoy 21 de abril me animo escribir estas palabras y explicar mi sentimiento por el Madrid para celebrar la vida de su 23, que cumple 23. De Isco Alarcon, admiro su destreza futbolística, la capacidad de encajar en los 11 desde distintas perspectivas, evidentemente su físico varonil, su ternura paternal. El número que representa, que son los años que vamos a cumplir, tiene toda una implicación para mí: fue la razón inicial para poner mis ojos en los merengues.  Solo me resta decir, que en la Casa Blanca: aquí estoy aquí me quedo. Felices 23 a ti 23. 


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