Aníbal Velásquez y Dolcey Gutiérrez: los Reyes Eternos del Carnaval.
Primera Parte: Aníbal: “El Bárbaro del Acordeón“.
Barranquilla, la Puerta de Oro de Colombia inicia una de las fiestas más importante del mundo entero, por la participación súper, ultra masiva de las clases populares y de las otras también, por sus artes y artistas, por sus espectáculos, por sus goces terrenales y también carnales, por sus desmanes y arbitrariedades y por el éxodo que provoca entre los puritanos y pocos amigos, con todo derecho, de este tipo de festejo.
“Quien lo vive es quien lo goza”, es una de las expresiones verbales que más compagina con la realidad del Caribe, y es que no hay más: vivirlo para gozarlo como Ud. desee:
Asistir a una fiesta huesera con los familiares.
Alquilar un palco del cumbiódromo de la Vía 40 con todo incluido para ver y gozar los desfiles tradicionales: la muestra cultural folclórica más grande e impactante de Colombia, aunque nunca faltan dos o tres pendejadas que siempre se cuelan!
Salir del palco o de la fila donde estás ubicado a bailar Cumbia o garabato, con los grupos que pasan con sus hermosas negras, blancas y trigueñas, que te arrastran varías cuadras “abajo” hasta cuando tú “señora enfurecida”, supuestamente te rescata de las bailarinas que te ponen a soñar despierto y dormido si es que logras “recostarte un rato”, como decía mi abuelita Ana Hercilia.
Comerte un espectacular sancocho de guandú o de mondongo, si llegaste tarde al primero y este se acabó rápido.
Hacer un desenguayabe en las Flores con sopas de pescado, mientras te refrescan las brisas del Magdalena y sus olas revientan a tus pies.
Gozarte una noche de baile y canto con grupos de salsa, vallenato y merengue.
Tomarte unas cervezas frías en La Troja recordando a Joe Arroyo, Héctor Lavoe , Cheo Feliciano y toda la Fania entera
Pasar una tarde- noche en la Victoria con Richie Ray en vivo.
Gozarte una noche de música y frías al por mayor en el festival de la cerveza.
Pararte en una esquina en una tarde de brisas, de estas de nuestro Caribe durante una hora, viendo pasar a las cien mujeres más bonitas de Barranquilla, que pueden ser miles si dispones del tiempo.
Bailar, escuchar toda la música que tu quieras en El festival de Orquestas y más.
Hacer el amor con tu pareja de siempre como lo mandan las leyes en una noche apasionada en un hotel de tres estrellas para arriba.
“Patearte” el show desde un cuarto piso, a las cinco de la mañana, cuando una vecina de esas que nunca faltan, aburrida y amargada porque los borrachitos no la han dejado dormir con la salsa y los vallenatos a todo timbal; entonces como si estuviera interpretando una canción dramatizada de Rubén Blades llama a la policía que llega presta y todo el mundo exclama: Miércoles se los van a llevar para el CAI!
Pero que va! La poli se queda carnavaleando con los rumberos amanecidos enmaizenados y llenos de espumas y eso vale en esta “cipote” de fiesta.
Tomar unas cuantas cervezas frías a tres o cuatro cuadras de la casa familiar, mientras pasan y gozas de los grupos artísticos de la noche de la guacherna inventada por Esthercita Forero, que alegre mira desde el cielo de los artistas.
Contratar un grupo vallenato a las tres de la mañana y ponerte a cantar con él en el parque de los músicos donde está el monumento al Joe Arroyo, por supuesto más grande y bacano que el que le hicimos los cartageneros-
Gozarte el disfraz de tus nietas e hijas emulando a las marimonditas, a las negritas pulois los congos, el torito o a María Moñitos.
Hacer un paseo chévere, temprano en la mañana por la ruta de la libertad: Salgar, Solinilla y Sabanilla con el único y exclusivo propósito de comer pulpa de coco viche y tomar su agua que te sabe a besos de la mujer amada.
Parquear tu carro en la calle 72 con carrera 59 y bailarte la noche con tu amor en plena vía pública, compartiendo con parejas de novios jóvenes y viejos, pobres y ricos, mendigos y deditos parao´s.
Gozar la danza del garabato compuesta de hermosas morenas y trigueñas y hacerte la ilusión que en esa oportunidad, saldrá un director de escenografía súper innovador, dándole muerte a la “Muerte del garabato” y no a los bailadores como lo hace la danza tradicional.
