Y si… ¿nos escapamos a un motel?


La experiencia de ir a un motel es única e indescriptible, tanto para el novato como para el más experimentado. Acudir a ellos es liberar energías y tensiones sexuales que en otros lugares no se pudo. Después de una fiesta, después de la oficina o un sábado en la noche, siempre será una buena opción. En realidad, no es necesario tener un motivo, lo único que se necesita es celebrar el amor y por supuesto, que exista consenso entre usted y su pareja. En realidad, pocos son los que se niegan la experiencia de acudir a un motel a pesar de que “algunos” piensen que es de mal gusto. Incluso, ¿ha pensado que usted puede ser producto de una moteliada?  

En un motel pueden dar rienda suelta a la vivencia de fantasías no cumplidas, liberar los gemidos que se ahogaron en la almohada y si les gusta, gritar hasta quedar disfónico. Lo importante es disfrutar, sin interrupciones, del sexo y el afecto; excepto cuando suena el teléfono para avisar que ya se cumplió la hora de moteliada.

La experiencia del motel también esta determinada por la billetera. Dependiendo de la ocasión, no sólo debe presupuestar el motel sino, por ejemplo, la salida a cenar o rumbear; y si no tiene carro, súmele el taxi con recargo de servicio especial. De acuerdo al motel escogido, el tipo de habitación, el uso del mini bar, si se va de amanecida, entre otros detalles, ese presupuesto variará. Así que si desea sorprender a su pareja tal vez tendría que ahorrar de la “cosita”.  Por supuesto, se pueden encontrar desde las promociones de “tres horas por el precio de una” hasta una suite temática estilo selva africana, donde el costo de la hora supera los cien mil pesos.

A continuación, algunos apuntes que pueden ayudar a que se animen y se gocen la experiencia:

  1. Ustedes ya saben a lo que van: ¿Cuándo vas a un restaurante, a qué vas? A comer. Y ¿Cuándo vas a un motel? También. Si quieren sólo hablar, pues tómense un café.
  2. Suban el volumen: gocen de todos los sonidos que se puedan generar, desde el sistema de audio hasta los sonidos propios producidos por el éxtasis y el placer.
  3. No teman explorar la habitación: los espejos en el techo, los canales y películas eróticas, la silla del amor, la barra para el striptease, el jacuzzi. Nada mejor que un lugar que te ofrece la posibilidad de estimular todos tus sentidos, así que sólo resta activar la imaginación.
  4. Una carta no convencional: muchos ofrecen una carta con servicio de restaurante a la habitación, pero también tienen una carta de accesorios o juguetes sexuales. Si se animan a agregarle un elemento extra, esa podría ser la oportunidad.
  5. No se preocupen por la limpieza: los protocolos desarrollados en estos lugares cada vez son mejores y garantizan el cambio de sabanas, así no se hayan utilizado, así como la esterilización de inodoros, duchas y jacuzzis.
  6. Actores anónimos: a menos que la recepcionista sea allegada a su familia, usted no tendría ningún problema al entrar. Y si llegan a ver una cara conocida, recuerde que ellos también van o vienen de lo mismo. Ahora, si les da pena que los vean, evite ir al que esta cerca de su casa o no vaya siempre al mismo motel.
  7. Cero distracciones: no van a encontrar vecinos, padres o hijos que puedan espantar el deseo o el preámbulo al encuentro sexual.
  8. Salga de lo mismo: Para muchas parejas, ir a un motel es una oportunidad única para romper con la monotonía a la hora de sus encuentros sexuales, permitiéndoles mantener las ganas como si fuera la primera vez y no caer en la eterna rutina.

 

Jorge Novoa Romero

Psicólogo

Magister en salud sexual y reproductiva - U El Bosque


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