Fiestas de Independencia: 'agosto' para los vendedores informales


Venden hasta el doble los trabajadores del rebusque. 

Por Wendy Borja, reportera del Programa de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Cuarta entrega de “Fiestas de Independencia: proyecto de cultura y periodismo”*

 
Llegó noviembre y Cartagena se viste de fiesta. Los cartageneros diseñan su mejor pinta y disfraz carnavalero; los tenderos se surten de azulín, espuma de carnaval, maicena y agua, ingredientes esenciales para comenzar a cocinar las fiestas novembrinas.
 
Por las calles y los establecimientos comerciales venden las máscaras, los pitos y pelucas. Sólo se escucha música folclórica. Los desfiles en carrozas y las comparsas salen a relucir y los vendedores informales se disponen a aprovechar las grandes ganancias que deja la celebración.
 
Noviembre en Cartagena significa alegría, algarabía, música, fiesta, goce y libertad; en este mes la ciudad amurallada celebra ser la primera provincia que se liberó de la Corona española el 11 de noviembre de 1811.
 
En las fiestas novembrinas ni las tardes ni noches del ‘corralito de piedra’ son iguales; el retumbar de músicas de tambores, esos que cuentan la historia, se escuchan con más frecuencia.  Por sus calles, callejones, barrios y senderos abunda la gente, la ciudad ya no es solo nuestra, es del visitante, del enamorado y del extranjero.
Cada esquina es adornada con un negocio: los puestos de comida, la venta de pelucas de colores, de maicena, de máscaras  y de todo aquello que simboliza fiesta. Los tenderos y  comerciantes informales de la ciudad se preparan para vender quizás el doble de lo que comúnmente venden.
 
Por ello, las Fiestas de Independencia no son sólo el escenario para que la gente salga a disfrutar de un sin número de eventos organizados por el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena y por las asociaciones barriales, sino que además se constituyen en la gran oportunidad para que tanto el vendedor informal como el comerciante aumenten sus ingresos. 
 
 “En un solo evento de las Fiestas de Independencia vendo el doble de lo que normalmente gano, tanto así que en una noche sobrepaso las ganancias de tres días”, afirma Doña Gregoria, vendedora de fritos.
 
Se podría decir que en noviembre los comerciantes informales tienen su ‘agosto’ porque  aumentan sus ventas  en  comparación con  los demás meses del año.
 
Según lo manifestado por los vendedores aglomerados en la Plaza de la Aduana la Noche de Candela ese incremento es de hasta un 70%.[file:img_9083.jpg=test]
La Noche de Candela es la celebración que rememora las noches de fandango de las fiestas de la Virgen de la Candelaria. Esta fiesta, que además homenajea el fuego y los tambores se realizó el 28 de octubre del año en curso, dentro de los eventos denominados “preludios”
 
Mientras los tambores retumban y la multitud baila, el tendero vende cervezas y el vendedor ambulante ofrece la espuma.
 
Los comerciantes de helados, agua, gaseosa,  chuzos, jugo de naranja y de algodón de azúcar abundan en las plazas, rebuscandose para lograr el sustento de sus hogares, ofrecen sus servicios con mayor regocijo y mucha más energía; y cómo no, si noviembre en Cartagena es sinónimo de mejores tiempos, alegría, oportunidades y esperanza. 
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* Iniciativa de la Universidad de Cartagena: Programa de Comunicación Social y División de Comunicaciones y RR. PP.; la Universidad Tecnológica de Bolívar: Programa de Comunicación Social y Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo; el Comité por la Revitalización de las Fiestas de Independencia, Programa AfroColombia de Señal Radio Colombia y la Fundación Color de Colombia.
 

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