Antes que nada, quiero advertir que guardo un profundo cariño y respeto por mi ciudad; sin embargo, es descabellado, decir deliberadamente que Cartagena, es lo máximo.
No se trata de ver sólo el punto rojo en el papel, se trata de ser realistas: y una cosa es reconocer que se estén adelantando acciones positivas y otra, que sólo unos pequeños grupos, digan que la Fantástica, (murallas y playas llenas de excremento) que venden en las revistas y en la tele con paquetes exóticos para pasear con los 'amiguis', sea lo máximo.
¡Atrévete!... ¡Dilo! Cartagena es una ciudad mezquina, racista, excluyente y servil, en donde sólo algunos grupos económicos, pueden vender a los turistas, medallones de plátano verde, con crema agria, a 30 y 35 mil pesos. El mismo platano verde con suero, del que nuestros agricultores, no pueden ver tan jugosa ganancia.
Dilo, Cartagena no puede ser lo máximo, porque es un corregimiento disfrazado de ciudad desarrollada, que cuenta con una pésima prestación (venta) de servicios públicos, y excesivos racionamientos de luz , y que, la única solución que encuentran los ciudadanos para mitigar el calor en estas circunstancias de emergencia, es atiborrarse en los centros comerciales.
Dilo, ¡Vamos! no seas tímido. Cartagena no puede ser lo màximo, porque sufrimos de abuso de autoridad. Algunos policías nos montan retenes improvisados en cualquier esquina, para inventarnos infracciones y asi poder cobrarnos las 'vacunas', colocándose al nivel de cualquier integrante de Bandas Criminales reconocidas a nivel nacional.
¡Dilo! Cartagena no es lo máximo porque tratamos de sobrevivir, todos los días, con el suplicio de la inseguridad, y nosotros, la gente honrada, nos vemos silenciados, reprimidos, castigados y confinados a habitar casas-cárceles, mientras que los bandidos, están delinquiendo, libres y orgullosos, en ocasiones con la venia de algunos algunos policías inescrupulosos.
Dilo, no tengas temor. Cartagena no puede ser lo máximo, porque en una ciudad que es lo máximo, no hay gente desesperanzada ante los pecados de lentitud de la ley, que se ve arrinconada y obligada a hacer justicia por sus propias manos.
¡Atrévete! dilo: en una ciudad que es lo máximo, no hay habitantes resentidos al verse disminuidos por la indiferencia, que es un 'delito espiritual', que la vida se encarga de cobrar con un cheque de muy alto valor.
¡Es en serio! En una ciudad que es lo máximo, no le dan albergue a las personas en condición de indigencia, sí y solo sí, hay eventos que reúnen a grandes personalidades, sólo para no dejar al descubierto nuestras 'vergüenzas'.
¡Dilo! ¡Sin miedo! Cartagena es un centro de expendio en donde muchos turistas a quienes le ponemos la ciudad de patio de Casa, vienen a buscar perico, ron y prepagos, porque eso es lo unico que da la tierrita, ante la falta de acceso a la educación y en donde lastimosamente, no hay cama pa tanta gente, porque la explosión demogràfica va en aumento en una ciudad de pocas oportunidades. Les recuerdo, señores lectores, que las semillas no crecen sin abono ni cuidado - políticas públicas ni apoyo Estatal-.
Dilo, Cartagena no es lo máximo, porque al parecer, las únicas formas de asegurar que la gente se muera, son afiliarse a una eps y hacerse atender en las clínicas y Hospitales de esta isla olvidada.
Cartagena no es lo màximo porque llevamos cerca de 10 años con la promesa mesiànica de cada gobernante y gerente en turno, de que por fin se va a terminar Transcaribe, y sin embargo, el 'milagrito', nada que se cumple.
¡No te averguences al admitirlo! Cartagena no es lo máximo porque los legos ciudadanos, no contamos siquiera, con espacios de recreación y esparcimiento. O vas a playa, o vas a un Centro Comercial, pero no tenemos agendas culturales, títeres, muestras itinerantes, ni muchos parques y zonas verdes en buen estado, y en lugares diferentes al centro de la ciudad.
¡Dilo! Cartagena no es lo máximo, porque vivimos en burbujas sinteticas de refrigeración (casas con aire acondicionado). No hay àrboles en las avenidas y en el afan de urbanizar y de vender a toda costa una imagen de ciudad sofisticada y moderna, hemos extirpado los pequeños pulmones de la ciudad que no sólo daban sombra, sino que nos refrescaban y salvaguardaban de la inclemencia del sol.
Ahora no todo està perdido con respecto a este tema. Aún nos quedan varias opciones para protegernos del sol canicular: 1. Embadurnarnos de protector, tipo cachaco recien llegado a playa, (los que podemos comprarlo). 2. Cobijarnos bajo un escuálido poste de luz en las desérticas calles de una Cartagena que tiene más de verdugo, que de Heróica. Ó 3. Guardar la esperanza de que los concejales aprueben el proyecto de acuerdo de no andar sin camisa por la ciudad, porque la ropa, esa sí es la que va a evitar que nos rosticemos.
¡Anímate, no te cohíbas!. Dilo, pero fuerte y claro. Repite conmigo: "Cartagena es una ciudad JO-PÉ-RI-CA', porque casi todo está en vía de extinción menos los elefantes blancos que nos pisan en nuestras narices, y que al parecer nos seguiràn pisando, porque nada diferente viene, en esta Sodoma y Gomorra, que es en lo que se ha convertido la pugna electoral que se avecina.
Adenda: La esperanza no ha muerto. Es nuestro deber unir esfuerzos y y articularnos con muchas ONG que trabajan en silencio, para que esta ciudad desvencijada, se convierta por fin, en una ciudad fantástica.