Parrandear con tu compadre después que tenías 10 años de no encontrarte con él, tomarte una botella de un buen whisky acompañado de las canciones de los reyes eternos del carnaval:
Aníbal Velásquez, Y
Dolcey Gutiérrez.
Son estas 20 de las mil y una oportunidades que te ofrece el carnaval de gozarte la vida a lo bien hecho, disfrutando, de manera especial de la música de la vieja guardia, esa que muchos dejaron morir en Cartagena, pero que en Barranquilla continúa viva en las emisoras radiales, en los equipos de sonido familiares, en los picóts, esos que continúan compitiendo con los cartageneros de hoy, en el canal local de tv y de manera especial, en el alma de nosotros los caribeños, sitio inmaterial, donde jamás morirá.
Mis encuentros con la música espectacular de Aníbal Velásquez son de vieja data, desde mi adolescencia, desde hace 51 años, quiero decir, cuando en el año 1963 escuché:
La Ronchita:
Así es que me gusta a mí,
que me rasquen, que me rasquen.
Pero lo que me disgusta,
es que eso pica y después arde…
Después vino La Cachiporra…Esa vieja que va aquí en el bus,
Habla más que una cotorra…
…Cuando la vieja Cachiporra escuchó esto exclamó:
Chófer loca, chofer loca, loca , pero loca…
Eran los viejos tiempos de los 60 cuando existían los destartalados buses del Barrio La Esperanza y “el vacile” de nosotros los muchachos era cantar “La Cachiporra” molestando la vida al conductor que casi siempre terminaba rabioso y “corriendo la madre” a todos los que íbamos con el desorden en la última fila de siete cupos, es decir en 2el puesto de los músicos”
Otro vacile espectacular fue cuando salió “El Perro de Juana”:
Juana tiene un perro que se llama Farol,
Tiene los zapatos blancos
que su mamá le compró…
Entonces sucedió… que pobre de aquel que usara tenis blanco, que era el zapato de hacer educación física, por que perdía el nombre y todos lo bautizábamos con el nombre de Farol.
Así la vida continuaba dura, pero alegre, con el corazón y los sueños en el futuro, disfrutándola más cuando aparecían las canciones de Aníbal, cuando los estudiantes de sexto de bachillerato del Liceo de Bolívar lo traían a sus bailes en el Club Popa para financiar las excursiones de fin de año, o cuando las emisoras presentaban los programas de mano a mano a mano entre Aníbal y Alfredo Gutiérrez.
De esta forma, entre los 60 y 70 , la música del barranquillero sonó con la fuerza que hoy suena en las fiestas del Carnaval el cual estaremos gozando en próximos días:
Alicia La flaca, El Turco Perro, Él Turquito Manuel, Un Poquito de Cariño, Golero Emparamao’ La Brujita, El Profesor Zorro, Fíjate Que Bueno Está, El AJÍ Picante, Guaracha en España, El Perro de Los Zapatos Blancos, Lo Baila Rosa, La Ronchita, Pum Pum,Para Que, El Desfile, Mambo Loco, El Cumbanchero, Las Delgaditas, Dominique, y centenares de canciones más que todavía nos alegran la vida en Carnaval, que nos ponen a gozar en cualquier momento y también a recordar viejos y buenos amores como aquel LP. : “Boleros con Aníbal Velásquez” y los inolvidables: “Navidad” y Cinco Pa’ Las Doce.
Hoy, es muy reconfortante saber que Aníbal continúa triunfador en la música del Caribe, en sus giras internacionales y nacionales, en el alma de los barranquilleros y demás caribeños como nosotros.
Es de igual manera muy satisfactorio poseer en buen estado el LP. “Lo Mejor de Aníbal Velásquez” prensado por Discos Tropical (LDE2689) con 12 de los mejores éxitos , de verdad verdad, y poseer otro disco “Bailables de Navidad volumen 2”, prensado en 1978 por Discos Fuentes (Estéreo237441) en el cual aparece “ En Navidad” de la autoría de José, el hermano del cantante, con Aníbal Velásquez y Su Conjunto.
Este es el pentagrama de mi vida con Aníbal y su música, este es ahora el pentagrama de los carnavales de Barranquilla y de las fiestas familiares, teniendo siempre presente: “Quien la oye, canta y baila, es quien la goza”. CONTINUARÁ…