De la Sierra Nevada a Machu Picchu, el camino que conecta dos ciudades perdidas
Cada año, cientos de colombianos recorren 42 kilómetros de piedras milenarias hasta Machu Picchu sin saber que caminan por el mismo sistema de caminos que atraviesa Nariño. El Qhapaq Ñan, la gran red vial inca, no es solo peruano. Fue el sistema que unió nuestras montañas con las del sur mucho antes de que existieran fronteras. Es parte de una herencia continental que también nos pertenece.
Las cifras lo confirman. Según El Espectador, en 2024 se registró un crecimiento del 19% en la llegada de turistas colombianos a Machu Picchu. Entre enero y julio de ese año, 93.831 colombianos visitaron Perú, consolidándose como el quinto país emisor de visitantes. Para quienes buscan vivir esta experiencia, aquí va todo lo que necesitan saber.
El Qhapaq Ñan, la gran red que nos unió
El Camino Inca forma parte del Qhapaq Ñan, una red vial de más de 30.000 kilómetros que conectó los territorios de Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia durante el imperio incaico. En Colombia, según el Sistema de Información Turística de Nariño, el Qhapaq Ñan recorre aproximadamente 17 kilómetros desde Ipiales hasta Pasto, atravesando ocho municipios: Potosí, Gualmatán, El Contadero, Funes, Yacuanquer, Tangua y Pasto. Este tramo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, tras años de investigación liderada por la Universidad de Nariño.
Si quieres conocer el Qhapaq Ñan colombiano antes o después de ir a Perú, puedes contactar con los resguardos indígenas en Pasto que lideran recorridos por algunos tramos conservados. Es una experiencia menos conocida pero igual de significativa.
Para entenderlo mejor: cómo “dialogan” los tramos de colombia y perú
Aunque hoy existan fronteras, caminar por el Qhapaq Ñan en Nariño te prepara para lo que sentirás en el Cusco: escalones de piedra, terrazas de cultivo y pasos de altura donde el aire se vuelve fino. Ese “lenguaje” del camino (calzadas empedradas y andenes que se encaraman a la montaña) se repite de norte a sur y explica por qué ambos viajes se sienten parte de una misma historia andina.
Dos ciudades en las montañas
Ciudad Perdida en la Sierra Nevada de Santa Marta fue construida alrededor del año 800 por los Tayrona, mientras que Machu Picchu fue edificada en 1450 por los Incas. La primera es aproximadamente 650 años más antigua que la segunda. Ambas son ciudades arqueológicas ubicadas en laderas, ocultas entre montañas y selva, que requieren varios días de caminata para ser alcanzadas.
La diferencia principal está en el volumen de visitantes. Ciudad Perdida recibe aproximadamente 20 personas al día, mientras Machu Picchu supera los 3.000 visitantes diarios. El trek a Ciudad Perdida toma entre 4 y 6 días y cuesta alrededor de 1.100.000 pesos colombianos, mientras que el camino Inca Clásico de 4 días y tiene un costo que suele oscilar entre 2.000.000 y 3.000.000 de pesos, en ambos casos dependiendo de la agencia de viajes y los servicios incluidos.
Detalles clave de ciudad perdida que enriquecen la comparación
Teyuna (Ciudad Perdida) se alza entre 900 y 1.200 m s. n. m. en la cuenca del río Buritaca y hoy solo puede visitarse con acompañamiento de guías autorizados, en recorridos de 4 a 6 días. El sitio es sagrado para los pueblos Iku (Arhuaco), Kággaba (Kogui), Wiwa y Kankuamo, y fue redescubierto en la década de 1970 tras la irrupción de huaqueros; desde entonces, la restauración ha identificado alrededor de 200 estructuras entre terrazas, plazas y escalinatas. Estas precisiones ayudan a dimensionar su antigüedad frente a Machu Picchu y por qué el acceso es mucho más controlado.
La ruta de cuatro días
La travesía clásica del Camino Inca toma cuatro días. Comienza a 2.720 metros de altura y el primer día es relativamente suave: 12 kilómetros de caminata moderada que sirven para que el cuerpo se vaya adaptando. El segundo día hay que subir al punto más alto de toda la ruta, un paso a 4.215 metros conocido como Warmiwañusca o "Paso de la Mujer Muerta". Es el día más duro, y quienes lo han hecho recomiendan salir muy temprano porque el sol de la tarde pega fuerte en el descenso.
