Lo que Marta Zúñiga ha pintado en la obra Nemus Aqua* no cambiará, pero nosotros, después de verla este jueves 8 de mayo en el Museo Histórico de Cartagena, saldremos del Palacio de la Inquisición con algo distinto, lo cual no tiene nada de misterioso, ni enigmático. Tampoco está relacionado con lo monumental y conmovedor del recinto, donde castigaron herejes y brujas, y sí dependerá de la especialidad de quienes pasemos a visitarla y nos paremos frente a la obra. A mi, su pincel untado de melancolía, me deja una invasión de curiosidad, un saco de preguntas.
Con el tratamiento del color, la perspectiva, la técnica aplicada, la artista logra transformar el silencio de una tela en una intensísima y comunicativa experiencia sensual. El empeño por demostrar que los mangles, sus serpientes de madera, sus bosques de agua, son más que actos materiales, es fascinante. Y sucede lo inevitable: cada cuadro se convierte en una historia prometedora, que apodera la imaginación, metiéndonos en la mente recuerdos del mar y todas sus delicias.
[inline:taninos.jpg] Taninos
El intento es buenísimo, sobre todo, porque hace pensar en la ausencia de proyectos rígidos y permanentes –me refiero en particular al sector oficial y educativo- que atiendan y preserven los mangles. En Cartagena han perdido su orden, convertidos en frondis* prisioneros de la urbe, sin principio ni fin (una vegetación sin rumbo), en jardines del infierno dentro de caños y lagunas y hasta en espíritus de calamidades en Chambacú. En este panorama de indiferencia, la naturaleza sentimental de la obra, llena de pulsión de protección por la especie, te deja la sensación de estar asistiendo a una salvación. Marta pinta en azul y verde lo que otros ponen en palabras...las esperanzas de encontrar ayuda (apoyemos al Gobernador y confiemos en el EPA).
Como si presintiera que podría dejar de luchar en solitario, y porque le interesa lo que los observadores de Nemus Aqua sientan, Marta te invita a acariciar suavemente sus lienzos en la Inquisición (normalmente prohibido pero promete que nadie te torturará). Con tus dedos, pasarás a ser parte de ellos, y notarás -en superficies de apariencia liza- la textura y las formas de su entusiasmo, el rayado de algunos fracasos, el relieve de muchos ideales y el éxtasis en amarillos y blancos.
Mi percepción es que estamos fríos de emociones con respecto a las acciones que protegen los mangles. Seguimos incapaces de reaccionar al descuido. Debemos eliminar lo que hace posible esta indolencia. Sentir responsabilidad, hacer autoreflexión: percibir, imaginar, anticiparnos, llevar nuestros sentimientos a la altura del problema, se llama tomar consciencia y dar un chance a su situación indeterminada (cuando tenemos tan altos niveles de capacidad pero tan bajos de conocimiento y afecto). No resolveremos demostrando inutilidades del pasado.
El no hacer ha tomado mucha ventaja y aumenta, cada vez más, el riesgo de olvidos incontrolados y sus consecuencias. Hay que salir, también, del escenario de lo imprevisible, sin metas, sin puntos de partida y llegada. Necesitamos una nueva receta para corregir. Una que proponga una relación de amor como remedió básico. A través del arte es la sugerencia de Nemus Aqua: una conexión erótica con los mangles y un conjuro a la apatía y las agresiones. De cara a los cuadros, te sugiero echar un respiro de aliento feliz, palabriar un invisible pensamiento oculto y percibir el olor a ánimo de esta manifestación de respeto por las vidas de aire, tierra y agua, que en ellos está pintada.
Justine, mayo 2014
*Nemus aqua: bosques de agua
*Frondis: follaje