En materia de asuntos públicos y políticos se ha dicho todo, pero se ha hecho muy poco. Esta es la gran falla que tienen estás dinámicas; lo perverso termina teniendo más aceptación y victorias que las formas apropiadas y correctas, lo que termina desmotivando a los ciudadanos que aún creen en el actuar bien. Las malas costumbres afianzan una cultura de aceptación y veneración para lo que es aberrante y tóxico para la sociedad —tal como sucedió con los narcos durante los años ochentas y noventas, que aún se sienten las secuelas de esa pseudocultura de veneración de lo ilícito—, con justa razón la gente del común ya no cree, es que tienen todas las razones para no creer. La gran mayoría de políticos durante los tiempos electorales dicen ser honestos, prometen un cambio, muchos vaticinan un tiempo donde todo será mejor; pero la realidad nos señala que la tendencia es a empeorar, los indicadores de abstención, crimen, corrupción, intolerancia, contaminación, deterioro ambiental, clientelismo, incremento fiscal y de impuestos, pobreza, miseria, exclusión y similares, tienden a incrementarse de forma exponencial.
Entonces, qué vamos a hacer? Quedarnos cruzados de brazos y dejar ser y pasar? No! No podemos darnos el lujo de hacer eso. Queramos o no, estos problemas están relacionados a la política y la administración de la cosa pública. Queramos o no, todos estamos siento afectados por las decisiones que se toman en los distintos escenarios políticos; el hecho de que nos guste o no, si participamos o no, es poco relevante para los resultados que se terminan dando. En otras palabras, todos somos responsables de lo que pasa, pero es más fácil siempre responsabilizar o culpar a los demás.
Por eso un grupo de ciudadanos del común nos hemos aglutinado bajo el factor común de la inconformidad, el desprecio por la injusticia y los manejos inapropiados de los asuntos y recursos públicos. No prometemos nada más allá de ser ciudadanos activos en una ciudad pasiva e inmóvil que pareciera haberse rendido ante la opresión de la corrupción y el avasallamiento de la injusticia.
Pilas Colombia se circunscribe a la articulación de la política, la inclusión, el liderazgo y las acciones enfocadas al servicio común. Creemos firmemente en que Cartagena, Bolívar y Colombia, necesita una sociedad civil más capaz, más informada y más activa. Una sociedad civil que pueda interlocutar de forma asertiva —sin animosidad, odios o resentimientos—con las instituciones de gobierno de forma fluida y civilizada. Pilas Colombia cree que el cambio está en el ciudadano del común, que el cambio comienza con una decisión individual que crece de adentro hacia afuera, que la solución reside en todos y no en unos pocos.
Este blog tiene como objeto acercar a esa gente del común —la gente que todavía cree, aunque sea un poco— entre ellos y con las instituciones del Estado, en darle más elementos de juicio acerca de la actualidad y temas de interés público, de forma sencilla y coloquial para que sepamos que todo aquello que parece imposible y difícil, no es como parece.
Por eso los invito a seguirnos, a opinar con fundamento racional, pero sobre todas las cosas los invito a que nos pongamos Pilas, porque la solución a todo lo que nos tiene inconformes está en ti.