Juan en bicicleta por la Heroica


El despertador del celular sonó a las 5:04 de la mañana, aún no sé por qué a alguien se le ocurre poner todas las noches, antes de acostarse, la alarma a los 04 minutos del día siguiente, bueno esas son las vainas de Juan, quien no debe tomarse ni una pastilla. A esa hora abre los ojos todos los días y el jueves no fue la excepción.

Juan, un hombre casado por más de 6 años, duerme siempre del lado derecho de la cama, raramente ese jueves se levantó con el pie izquierdo.

El talón sintió el piso frío antes de encontrar la chancleta. En su casa, a continuación, todo se cumplió al pie de la letra. Juan se bañó, dejó a su esposa en cama y salió en su bicicleta muy temprano. Ubiquemos a Juan en Blas de Lezo, su casa queda cerca del parque de la Virgen, por esa calle subió dando pedal.

Juan, con casco y chaleco, cogió la ruta de siempre, la Transversal 54 hacia el Centro de la ciudad. Al pasar por el Inem, Juan ve un operativo con agentes de la Policía Nacional acompañados por otro del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte que suben motos por montón a un camión. ¿Quién le dijo a Juan que se metiera en eso?, no sé, pero él parqueó su bicicleta y le dijo a un agente de la Policía que ese procedimiento estaba mal hecho, pues según él, ese camión no era el indicado para recibir todas esas motos inmovilizadas.

El agente de tránsito se lo quedó viendo a los ojos fijamente, si digo que con odio, podría sumar una mentira a todas las que podría echar en este blog, pero lo que al parecer sí vio fue que Juan le dio papaya y le dijo: “Señor, usted no puede transitar por esta vía de alto tránsito en bicicleta, así que le queda inmovilizada”.

Al lado de una decena de motos, las autoridades subieron la bicicleta de Juan al camión. Sí, se levantó con el pie izquierdo; por querer pedir justicia con unos motorizados que no conocía, se la aplicaron (digamos que la justicia), tuvo que firmar un parte y ver cómo se alejaba su bicicleta en ese camión a un parqueadero del Tránsito.

Su vida era tan puntual como poner al minuto 04 en la alarma, pero ese día, el reloj cambió para Juan. Sus planes fueron ir a pagar a la oficina en Marbella el parte que le habían impuesto y buscar en lo más recóndito de su casa la factura de compra de la bicicleta, pues si no, no la podía sacar del parqueadero.

“¿Mi amor pero tú qué tenías que meterte en eso si tú no eres abogado?”, Juan ahora era cuestionado por su esposa, mientras buscaban juntos la bendita factura de la bicicleta en unos jarrones donde metían llaves, papeles, y hasta los anillos del matrimonio que solo usan para eventos especiales.

Se le enredó el día a Juan y el papel de la factura también. En ese enredo no dejaban de sonar las noticias del mediodía cuando Juan, despavorido, grita: Mija, súbele. Su esposa sale corriendo hasta el viejo radio y juntos escuchan al director del Tránsito decir que se había inmovilizado una bicicleta cerca del Inem porque Juan no llevaba casco y lo peor, iba en contravía y casi choca con un camión.

Su mujer le abrió los ojos, indignada. “Mi amor, eso no fue así”, le responde él sin que ella le preguntara nada. Él dejó de buscar la factura por un momento. Juan llamó a algunos amigos para contarles lo sucedido, varios de ellos, en señal de apoyo, sacaron sus bicicletas y protestaron hasta el Centro de la ciudad.

5:04 de la mañana del viernes, suena la alarma pero ya Juan tenía minutos antes, su mirada clavada en el techo de la habitación. Puso ahora sí con cuidado el pie derecho en la chancleta y salió hasta la sala, donde extrañamente estaba sentada su esposa con el computador en las piernas. Juan era la noticia del día, las redes sociales rechazaban la inmovilización de la bicicleta y la página web de El Universal mostraba una foto de su Juan, con casco y explicando lo que le pasó.

“¿Me crees?”, fueron las primeras palabras que pronunció Juan en todo el día. “Nunca dudé de ti”, le respondió su esposa, quien antes de darle un beso de buenos días, estiró la mano para entregarle la factura de la bicicleta que encontró en la madrugada. “Báñate, desayuna y ve por tu bicicleta”, añadió ella.

PRÓXIMO CAPÍTULO (El otro domingo por este mismo canal): Juan en la marcha de Uribe en Cartagena…

Recuerda que este blog empezó con el recorrido de un tal Juan por la Heroica, no es el Juan que tú crees, pero sin duda, puedes ser tú. Ese recorrido lo empezó en bicicleta y quién sabe cómo lo termine. Lo importante es que no te cojas este blog, cada domingo, tan en serio…