¡Sigue esa rubia!


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Caleña, elegante, llena de gestos coquetos y muy femenina, sin pizca de vanidad pero muy ecléctica.
Ella es un acceso a muchas propuestas e incluso pondrá de moda un sitio para exposiciones. Está instalada en el edificio del cerrado Colegio de la Presentación, en el Centro Histórico de Cartagena. Las monjitas lo dejaron intacto, con todo y muebles (en arriendo porque este valiosa construcción no se la venderían ni al Papa) para que comience a funcionar una seccional de la AUNAR, Universidad Autónoma de Nariño, que pretende abrir múltiples talleres de arte. Anda por ahí indagando sobre artistas emergentes que quieran unirse a esta experiencia con proyectos vitales o artísticos (es exigente con el sentido de las obras).
Se está dejando guiar por su buen gusto para escoger los trabajos que se exhibirán en la más concreta e inminente de sus propuestas: la inauguración este 19 de septiembre de la galería de arte El museo la Presentación (seleccionada como una de las sedes de la II Bienal de Arte de Cartagena).
No es la primera vez que la dejan montar exposiciones. Formada en la Escuela de Bellas Artes de Cali, trabajó en California en Oakland Museum, Mission Cultural Center for Latino Arts, Jeanne Brewer Gallery y Gallery Sánchez; en Cali en la Fundación Restrepo Barco y en la Cámara de Comercio; en Park Avenue Fine Arts Gallery y Winter Park, de la Florida, y ha sido critica y curadora en San Francisco de la Women Artists Gallery y del National Museum of Woman in the Arts en Washington.
La gente de la universidad la descubrió por unas particulares expediciones a San Andrés y Providencia. Fletaba avionetas, alquilaba casas enteras, llenaba restaurantes y bares de las islas con estudiantes extranjeros que asistían a sus talleres de pintura bajo el agua (literalmente inmersos con tanques de oxígeno, lápices y pinceles). Sara fundó la empresa Travel Arte a través de la cual dicta también talleres de arte intuitivo, pintura abstracta, arte ambiental y arte efímero, técnica mixta y assemblage, y dibujo experimental que aprendió a enseñar de la Universidad Berkeley.
Su apuesta de ahora es optimista: el arte es accesible y se puede comprar sin sentirse condicionado por lo tradicional (me refiero a los altos precios y la rosca). Tiene las ideas claras. Muy sofisticada, con buen ojo, sin miedo a cosas raras o extravagantes, a mezclar tradición y modernidad en la promoción de pinturas o de otras versiones de arte. Se le nota una sutil preferencia por lo abstracto, técnica de sus cuadros, porque además pinta. No oculta lo que la divierte su proyecto: “es un lujo organizar tu vida alrededor de una pasión”.
Por el potencial enorme de Cartagena, una ciudad cargada de energía, donde todo el mundo quiere emprender algo: comprar, remodelar, beber, amar, comer y estudiar, está organizando con su esposo, en los enormes y generosos espacios de la casa De la Presentación, talleres de cocina, baile y música (los miércoles en la tarde se puede escuchar un grupo de música barroca). Ya imaginamos cómo será usar el teatrino para conferencias y eventos, la capilla para conciertos, el comedor para exhibiciones gastronómicas (nos sentaremos en la antigua mesa de las hermanitas), los dormitorios para los huéspedes del hotel El Claustro (próximo a abrir), las aulas igual para clases, los patios y jardines para el descanso y los cuatro grandes salones del ingreso para la galería. Queda la duda si recuperarán la tienda del aguardiente para capacitaciones con happy hours (pero no era de las monjitas el negocio de licores). En este caserón, que se ha conservado hasta nuestros días, con inevitables transformaciones en su fachada y sus interiores de acuerdo con las épocas, funcionó en la era colonial, cuando la Corona tenía monopolizadas (estancadas) las rentas reales, el Estanco del Aguardiente (el que dio el nombre a la actual calle que antes se llamaba Nuestra Señora de la Cabeza).

En mi cueva...
"Estoy abierta a cualquier comentario o a lo que se atraviese. Por ahora, cuento ansiosa lo que me susurran un business man que cocina delicioso, una talentosa artista emergente que también remodela casas, un filósofo que leo pero jamás podrá conocerme, una diseñadora de joyas únicas y coleccionista de piedras mágicas, cinco amigas - 4 con diferente perspectiva sobre el peso- que conocen mucho de psicología, finanzas, turismo y moda y... me adoran, y dos Sofías (ángeles que no esconden las alas), una pequeña de este siglo y la otra que nació en 1930". Justine/2013


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