Es justo y necesario entrar en otra órbita cuando el mundo pareciese venirse abajo y los espíritus, en vez de abrazarse sin temor, juegan al depredador con su misma especie. Es justo y necesario, sí. El continente donde nacimos tiene el velo tejido por una historia de cruentas batallas donde pareciéramos jugar siempre de perdedores y el lamento la única opción, incluso a la hora de crear. Se nos cuenta sin asco, una y otra vez, que somos eternos vasallos en tierra nueva con el estigma perenne del "colonizado" mientras sonreímos agradecidos cuando alguien del otro lado, cruzando cualquiera de los charcos, vienen a hacer lo que,obviado, podemos hacer con nuestra historia. La sociedad a la que nos hacemos adeptos administra nuestros sueños, dependiendo de los factores sabidos y repasados que condicionan con alevosos argumentos. Nos incitan a encarnar roles y papeles desde los cuales, muchas veces no siempre, nos talla la piel haciéndonos heriditas que suman y suman hasta volvernos una gran laceración con celular. Hay muchos que sonríen, triunfantes, desde su cómoda posición de pisoteadores y otros que sufren, a veces en voz alta, casi como una súplica y otros en el más fino silencio...¿es acaso justo?
Este es un alto en el relato de nuestro viaje, un paréntesis, para compartirles un texto sencillo, por si la sonrisa que estamos regalando palidece al cerrar la puerta y para recordarnos que no estamos solos; gracias al azul de los cielos y al vasito de agua que nos tomaremos después de leer esto, nos tenemos a nosotros mismos, sólo hace falta llenarse de buenos espacios para amenizar nuestras soledades, crecer hasta el florecimiento, sin temor de los altibajos económicos y sociales, los disgustos con nuestros semejantes, y otras desavenencias anidadas en el fondo del corazón. Es un escrito viejo, actualizado, empalagoso si se quiere pero sincero, una invitación al reencuentro y la conciliación, por si necesitamos, sin respuesta, otra órbita para huir a un lugar más hospitalario, sin movernos de casa.
Manual inocuo de autoayuda para tormentas
Tal parece que perder cuidado es una forma también de perder el juicio.
Pierda, entonces, cuidado;
brinque los triángulos, salga de tantas líneas,
considere las curvas.
Moldéese bajo el existencialismo; una buena forma de forjarse humano.
De ahora en adelante tenga usted muy buenos días;
recuerde sacar a pasear las horas, escoja con dedicación el momento de alimentar toda alegría.
Tenga a la mano algo de música, todas las melodías;
anímese a reír con cada desatino.
Olvide posponer ideas, propóngase colorearlas con deseos.
Y ¡por favor!
Haga caso omiso de los bajones en la bolsa,
del tomate que cada vez menos rojo viene,
del marido que no tiene, de la vieja que no se lo quiere dar,
del hijo que no se parece a usted, de su mamá que no lo entiende,
del dinero que no alcanza,
de amargarse por las políticas públicas,
del amor que no le espera en casa,porque lo tiene dormido en el bolsillo.
No planee vivir, deje que la vida se encargue.
con cariño,
El Amaracá