El tercer día compensa el esfuerzo. Es el más largo, pero también el más interesante desde lo arqueológico. Se atraviesan ruinas incas que solo se pueden visitar haciendo este camino, sitios como Runkurakay, Sayacmarca y Phuyupatamarca que no aparecen en ningún tour convencional. El cuarto día arranca de madrugada, alrededor de las 3:30 a.m., para llegar a la Puerta del Sol justo cuando amanece y ver cómo las primeras luces revelan Machu Picchu entre la niebla. Después se continúa con un tour guiado de unas 2 horas por la ciudadela antes de iniciar el retorno en tren.
Un detalle importante: las temperaturas varían mucho. Pueden bajar hasta -5°C en las noches de altura y subir a 25°C durante el día en los valles. Llevar ropa en capas no es opcional, es fundamental.
Reserva directa: si quieres asegurar cupo y logística completa con permisos, guías y porteadores, aquí tienes el Camino Inca Clásico de 4 días, que se ajusta al itinerario descrito.
Día a día con tiempos de marcha y desniveles aproximados
- Día 1 (12 km | 5–6 h | +400 m): sendero ondulado por valles andinos. Ideal para ajustar botas, ritmo y respiración.
- Día 2 (9–10 km | 6–8 h | +1.100 m / –600 m): ascenso sostenido a Warmiwañusca (4.215 m) con piedra suelta y escalones altos; descenso exigente para rodillas.
- Día 3 (15–16 km | 7–9 h | +600 m / –1.000 m): tramo largo y panorámico entre bosques nubosos, con visitas arqueológicas intercaladas.
- Día 4 (5 km | 2–3 h | –300 m): salida de madrugada hacia Inti Punku para el amanecer; luego visita guiada a Machu Picchu y retorno en tren.
Estos son algunos detalles que te recomendamos tener en cuenta:
- Si sueles sufrir en las bajadas, usa bastones con puntas de goma y regula pasos cortos; alivian caderas y rodillas en un 20–25% cuando el terreno es escalonado.
- Empaca una capa térmica extra para la noche del segundo día: a esa altura, el viento roba calor aun dentro de la carpa.
Viajar desde Colombia
Llegar es más sencillo de lo que parece. Desde Bogotá, Medellín o Cali salen vuelos directos a Lima con Avianca, LATAM, Copa Airlines y JetSMART. El trayecto dura unas 3 horas y 30 minutos, con precios que oscilan entre 700.000 y 1.500.000 pesos ida y vuelta, dependiendo de la temporada y qué tan temprano reserves. Desde Lima, un vuelo doméstico de 1 hora y 20 minutos te deja en Cusco por unos 70 a 120 dólares el trayecto. Ojo: deja al menos 3 horas de margen en Lima para recoger maletas y volver a despachar, incluso si vienes en conexión.
Cusco está a 3.400 metros de altura. Aunque Bogotá ya tiene sus 2.640 metros, el cuerpo necesita 2 o 3 días para aclimatarse bien antes del trek. En ese tiempo lo ideal es caminar tranquilo por el centro histórico, tomar mate de coca que ayuda con la altura, y hacer una salida ligera al Valle Sagrado (Pisac, Ollantaytambo), que está más bajo y prepara al organismo.
Aquí viene el dato crítico: solo 500 personas pueden entrar diariamente al Camino Inca, contando turistas, guías y porteadores. En la práctica, eso significa unos 200 turistas por día. Los permisos se agotan con 6 o 7 meses de anticipación, sobre todo entre mayo y septiembre. No puedes hacerlo por tu cuenta; es obligatorio ir con agencia autorizada. El tour incluye permisos oficiales, guía, porteadores que cargan el equipo pesado, toda la comida, carpas, equipo de camping, entrada a Machu Picchu y tren de regreso.
El presupuesto total para una semana completa desde Colombia ronda entre 4.000.000 y 6.500.000 pesos. Eso cubre vuelos, hospedaje en Cusco para la aclimatación, el tour del Camino Inca, comidas y tours extras como el Valle Sagrado. Viajar en temporada baja (noviembre, diciembre, enero y marzo) ayuda a bajar costos en vuelos y hoteles, aunque hay que tener en cuenta que llueve más. Febrero está descartado porque el Camino Inca cierra por mantenimiento. El precio del trek como tal se mantiene estable todo el año porque depende de permisos oficiales que no varían.
Microitinerario de aclimatación sugerido (72 horas)
- Día 1: llegada a Cusco, paseo suave por San Blas y Plaza de Armas, hidratación constante, cena ligera.
- Día 2: visita al Valle Sagrado (Pisac u Ollantaytambo) para “dormir más bajo”.
- Día 3: día libre para compras y briefing con la agencia; prepara mochila y descansa temprano.
