EL Porro en Cartagena de Indias: Mis encuentros con Clímaco Sarmiento y Rufo Garrido.


El Porro en Cartagena de Indias. (Segunda Parte).Mis encuentros con Clímaco Sarmiento y Rufo Garrido.

 

Definitivamente, El Jefe Daniel Santos no comprendió en nuestras conversaciones la complejidad cultural del porro, básicamente por no ser colombiano, aunque había visitado el país varias veces y en verdad, no lo culpo, porque el tema de por si es complejo y difícil de explicar en un blog periodístico y de manera especial a un extranjero.

Sin embargo, Orlando Contreras mi otro contertulio terció para que la conversación continuara, y así pudiesen ellos comprender los pormenores de esta música que a todos mis contemporáneos nos llena el alma  desde hace más de 55 años, cuando nuestro espíritu melómano comenzó

a desarrollarse fuera del vientre materno.

Entonces la decisión más inteligente que tomé con “los Jefes mundiales del bolero” fue  abordar el tema acorde con mis recuerdos.

  Esta fue  la gran  idea, revivir los recuerdos, a  lo cual accedieron los cantantes dejando estas historias  para la posteridad, invitando a todos a remover

el interior de esos  baúles llenos de gratas vivencias rememoradas ,asociadas a los mejores porros del mundo, dando licencia a todos  para  construir su propia y exclusiva  lista, es decir, su propio top, nacido de sus reales preferencias por determinadas canciones.

De esta manera, con la concentrada atención del intérprete de : “Vuelve otra vez, no, no lo hagas por mí…” y la semidormida atención del Jefe, empecé a activar mis recuerdos y ubicarme en la segunda década de los años 50, cuando todavía sonaban los acordes de:

Caminaaaa, vaca vieja que me voy,

Camina , que camina,

que allá  “alante” hay agua pa ’beber…

Ay, la vaca vieja,

Camina vaca vieja que me voy,

ay la vaca vieja…

Eran las notas del Maestro Clímaco Sarmiento, hijo dilecto de Soplaviento, Bolívar, adoptivo de Cartagena, ciudad en la cual desarrolló gran parte de su arte musical.

“La Vaca Vieja” grabada por Clímaco Sarmiento y también por  Rufo Garrido guarda entrañables recuerdos familiares siendo una de las canciones preferidas por mis padres y tíos Antonio Carlos y Cristiana quienes protagonizaron una inolvidable anécdota, cuando el tío Toño y mi padrino Aníbal Castilla se fueron de parranda  perdiéndose dos días.

 Desesperada, la “Tía Tana”,  salió a buscarlos por todos los bares de Montería hasta cuando los halló en uno de estos sitios de placer, precisamente, cuando bailaban y cantaban “La Vaca Vieja” con la orquesta del Maestro Clímaco.

Enfurecida, “la Tía furia” como la llamábamos, detrás de bambalinas, comenzó a gritar a todo pulmón: Pedazos de sirvenguenzas!al fin los encuentro y se acabó la Fiesta! la vaca vieja soy yo y me los llevo en los cachos! Paguen la cuenta y vámonos!

Así era la vida de sencilla en esos años 50, cuando la buena música era uno de los placeres más exquisitos  de las clases populares y la integración de los caribeños era más sólida que en nuestros días, al punto que a muchos cartageneros y turbaqueros poco les costaba estar viviendo en Sincelejo o en Montería, durante  una temporada y después volver a su terruño natal.

Y fue  hace más de   33años, cuando en el Barrio Las Delicias, ubicado al Pie de La Popa, conocí a uno de los herederos de los genes y el arte del Maestro: Al gran Michí Sarmiento, cuyas  presentaciones  en la caseta  “Subway “en  el Barrio de  La Quinta, amenizaban las fiestas  de casetas semanales llamadas tómbolas y las festividades novembrinas de la independencia, en un calendario festivo que nunca terminaba.

Al Michi, tuve el gusto de entregarle en esos años del 80, un reconocimiento  a su arte en nombre dela fundación Finpeb, acompañado del entrañable amigo y  fervoroso líder comunitario Belisario Hurtado, quien desde la Escuela de Gobierno de la Alcaldía de Cartagena, continúa  trabajando sin cesar por la cultura popular de los barrios cartageneros.

Con  Rufo Garrido el gran Maestro cartagenero del saxofón, mis encuentros fueron más amplios:

 Mis recuerdos más lejanos   evocan la segunda década del 50, cuando salió

La Palenquerita:

Yo tenía una palenquera,

Muy curiosas y muy ligera,

Trabajando noche y día ,

No quiso que me moviera…

Eran los tiempos de  la diáspora de las palenqueras, cuando comenzaron a tomarse  a Turbaco con la venta de sus productos de manera especial la yuca, la cual por sacos le compraba mi abuelita Ana Hercilia, quien la vendía   al  detal, junto con la carne que  expendía mi mamá Rosa, en la casa tienda dela Calle Real de Turbaco, cerca de la actual estación de gasolina Yurbaco.

