Desde cuando se estableció en Colombia la elección popular de alcaldes, sólo ha habido tres alcaldes cartageneros, Alberto Barboza, Judith Pinedo y Dionisio Vélez. Domingo Rojas fue el primer alcalde elegido popularmente.
El comportamiento de los tres fue y es administradores de la cosa pública, es decir, dentro de lo que corresponde administrar una ciudad. Barboza y Vélez fueron alcaldes elegidos para terminar periodos atípicos y Pinedo gobernó su mandato constitucional.
Sin embargo, Dionisio Vélez vendió en su proceso eleccionario que iba a ser un alcalde gerente y que iba a convertir estos dos años y medio en cuatro años de gobierno que permitiera restablecer la confianza ciudadana en el distrito de Cartagena, después de la lamentable desaparición de Campo Elías, el alcalde titular. Aunque legalmente, es una elección distinta.
El concepto de gerente, nada que ver con la realidad distrital, ya lleva más de un año y los problemas de la ciudad siguen intactos y algunos se han acrecentados. Este mes de Julio, precisamente, se ha dado más muertes violentas que en el periodo anterior, sólo para reseñar una problemática. Otra, la movilidad urbana es un caos por donde uno se meta.
El gerente de hoy en día es según los gurús de la administración, “aquel capaz de tener conocimiento de una segunda lengua, estudios universitarios de especializaciones o maestría, conocimientos avanzados en informática, habilidad y capacidad para la comunicación, una amplia visión y capacidad empresarial y por último una excelente capacidad de negociación”. … Y se le debe agregar su perfil, es decir si es un administrador público, clásico, humanista, autoritario y además tener en consideración su enfoque diferencial.
Juzguen ustedes amigos lectores. ¿De cuál de estos seis parámetros o indicadores, cumple el alcalde actual? Seguramente cumple a cabalidad con el último, es decir, tener una excelente capacidad negociadora. La ciudad lo está leyendo como un gran negociante. Y lo que es aún peor, no confía en sus propios coterráneos que lo eligieron, ya que todo tipo de contratación la está realizando y acomodando licitaciones a empresas de otras ciudades. -Por eso la gente vende el voto. No busquen otra explicación- Es tan aberrante el estado de incredulidad de los votantes que ejercen su voto por el dinero y lo demás no les importa, va a ser lo mismo.
Entonces, ¿es un gerente o un regente? Gerente está muy lejos de serlo. Su capacidad negociadora ha llegado a tal extremo que todo lo que presenta al Honorable Concejo Distrital se lo aprueban. Para exponer sólo tres casitos: El año pasado le aprobaron 250 mil millones para acciones varias, sin especificar los proyectos de inversión. Este año solicitó un CONPES de 200 mil millones para terminar el proyecto Transcaribe y ahora recientemente le aprobaron utilizar 250 mil millones de vigencias futuras, significa endeudar al distrito, que entre otras cosas, se la negaron a Campo Elías. Eso sin contar con los recursos establecidos en su Plan de Desarrollo.
El Honorable Concejo distrital, nos tiene acostumbrado que cuando no está de acuerdo con el gobierno distrital, con el alcalde para ser más preciso, forma su algarabía, su alharaca, y la gente piensa que, ahora sí está el concejo cumpliendo su función de control político, y pasado un tiempo entra en un silencio cómplice, y para la muestra un botón, todo lo que el alcalde presenta se lo aprueban, sin chistar, uf, deja un tufillo raro.
Según la real academia de la lengua, regente significa: Gobernar por la minoría de edad o por falta o incapacidad del titular principal. La desaparición o incapacidad del alcalde titular se dio la elección atípica, antes pasaron cuatro alcaldes encargados. Y hoy tenemos a Dionisio Vélez Trujillo para terminar el Programa de Gobierno “Hay Campo para todos” que ahora se llama, “Ahora sí Cartagena”, lo mismo, pero con otro rostro y vestido.
En conclusión es ¿gerente o regente? Para mí no es ni lo uno ni lo otro. Más bien pienso que está aprovechando su cuarto de hora y punto.
