Parte Final: Alí Primera y Los Guaraguao: En las Casas de Cartón no Basta Reza
No, no, no basta con rezar,
hacen falta muchas cosas,
para conseguir la paz…
y rezan de buena fe,
y rezan de corazón,
pero también reza el piloto,
cuando monta en el avión
para ir a bombardear,
a los niños en Vietnam…
En el mundo no habrá paz,
mientras haya explotación,
del hombre por el hombre,
y exista desigualdad.
El intermedio necesario entre una y otra canción permitió mi diálogo con el maestro Primera, quien desde sus años mozos fue un crítico acérrimo de las sociedades injustas tipo Venezuela y Colombia, dominadas por la explotación del gran capital, nacional e internacional sobre la masa de los trabajadores y clases medias de la sociedad.
Por ello cuando cantaba: “No Basta Rezar “defendía su tesis que rezar de corazón y de buena fe, es muy positivo, pero hay que complementarlo con justicia social, es decir con trabajo decente, con oportunidades de educación de calidad, superando las casas de cartón y de otros materiales infames que ofenden la dignidad humana y todas las injusticias vigentes en su época.
Pero más interesante resultó su tesis que jamás se puede invocar el nombre de Dios para realizar el mal, tal como lo hacían los pilotos norteamericanos cuando atacaban las aldeas vietnamitas con bombas, metrallas, napalm y el agente naranja, el funesto herbicida y defoliante que se hizo famoso por su uso indiscriminado en esta absurda guerra que costó la vida de 75.000 jóvenes humildes de norte américa y de más de 5.000.000 de vietnamitas e indochinos.
Eliminar las injusticias es el primer paso para conseguir la paz, y por esta razón Ali y Los Guaraguao, continuaron abogando por esta a través de otra de sus canciones pretendiendo cambiar las conciencias; “Jesús Caminante” es un buen ejemplo:
Caminante, hijo de la libertad, canta conmigo a la paz;
quiero que les hagas comprender que existe un mundo mejor,
que se logra con amor y fe.
Paz, paz para la humanidad,
la paz es felicidad, hermano yo te ofrezco mi amistad…
Caminante, guía de la multitud, dale al hombre nueva luz,
quiero que les hagas comprender, que existe un mundo mejor,
que se logra con amor y fe…
Incansables, ahora los Guaraguao no paraban con sus canciones de contenido social crítico y transformador.
Eduardo Martínez, la voz Líder y ejecutante del cuatro, Saúl Morales con la guitarra, Jesús Cordero con el bajo y José Manuel Guerra con la batería, se afanaron esa tarde en Barranquilla para dar lo mejor de sí y acentuar la crítica social.
El público estudiantil allí presente, era el más adecuado para escuchar la protesta contra el régimen injusto vigente en América Latina y contra la dependencia neocolonial frente a Estados Unidos de América y el saqueo de los recursos naturales.
Por ello, la voz de Eduardo Martínez sonó irreverente:
Perdóneme tío Juan,
Pero se ve que ud. no sabe nada,
Las cosas que yo le digo, se sienten en carne propia…
Viejo ud. no se ha paseao’, por un campo petrolero,
Y sólo nos van dejando, miseria y sudor de obrero.
Los niñitos macilentos que habitan allá en los cerros,
más que vivir agonizan entreteniendo sus sueños.
Contésteme tío Juan, no se me quede callao’,
Contésteme ¿si no hay razón pa’ que sigamos luchando?
De nuevo volvió al evento, el drama de los niños y las niñas humildes de Venezuela, Latinoamérica y el mundo atrasado, donde millones de ellos y ellas cada año mueren por hambre, abandono y por enfermedades fácilmente prevenibles, como la diarrea, las IRA (infecciones respiratorias agudas.) y otras enfermedades tropicales
El tema del imperialismo, apareció también en el escenario, en la medida que las empresas multinacionales de Europa, USA, Japón y de algunos otros países de Asia se llevan los recursos naturales y sólo quedan los socavones, las áreas devastadas y contaminadas y la explotación inmisericorde de los trabajadores.
Pero también los temas de la vida cotidiana salieron a flote en el ambiente cargado de euforia, júbilo y algo más; Eduardo Martínez con su melódica voz empezó a cantar “El Cangrejo”, uno de los crustáceos más ligados a nuestra vida marinera de cartageneros, de manera especial, todavía en la zona costera e insular, por cuanto en la zona urbana, varias especies de estos desaparecieron, al ser aplastadas sus laberínticas casas con las losas de pavimento!
Hoy vienen a mis recuerdos estas estrofas:
Todita la noche sin poder dormir,
con ese bendito cangrejo que anda por ahí,
lo he buscado sin poderlo hallar…
¿Qué se hizo el cangrejo, si estaba en la sala
se iría para Tito Caramba? Playa Colorada?
¿Que se hizo el cangrejo compadre,
se iría para Hicacos y Perdigalente?
Pienso que también el compositor de la canción vivió experiencias parecidas a las mías, cuando en los años 1968, 1969 el gobierno de Carlos Lleras Restrepo nos obligó a los estudiantes colombianos a prestar el servicio militar.
Entonces nos tocó ir a “campaña” a la Isla de Barú, con exactitud a Santa Ana, donde las chozas de las playas para acampar se llenaban de noche de cangrejos, los cuales amanecían en las botas, causando el natural susto de la ocasión y la risa de quienes nos habíamos librado de sus tenazas.
Librarnos de los cangrejos, sobrevivir a los vendavales lluviosos, a las serpientes, en medio de la oscuridad, al excesivo ejercicio físico, (mental, casi ninguno) al maltrato verbal de algunos cabos , sargentos y uno que otro teniente de infantería de marina, fueron nuestras experiencias con mis compañeros de la Normal Piloto y del Liceo de Bolívar, unidas a la obtención de una libreta militar de primera clase y la preferencia de las futuras maestras, de las cuales casi ninguna de las 30 chicas de la promoción , se quedó sin novio estudiante-militar.
No obstante, de honestos es reconocer que hubo también jefes de mucha calidad humana, entre quienes recuerdo al sargento Chimá y al teniente Santos cuya inteligencia y don de gentes hicieron del pelotón de nosotros los normalistas el mejor del contingente 1968-1969.
Pero más allá de lo personal, hay que reconocer que ni las guerras, las pestes, las hambrunas, la exclusión, la represión y la prohibición de su música podían detener los cantos de libertad, “ni los cantos de la vida sencilla”, ni a Alí Primera, quien continuó cantando en esta Tierra hasta el año 1985, cuando pasó al cielo de los artistas, a seguir interpretando “la Canción Necesaria” que él había inventado.
Por su parte, Los Guaraguao, de acuerdo con “Colatino” periódico virtual de El Salvador, continúan avante con sus canciones de contenido social, visitando a menudo el país centroamericano, apoyando sus cambios económicos, políticos y culturales hacia la equidad social de un pueblo recién salido de la guerra civil, y apoyando la controvertida “Revolución Bolivariana” de Venezuela, a la cual reconocen algunos avances sociales, en la lucha mutua “por el bienestar de los venezolanos”
No obstante, el espectacular cuarteto de la patria de Simón Bolívar continúa haciendo lo que mejor sabe hacer: interpretar canciones de contenido social y de protesta, que ayudan a construir un mundo nuevo de fe, amor y paz:
Si cantando con amor,
seré libre como el sol,
iré cantando desde el comienzo hasta el final.
Si cantando con afán,
seré libre como el mar,
ire´cantando desde el comienzo hasta el final.
Si mi voz tiene el poder de alegrar un corazón,
iré cantando desde el comienzo hasta el final…FIN.