La horrible tortura detrás de un paseo romántico en coche en Cartagena.


Cuando usted sube a un coche turístico, sube a un vehículo que no está cubierto por ningún tipo de seguro médico ni de responsabilidad civil o social. Si usted tiene un accidente en él, nadie responderá.

Estos caballos tienen una vida llena de sufrimiento, tortura y carencias. Este es su sitio de descanso: Casuchas miserables y llenas de excrementos, de barro y piedras, sin bebederos,  ni techos que los protejan de la lluvia y el abrasante sol de 102 Farenheit  del trópico. Hacinados en un mínimo espacio en el que no es posible descansar.

No tienen un veterinario, son herrados por hombres  inexpertos e ignorantes en el tema, que al hacerlo mal les causan terribles dolores y torturas en sus patas.

Recorren 30 kilómetros bajo el sol torturante de Cartagena antes de llegar a su lugar de trabajo, trabajan largas jornadas sin comida ni bebida, ni posibilidad de descansar. Al terminar, regresan otra vez 30 kilómetros, exhaustos.

Existen leyes de protección animal que no son respetadas por nadie, ni por la alcaldía, ni por la policía ni por las autoridades del tránsito.

No solo sufren los animales en este negocio, los seres humanos también. Los hombres que manejan los coches turísticos son explotados por un monopolio millonario, y pese a esto no se les ofrece ninguna garantía laboral. Estos trabajadores no tienen sueldo básico, ni servicios médicos, ni pensión.

Es un negocio totalmente ilegal e irregular en el cual el turista expone su vida.

Usar y promover coches turísticos en Cartagena, es apoyar la tortura animal y la esclavitud laboral.

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