Cómo ha cambiado el tiempo, cómo han cambiado las historias, cuando a las vacas parías se les crece el enano, la situación toma un matiz de castaño a oscuro.
La historia de las vacas parías (Leer blog http://www.eluniversal.com.co/blogs/lo-que-esta-bienesta-mal/las-vacas-parias) tiene tres personajes protagónicos: vaca es mamá, toro es pareja de mamá y terneros son los hijos de dicha mamá. Los adultos generalmente pasamos por alto la opinión o reacción de los niños cuando tomamos algunas decisiones, se las compartimos de manera informativa pero no con ánimo de consulta o no los preparamos con una respectiva antesala que facilite su comprensión; ningún cura se acuerda cuando fue sacristán, creemos que nacimos grandes y subestimamos a los chicos esperando que asuman la vida con la misma óptica y madurez que nosotros.
Los niños se dan cuenta de todo, más por sensibilidad que por cosas del lenguaje, y nos dejan mudos ante sus comentarios e inferencias frente a cosas que creemos que no saben. Ellos, accionistas principales e influencia permanente en las decisiones de la vacas parías, son como el Miguel de la canción de Alberto Plaza, que ponen en jaque a escoger a la mamá entre ellos y un futuro en pareja, sabiendo de antemano su poder de persuasión.
Miguel puede ser cada uno de nuestros hijos en cualquier edad, o pudimos ser nosotros mismos en algún momento cuando nuestra madre quiso rehacer su vida. Es una postura natural, como la de un puerto que se blinda a un ataque pirata, porque es lógico el miedo a lo desconocido, creer que el forastero es enemigo lo hace tener a una actitud de protección y defensa. Lo irónico es que además de todo el camino recorrido que cada uno vive para lograr lo que desea suceda como en la canción que ahora sea Miguel el que no quiere y la vida nos esté debiendo una explicación.
Hay casos de casos, cosas que pasan hasta en las mejores familias, y es que ninguna familia es un molde y todas las personas somos edición limitada. De todo hay en la viña del Señor y en el universo de nuevo modelo de familia (el mal llamado "familia disfuncional") cualquier cosa puede pasar: hijos de el, hijos de ella, hijos de ambos con muchos hermanos mayores, papá y mamá celebrando a sus hijos reunidos con sus nuevas parejas y nuevos hijos, mamá y madrastra amigas, papá y padrastro valecitas, combinación de primos, etc. Muchas veces el veneno lo pone el entorno, porque adentro sólo hay miel y buenas intenciones entre sus miembros.
Ahora y siempre será Miguel, porque los hijos son para toda la vida y más allá de la muerte, nuestra tarea siempre debe ser involucrarlos y recordarles que están por encima de lo que va encima, en el top más superior de la importancia y del amor, y que incluso si son varones con complejo de Edipo Rey hacia la mamá, ella tendrá para el reservado un lugar de tamaño incalculable imposible de quitar.
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