Muchas personas creen, de manera equivocada, a veces bordeando la ignorancia, que la piel negra y morena en sus diferentes tonalidades, no requiere de muchos, o quizás, de ningún tipo de cuidados.
Desde el punto de vista estructural, la piel negra es similar a la piel blanca, con la diferencia que en la piel negra, la epidermis, la parte más superficial de la piel, contiene un mayor número de capas de células, lo que la hace más resistente, pero no invulnerable a las agresiones del medio externo y mucho menos a la ausencia de cuidados básicos.
En la piel negra, hay mayor actividad de las glándulas productoras de grasa, lo cual la hace más susceptible a desarrollar acné, mayor cantidad de glándulas sudoríparas y por lo tanto mayor producción de sudor. Por esta razón tiene mayor propensión a deshidratarse, aunque pueda lucir una apariencia sana por la brillantez de la grasa.
Antes que pensar en cosméticos, la principal preocupación de las personas con piel negra y de cualquier color de piel, debe ser procurar una adecuada protección, pues a pesar que las pieles negras tienen mayor resistencia contra la radiación solar, también pueden desarrollar cáncer cutáneo. Un factor de protección 20+ es suficiente, teniendo cuidado de escoger productos en geles acuosos y emulsiones con mínima cantidad o libres de grasa.
Debido a la tendencia a mayor grasitud y acné en la piel negra, la limpieza facial debe realizarse con productos libres de grasa, inclusive puede ser suficiente agua y un jabón suave, tipo syndet. La hidratación debe hacerse con productos que no contengan agentes irritantes porque esta piel al irritarse, puede desarrollar manchas, especialmente al exponerse al sol. Cuando estas se presentan en el rostro, usualmente son muy pigmentadas y difíciles de eliminar completamente.
Una ventaja importante en las personas con piel negra o morena, es la aparición tardía de los signos de envejecimiento cutáneo. .
