Sin mentir, al ver el último desfile de Prada Spring/Summer 2026 Womenswear, llamado Body Composition, que acaba de presentarse en el Milan Fashion Week, quedé confundida. ¿Qué Prada estamos viendo? Me respondí a mí misma diciendo que este no es el Prada que conozco. Tuve que revisar los looks uno por uno en la página de Vogue Runway y leer la cobertura de quienes asistieron físicamente al desfile. Entonces todo cobró sentido.
Es Miuccia Prada: una de las diseñadoras más influyentes e históricas de la moda, reconocida por estar siempre “adelantada a su tiempo”. Claro, es lo que un diseñador debe hacer: buscar la novedad antes que otros. Pero esta colección fue un claro ejemplo de que la novedad dejó de existir, y lo que permanece ahora es la capacidad de adaptarse. Eso fue lo que Raf Simons y Miuccia Prada propusieron: adaptarse observando el comportamiento de la sociedad y analizando lo que ocurre alrededor.
Hoy todos estamos sobreestimulados por redes, imágenes, noticias, y lo que Prada planteó en esta colección fue una respuesta directa a esa cultura contemporánea.
En esta propuesta, las prendas no buscan ajustarse al cuerpo, sino más bien quedar suspendidas con una ligereza particular. Por ejemplo, el top que sugiere la forma de un brasier cubre el pecho, pero no tiene elásticos ni copas como normalmente tendría.
No estoy acostumbrada a ver Prada sin esa “limpieza”, esa rigidez o esa silueta esculpida en el cuerpo. Sin embargo, Raf Simons comentó que en esta ocasión quisieron llevar a Prada más allá, retomando una idea presente en la historia de la marca: negar las fórmulas burguesas tradicionales de cómo vestir.
Así, como la propia casa lo afirma en el concepto publicado en su página web, esta colección es una interpretación de lo que podría ser “la nueva elegancia”: elementos y formas no convencionales que resaltan la ligereza y el movimiento alrededor del cuerpo. Ejemplo de ello son las faldas suspendidas desde los hombros. En definitiva, son reconsideraciones, un nuevo análisis del vestir según Prada.
