Heroica: ¡no dejes de ser Fantástica!


Suenen trompas en honor de la noble e ínclita ciudad que por patria se inmoló con sus gestas gloriosas de libertad. A Cartagena todo el mérito y el valor por su lucha histórica por la independencia, bien merecido tiene llamarse Heroica y resaltar que con el tesón de su gente se liberó. Es dueña de mi admiración por la belleza de su arquitectura, por encerrar en un corral de piedra literalmente un pedazo de colonia para la posteridad, que nos recuerde la historia construida con sudor y sangre y nos invite preservarla.

Por estos días Cartagena es el sustantivo más mencionado a lo largo y ancho de la geografía colombiana, pues la independencia de nuestra ciudad  es la única celebrada a nivel nacional decretada día festivo como tal, y goza de la carga mediática que le ha inyectado en los últimos 81 años el Concurso Nacional de Belleza, realizado en el marco de la festividad. El "Corralito de piedra" se engalana de la hermosura de “las mujeres de nuestra tierra”, por lo que recibe centenares de turistas nacionales e internacionales, sin mencionar que los ojos expectantes del país se posan en los televisores y la internet para seguir en detalle este acontecimiento anual.

Son muchos los adjetivos usados para llamar a Cartagena: Ciudad Muy Noble y Muy Leal, Reina de las Indias, La Ciudad de Don Pedro de Heredia, Villa Inmortal, La Perla del Caribe, Ciudad Baluarte de la Republica, Ciudad Brújula de la Historia, los más reconocidos, Heroica y Corralito de piedra. Infinitos son nombres cariñosos de un hijo para llamar a su amada madre (biológica o adoptiva), como el samario Carlos Vives que recientemente la llamó Fantástica y le dedicó una canción con el mismo nombre, denotando un profundo amor y orgullo por esta tierra y su historia pidiendo bendiciones para ella, a pesar de no ser nativo.

Sin embargo, hoy en el aniversario número 204 de la independencia de esta ciudad hermosa, llena de etiquetas en honor a sus virtudes culturales y arquitectónicas, hago este manifiesto llamado de atención a que recupere y mantenga las cualidades que la han hecho merecedora de calificativos positivos. Soy una defensora acérrima de que Cartagena es lo máximo, pero sin entrar a discrepar entre el concepto de ciudades mejores y peores, porque el criterio es algo totalmente relativo y subjetivo, le pido a mi ciudad que despierte, que reaccione, que piense en ofrecerle experiencias memorables a su gente y a los visitantes que acoge. Que procuremos tener un mejor comportamiento para festejar, somos alegría, pero debemos ser también paz y orden.

La ciudad somos todos, tú, yo, tu hogar, el mío y entre todos construimos la atmosfera que respiramos y que perciben nuestros visitantes. Cuidar de la imagen de la ciudad es garantizar su sostenibilidad como destino turístico, inspirar a visitarnos a quienes no la conocen e invitar a volver una y otra vez a quienes ya la conocen. Que Cartagena sea bien vista por inversionistas significará un objetivo atractivo a nivel económico y la oportunidad de nuevos empleos, mejoramiento de la calidad de vida de la población,  apertura de  nuevos establecimientos y negocios, diversificación del entretenimiento. Basta ya de prometer y no cumplir, 3 conciertos promocionados y luego cancelados este año  deterioran la imagen de nuestra ciudad, como plaza será menos competitiva para este tipo de eventos, nuestra reputación alejará empresarios y desmotivará a la población

Cartagena es una ciudad predilecta para celebrar bodas,  organizar grandes eventos culturales, congresos, la sede de Concurso Nacional de Belleza, Hay Festival y FICCI, sólo por mencionar algunos. Es como si los 365 días del año estuviéramos en temporada alta, gracias a que nos prefieren como sucursal. Mi invitación es a que tengamos un mejor comportamiento ciudadano, vivir las festividades con mayor cultura, ser anfitriones excelentes y hacer gala de todos los calificativos de nuestra ciudad.

El lugar más feliz de la tierra, o que al menos pretende serlo, es Disneyworld, y lo logra más que por sus atracciones, por la amabilidad de los miembros de su elenco, que desarman en atenciones a sus invitados. Enamorémonos de nuestra ciudad y contagiémonos de sentido de pertenencia, el tal país de las maravillas es una utopía, aprendamos a corregir los errores de nuestra tierra y perdonar sus pecados, no podemos esperar que sea perfecta, pero es nuestra, razón suficiente para amarla. Logremos que al bajar del avión, los turistas respiren la atmósfera que visualizan en las postales y que nosotros, los locales, también nos sintamos orgullosos de vivir, luchar y creer en Cartagena.


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