Madre: sapiencia suma. Después de Dios, es el ser supremo en la vida de cada persona. Nos aman desde antes de amarnos y nos juran amor después del amor. Son 9 meses de amor ciego y una vida eterna de amor incondicional. Una madre no se cansa de esperar y tiene el don universal de perdonar. Merece que todos los días se le venere y agradezca. En el Día Comercial de la Madre (porque el día de la madre son todos los días) muchos como yo desean dedicarles sus letras. A mí no se me ocurre nada, pienso que las cartas que hice cuando estaba en Jardín de puño con poco pulso y letra torcida contenían el “Te amo” y “Gracias” más grandes y sinceros que toda la verborragia que quiera expresar usando las palabras que he aprendido con los años. Por eso, he decidido homenajearlas a todas, a las embarazadas, a las jóvenes, a las maduras, a las abuelas, a las que tuvieron la nobleza de criar sobrinos o nietos, y a las que decidieron adoptar, porque el vientre está en el corazón y la cigüeña visita a toda aquella que esté dispuesta a dar amor; con un retrato hablado de algunos de los dichosos dichos que utilizan para aconsejarnos:
“Más sabe el diablo por viejo que por diablo, no hay mal que por bien no venga, la experiencia no se improvisa, Dios sabe cómo hace sus cosas, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista y al que le van a dar le guardan.
Mira que yo nací de noche pero no anoche, si te digo que la iguana es verde es porque la tengo pisá, no te preocupes que del afán solo queda el cansancio, quita esa cara de ternero huérfano, que más se perdió en la guerra, Dios da la llaga y da la medicina, Dios aprieta pero no ahorca. Lo que es del perro no se lo come el gato, pa’ estar guindando, mejor caer.”
Detrás de cada uno de nosotros, en logros, dificultades, victorias, derrotas hay una madre que impulsa y consuela, que en el oficio de ser mamá desarrolla habilidades adivinativas, premonitorias y sanadoras, doctorado en consejos y creatividad para darlos.