Allí, en mi casa en el espacio público frente a esta, en la mesa de fritos de la Sra. Luz María de Carrillo ( esposa de Fernando Carrillo, trompetista de las orquestas de la época, como la de Rufo, Clímaco, Pedro Laza y otras) llegaban las noticias de Cartagena y fue así como llegó en un día trágico  la noticia de la muerte de Pedro Infante en Abril de 1957, consternando a todos los presentes especialmente a mi mamá, su fans número  uno.

Pero un día creo, que en ese mismo año, llegó la noticia, sobre la palenquera que grabó el soneo de :

“Alegría, con coco y anís,

 casera cómpreme a mí,

que vengo del barrio Getsemaní”;

Se  trataba de una de las señoras que a diario vendía, ahí frente a nuestra casa , ganándose $2.000 pesos por su  intervención en el disco, lo cual, a nuestro juicio, era una miseria, dado el éxito que logró la canción.

De igual manera, “Brisas de Diciembre”   representó otro grato encuentro significativo con el Maestro  Rufo y su cantante Tony Zúñiga, uno de los  grandes de la música popular de la época con Crescencio Camacho, EL Pibe Velasco y otros que no preciso en el momento.

Inolvidable es el sabor de la melodía y la voz del Maestro Tony:

Diciembre llegó,

con su ventolera señores,

y la brisa está, está ,

que llena el mundo de placeres.

Recuerdo aquellos momentos, cuando en diciembre soplaban los Vientos Alisios y la abuelita Ana, exigía a las nietas que usaran” la combinación”, una prenda interior con colgantes que cubría desde los senos hasta las piernas de las mujeres, para evitar que  la brisa levantara la “pollera” y pusiera al descubierto   las partes púdicas, que para esos tiempos se iniciaban   del tobillo femenino hacia arriba.

Era, guardadas las  distancias del tiempo,  la época de la “pollerita”, confeccionada con la tela de los sacos de harina de pan desocupados, por supuesto, para las chicas de bajos recursos económicos, y de seda ya confeccionadas para las chicas más pudientes .

Era  también la era  del “corpiño”, para guardar los senos  de las chicas en quienes comenzaba a aparecer, uno de los más hermosos encantos femeninos, remplazado después por el “acostumbrador” en estos tiempos modernos.

Había que ver entonces, el apuro de las mujeres en los días de diciembre cuando llegaba la “ventolera “y se paseaban por la plaza de Turbaco o el Camellón de Los Mártires de Cartagena.

Que tiempos y sucesos  sencillos, aquellos que inspiraban a los compositores y músicos cuyas canciones acompañadas de letras sencillas de la cotidianidad ponía a disfrutar a las gentes con sus ritmos cadenciosos y deliciosos.

¡Que tiempos estos señoras y señores, del reggaetón obsceno, rampante  y chabacano, que lástima de letras!

¡Pero que tiempos estos  de los escotes profundos ( de larga tradición en nuestro medio), de los vestidos sin brassieres o con brassieres magig-cup, de la minifalda y de los pantaloncitos  y bermudas muy calientes que se convierten en c… faldas llegando a extremos no deseados!

¡Que tiempos estos,  los de la tanga brasilera y  la del hilo dental!

¡Que tiempos los nuestros!. Sin embargo, esta es la moda!    Y como dice el refrán popular: Lo que está de moda no incomoda!

Hoy,  en este final de septiembre, cuando los cielos cartageneros se visten de nubes cargadas de lluvias que no caen en el Pié de La Popa ,revestida ésta  con las flores amarillas de incontables árboles de Guayacán, en mi mano tengo una valiosa joya prensada en un LP de 1983 hecho por Sonotex ( DSS .50177).

Se trata de “Carnaval con Curro”, que contiene del Maestro Rufo las siguientes canciones:

Timba y Tambó… pa’ que goce la gente…

Que toque Rufo… su saxofón…

Palenquerita. .. Si tu te vienes conmigo, en Palenque, allá te esperan...

Matimba…gozaba allá en Barranquilla…

Compadrito… Viejos como tú compadrito, ya no soplan nada…

A las anteriores sume las creaciones de La Sonora Curro cantando Crescencio Camacho  y el barranquillero Carlos  Román “Romancito” y  otras joyas de la Orquesta  A número 1  de Cartagena.

Que tiempos aquellos! La edad dorada del porro y de otros ritmos de las costas caribeñas de Cartagena de Indias, cuando las residencias de las familias de clase  media eran el escenario apropiado, cuando los clubes sociales gozaban de esta música cuando nuestras orquestas eran invitados especiales y obligados de las fiestas de noviembre, cuando en Mi kiosquito de Barranquilla  en la carrera 21 con la calle 68, o tal vez más abajo, se presentaban estos artistas cartageneros, a quienes  con Pacho Galán, extrañan todavía los barranquilleros amantes de la buena música del Caribe CONTINUARÁ… Espere Pedro Laza, el porro en acordeón de Sincelejo  y Sucre, el porro cordobés , el porro de las bandas francesas y de las orquestas venezolanas…

 

 


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