Hagamos un pare a los temas del país que van desde apagones y sequías, en la que se escudan ahora las empresas de servicios públicos, apóstoles no tan santos y escándalos íntimos; para mirar un poco lo que pasa en el país del norte, ya que asusta que Donald Trump pueda atornillarse por ocho años en el despacho de la Casa Blanca.
Por eso refresca saber que el senador Bernard 'Bernie' Sanders, pueda ser presidente de los Estados Unidos. Eso, si logra convencer y virar hacia su lado al sector más recalcitrante del Partido Demócrata que confía en Hilary Clinton como la candidata oficial, y ganar la candidatura de esta colectividad.
Comenté en las redes que ojalá que Bernie sea el candidato contra el esperpento llamado Trump, porque como él mismo escribió “no creo que los hombres y mujeres que defendieron la democracia americana lucharan para terminar en un sistema donde los multimillonarios fueran dueños del proceso político”.
Dudé por su edad, pero el social demócrata de 73 años aún tiene combustible. En sus carismáticos discursos muestra un lado coherente y yo creo que puede ser el sucesor de Barack Obama si las cosas marchan como lo están haciendo.
Sanders ha logrado un ritmo vertiginoso de recaudo de pequeños donantes por las redes hasta el punto que ha superado el recaudo de Obama en 2011. Pese a que Clinton lo supera en puntos en la encuestas, el político progresista ha logrado 26 millones de dólares en tres meses y está a dos millones de recaudar tanto dinero como su contrincante partidista.
Sanders no tiene apoyos de los llamados súper comités de acción política (PAC) que sí tiene Clinton y que no necesita el republicano multimillonario. Tampoco tiene un espacio televisivo, porque prefiere las redes. Ese acelerado crecimiento virtual es el que asusta a Clinton y por supuesto a Trump: la página de Facebook del viejo cuenta con más de 1,6 millones de likes, sus cuentas oficiales en Twitter suman casi 1,4 millones de seguidores y solo en Instagram le siguen 240.000 personas.
Estoy convencido de que la Clinton también es mejor que Trump, cualquier cosa es mejor que el pedante empresario, pero lo mejor para los Estados Unidos podría ser Sanders y no es porque hable bonito como Obama.
Es que el político tiene un discurso de fondo que está empezando seducir a jóvenes, inmigrantes, actores, y una población afroamericana que preferían a Hilary. El carismático viejo Sanders, seguidor de las ideas de Noma Chomsky, independiente hasta los tuétanos, fue electo alcalde y reelecto tres veces en Burlintong (Estado de Vermont) en 1981; Representante a la Cámara desde 1991 y Senador por ese Estado desde 2007 y miembro del Partido Democrata apenas desde el año pasado.
En Burlintong hizo historia con una decisión sorprendente: se opuso a que el desarrollador inmobiliario Tony Pormeleau se apoderara de una franja que bordeaba el Lago Champlan con costosos hoteles y Sanders con la campaña “Burlintong no está en venta” logró la construcción de una línea costera llena de parques, espacios públicos para la gente, playas públicas y ciclorutas. Un ejemplo que deberían seguir alcaldes locales.
Burlintong es un ejemplo de ciudad y se ha ganado el rótulo de mejor vividero.
Esa no ha sido su única bandera y sus luchas se las recuerda a la prensa en un video que se volvió viral entre los jóvenes: cree en que hay que empoderar a la clase media trabajadora y mejorar sus salarios, un nivel de vida decente algo que le ha granjeado millones de seguidores por las redes.
Ha hecho carrera con su táctica del filibusterismo para bloquear leyes con discursos extensos, en los que recalca sus posturas por derechos LGTB, los derechos civiles, sus postura de protección a los inmigrantes, su posición sobre el papel internacional de la Nación más poderosa.
“Tenemos los 400 estadounidenses que poseen más riqueza que el fondo de 150 millones de estadounidenses. La mayoría de la gente no piensa que eso es correcto”, ha dicho y remata: “Hay un montón de gente honesta y progresistas inteligentes que creo que pueden ser buenos presidentes”.
Es que escuchar a Sanders no cansa, habla bien y aunque como presidente le podría pasar lo que a Obama con un parlamento bloqueándole las iniciativas, es mejor el viejo que Clinton para que acabe con Trump.