Si tu vuelo llega de noche, reserva un hotel con oxígeno suplementario o humidificador; los descansos de calidad marcan la diferencia al día siguiente. En el check-in del tour, confirma alergias y preferencias alimentarias; muchas agencias ofrecen menú vegetariano o sin gluten si se solicita con antelación.
Preparación y equipaje
La preparación física debe comenzar al menos dos meses antes. No hace falta ser atleta, pero sí estar acostumbrado a caminar 6-8 horas diarias con una mochila de 20-25 litros. En Bogotá, subir Monserrate varias veces es un buen entrenamiento. Salidas al Cocuy o al Nevado del Ruiz son excelentes para practicar en altura.
El equipaje indispensable incluye botas de trekking impermeables ya probadas (nunca estrenar en el trek), chaqueta impermeable y cortavientos, chaqueta térmica para las noches, protector solar factor 50 o más, bastones de trekking que ayudan en subidas y bajadas, y pasaporte original que es obligatorio para ingresar al camino.
En el Camino Inca no tienes que cargar todo tu equipaje grande. Las agencias cuentan con porteadores, personas locales que ayudan a transportar hasta 7 kilos por viajero.
La mejor época para hacer el trek es entre abril y octubre, cuando casi no llueve y los paisajes se ven más despejados. Durante la temporada de lluvias (noviembre a marzo) hay menos turistas y la montaña luce más verde. Aunque implica caminar con barro y soportar precipitaciones frecuentes, también suele ser más fácil encontrar vuelos y hospedajes a mejor precio, lo que ayuda a equilibrar el presupuesto general del viaje.
Checklist práctico por capas y peso
- Cabeza y manos: gorra o sombrero, buff, guantes ligeros.
- Capas: camiseta técnica de secado rápido, polar o rompevientos térmico, impermeable respirable.
- Pies: botas impermeables amoldadas y medias de recambio (lleva un par seco solo para dormir).
- Campamento: linterna frontal con pilas de repuesto, forro de saco liviano, tapones de oídos.
- Selva/bosque nuboso: repelente, manga larga ligera, bolsas estancas para ropa y electrónica.
A muchos les cambia el día llevar dos snacks “contrarios”: uno salado (maní, papas) y uno dulce (barras, bocadillo de guayaba) para regular energía y ánimo en subidas largas. Por otro lado, si usas lentes de contacto, alterna con gafas en el día 2: el viento en el paso alto reseca más de lo previsto.
Alternativas disponibles
Si no se consiguen permisos para el Camino Inca clásico, existen rutas alternativas. El Camino Salkantay de 5 días y 74 kilómetros no requiere permiso limitado y pasa por el nevado Salkantay a 6.271 metros, siendo físicamente más desafiante pero igual de espectacular. El Camino Lares de 4 días atraviesa comunidades andinas con tradiciones textiles vivas. El Camino Inca Corto de 2 días permite ingresar por Inti Punku como el clásico, pero solo caminas el último tramo. Y para quienes prefieren menos esfuerzo físico, está la opción del tren desde Ollantaytambo a Aguas Calientes y subir en bus a Machu Picchu.
Para ampliar tu planeación, busca caminatas alternativas a Machu Picchu si quieres variar el nivel de exigencia o si viajas en temporada alta y no encuentras cupos.
¿Cómo se vive la travesía a ciudad perdida hoy?
El sendero inicia cerca de El Mamey/Machete Pelao, tras una ruta en 4x4 desde Santa Marta; el calor, la humedad y los cruces de río son parte natural del camino, que culmina en las escalinatas de piedra que ascienden a Teyuna. El acceso turístico se reanudó a mediados de los 2000, y los recorridos operan con guías y cupos controlados en coordinación con comunidades indígenas. Esta logística busca proteger un sitio que combina arquitectura en terrazas, plazas y caminos de piedra, y que durante siglos permaneció cubierto por la selva.
Una historia compartida
El Qhapaq Ñan conectó pueblos desde Colombia hasta Chile mucho antes de que existieran las fronteras actuales. Por esos caminos corrían los chasquis, los mensajeros incas que llevaban información y productos a lo largo del imperio. Recorrer el Camino Inca es caminar sobre esa historia compartida. Es comprender que la Sierra Nevada de Santa Marta y los Andes peruanos formaban parte de un mismo mundo andino que veneraba las montañas y construía en las alturas.
El crecimiento sostenido del turismo colombiano hacia Perú refleja algo más profundo que la búsqueda de aventura. Es el redescubrimiento de una identidad andina compartida, la comprensión de que esas piedras milenarias no son solo patrimonio peruano, sino parte de un legado continental que también nos pertenece.
¿Con quién reservar?
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