En Salsa a Dios


EN SALSA A DIOS
Para quienes seguimos a Cristo, poner en sus manos nuestros proyectos y actividades esperando sus bendiciones es prioritario; por eso, debo iniciar esta nueva etapa de mi participación en El Universal (ahora como bloguero) dando gracias a Dios por su generosidad.
Desde acá, trataré de sonsacar a la gente que gusta de escuchar música y que se divierte haciéndolo, para qué hagamos conciencia de que, siendo ésta el lenguaje universal de los pueblos y un poderoso instrumento para impactar en el imaginario colectivo, motivemos a quienes la hacen, la promueven y la difunden, a que le pongan el condimento que sazone el alma de los cartageneros, alimentando su alegría, impregnándoles de valores que les impulsen hacia la prosperidad, la armonía y la superación de la pobreza, la que está en los bolsillos, pero sobre todo en la mente de miles de conciudadanos.
Soy de los que tenemos la esperanza que ahora que vienen brisas de paz y reconciliación, germine en nuestra ciudad un movimiento de cultura ciudadana, que le dé el valor a la música y la utilice con el noble propósito de generar en nuestros habitantes una actitud positiva frente a la vida, de amor por nuestro terruño, respeto por nuestros hermanos y fe en nosotros mismos. ¡Cuánto hace falta de esto para que salgamos adelante!
La música no es un invento humano, ya estaba hecha cuando el hombre decidió documentarla. Está en la creación, en la naturaleza, en nosotros mismos; está ahí, no para torturarnos y producirnos dolor. Está ahí para alegrarnos el corazón y a lo sumo para advertirnos de peligros que podrían atentar contra nuestra integridad.
Por estos tiempos que algunos llaman cercanos al fin de los días y el levantamiento, es innegable que existe un avivamiento que seduce a muchas personas a buscar respuestas en lo espiritual a la multiplicidad de problemas que hoy se vive, lo que los lleva a encontrarse con Dios. Esa nueva circunstancia, los puede poner frente a un dilema (no el de Johnny Ventura), porque al haber decidido entregar lo mejor de su amor al Todopoderoso, dudan si deberían seguir escuchando y bailando su música predilecta. Y es que hay quienes desde extremos fundamentalistas meten miedo, alegando que promover música secular va contra los principios cristianos.
Vale la pena resaltar que el rey David, considerado en la Biblia como “Un hombre de Dios, según el corazón de Dios y a la manera de Dios”, y el rey del pueblo escogido más amado por Dios, guerrero, estadista músico y poeta, autor de más de la mitad de los 150 Salmos que son verdaderas alabanzas y adoraciones a Jehová, también cantaba con su arpa al rey Saúl para alegrar los momentos de tristeza de a quien ya se le había retirado el Espíritu de Dios por su vanidad e iniquidades.
Por eso yo no dudo que cuando se le canta a la naturaleza, a la perfecta armonía que mantienen sus elementos, a la luna y la estrellas, a los mares y sus playas, al rio que cruza la ciudad donde vives, o al bohío donde creciste y a la mujer que Él te puso como compañía, estas reconociendo el inmenso poder de Dios y le estás alabando. (Ver Génesis Capítulos 1 y2)
Claro que hay que advertir el propósito y el contenido de las canciones, y en algunos pocos casos, el ritmo. No se puede desconocer que hay quienes, en su mente torcida y sus oscuras influencias espirituales, hacen y promueven canciones que procuran llevarte a creer que lo malo (lo que ellos padecen) es normal. Hacen apología al maltrato a la mujer considerándola un simple objeto sexual al que hay que tratar de manera brutal; o a las que promueven la infidelidad, la traición, el egoísmo y la avaricia; es decir, al fruto de la naturaleza carnal y de los bajos deseos descritos en Gálatas 5:19-21
¡ENSALZA A DIOS!
En el universo de la Salsa, que es el movimiento musical de Latinoamérica más importante de los últimos cincuenta años, sí que hay canciones que reconocen la grandeza de Dios y su creación: “Si por mi llueve” una canción de Cheo Feliciano interpretada por él mismo, es una jocosa y alegórica expresión de admiración y respeto por ese fenómeno natural que es fuente de vida y evolución. “Canto a Borinquen” de Héctor Lavoe-Willie Colón, “Soy el punto Cubano” de Celina González o “Mi tierra” de Hugo Alandette, son expresiones de amor a un terruño, así como Dios estimuló el amor al pueblo de Israel por la tierra prometida. “Aprende muchacho” de la Orquesta Aragón es la más hermosa “apología” al a amistad y la fraternidad. “Compañera Mía” del Gran Combo o “Quiéreme siempre” de la Orquesta Aragón son la más alta expresión del amor por una mujer. Y es que, el amor es cosa de Dios. El es amor, nos enseña Juan (1ª Juan 4:16).
Y así podría enunciar miles de canciones que no contradicen, sino que exaltan la grandeza de Dios y que no te alejan de Él, aunque las bailes en el rincón más expuesto de tus buenas emociones.
Pero además, si quieres exaltar a tu padre celestial de manera directa, tienes todo un repertorio de canciones con una variedad rítmica que te invitan a bailar (como lo hacía David) hasta acalambrarte. Han sido compuestas por grandes cantantes de la Salsa, hombres imperfectos, pero con tanta inspiración, que han transcendido en el tiempo inmortalizándose como verdaderas joyas musicales. “Soy tan feliz”, “Vanidad de Vanidades”, “Ruth”, y “Juan en la ciudad” de Ricardo Ray y Bobby Cruz son fragmentos de la biblia de profundas enseñanzas que son hoy temas obligados a colocar en la parrilla de programación de temas para bailar en los estaderos; así tienen cerca de un centenar de canciones similares. “El Todopoderoso” de Héctor Lavoe es una invitación a los salseros a valorar la obra redentora de Jesús en la cruz del calvario. “Noé” de Rubén Blades, narra la historia del personaje bíblico dándole un valor presente de ejemplo de fe y tenacidad. “El Nazareno”, de Ismael Rivera, un son que se convierte en guaguancó y que todos hemos bailado y seguiremos bailando. “Sagrado Corazón” de Johnny El Bravo López; “El buen camino” de Ismael Miranda, “El buen Pastor” de Raphy Leavit, “Gracias te damos” de Gabino Pampini y muchísimas, son canciones salseras que se dejan bailar, ensalzando de paso, a nuestro creador y Señor.
Anímate, si crees en Cristo no hay razón para que reprimas tu alegría por ello (Filipenses 4:4). No es cierto que disfrutar canciones que no mencionan a Dios, nos aleja de Él; lo dice él mismo en Isaías 65:18 “Más bien gozaos y alegraos en las cosas que yo he creado”.

@CARLDIAZR