Nelson Pinedo 1. El Virrey Currambero del Ritmo del Caribe y de La Sonora Matancera.
Sucedió durante  una de esas tardes que el cerebro y el corazón graban para siempre en el ser humano cuando conocí a quien pronto llamarían “El Almirante del Ritmo”, por su calidad artística, por su versatilidad al interpretar cualquier  género musical de moda: el son cubano, la guaracha, la cumbia, el porro, el pasillo, el bambuco, el bunde, otros  y de manera especial: Su majestad El Bolero.
 Fue un encuentro perfecto el de aquella tarde, con  Nelson Pinedo: el niño, que  aprendía canciones  escuchando las que cantaba  mamá, quedó timbrado con el ritmo del barranquillero, con el mensaje de sus canciones y el extraordinario acompañamiento musical que siempre se dio el lujo de tener, para cantar al mundo con la Sonora Matancera  de Cuba, su lema artístico en la interminable batalla  de la música del Caribe:
 “Aquí está el barranquillero el que a todos  se las gana”.
La hora  no pudo ser la más adecuada, eran las  6:50 de un viernes cultural, en  un diciembre de este siglo, mes en el que los vientos Alisios, hacen de Barranquilla la ciudad  con el clima más delicioso del  trópico, trayendo a la memoria  aquellos momentos nostálgicos de mi vida estudiantil, cuando aún, a punto de  finalizar el año, los estudiantes de la U. del Atlántico,  andábamos en  las gestiones académicas de fin de  curso, con la ansiedad hasta el tope, convertida en una cuasi desesperación, de regresar de nuevo a Cartagena, a la orilla del mar y al encuentro con la familia, la novia y el trabajo de fines de semana.
Allí en el parque de los músicos, de “Curramba La Bella”, donde los barranquilleros erigieron la estatua del cartagenero Joe Arroyo, recordamos los tiempos  con  la Sonora Matancera y por supuesto, los primeros momentos  del encuentro lo acapararon varias canciones que para Nelson y yo eran muy especiales: Entre Palmeras, y Playa, Brisa y Mar, esta última del  Gran Maestro: Rafael Campo Miranda, la cual le abrió las puertas del éxito en la Habana, de acuerdo con los testimonios del musicólogo Rafael Bassi quien nos acompañaba vía telefónica.
Después continuaron Me Voy Pa´La Habana de José María Peñaranda, el intérprete de la canción del mítico hombre caimán  de Plato(1941) y de otras canciones aptas, sólo para mayores de 25 años y para escuchar con audífonos individuales; siguieron: La Esquina del Movimiento, Te Olvidé, Momposina y por supuesto Señora Bonita, el himno de los amores prohibidos.
“Entre Palmeras”, es una de esas canciones hermosas que jamás  olvida  un enamorado , mucho menos si ha estado muy bien acompañado de una mujer hermosa, de esas que besan con el alma y entregan en cada beso la vida, en una de las playas hermosas de Cartagena , donde los atardeceres atornasolados invitan al amor, la poesía y a soñar despiertos.
 Una sola de sus estrofas, nos transporta a ese pasado que jamás volverá  aunque la protagonista sea otra persona distinta, a ese  mundo mágico, que tal vez, miles de caribeños, hemos compartido alguna vez en nuestra existencia:
Espérame entre Palmeras?????????????
Playa, Brisa y Mar se convirtió en el segundo petardo de la noche, que el maestro lanzó con su voz a quienes lo acompañábamos y a los miles de visitantes que llegaron atraídos por la fiesta que se formó de manera improvisada:
Playa, Brisa y Mar,
es lo más lindo de la tierra mía,
Tierra tropical,
en un ambiente lleno de alegría…
 De inmediato, el currambero me confesó que  es  una de  sus canciones favoritas  por el positivo impacto que produjo en su carrera artística; en ese momento  cuando un conjunto vallenato  ejecutaba la canción, empecé a hacer  comentarios variados.
 De esta forma  comenté al “Virrey del ritmo del Caribe”, como se me  dió llamarlo esa noche, después de haber estudiado su vida, escuchado sus éxitos desde niño; todo porque me pareció que  a pesar del título  que tenía de “El Almirante del ritmo”, y de la importancia de éste, lo de almirante  le quedaba pequeño;  lo de virrey, lo tiene bien merecido por su  extraordinaria trayectoria de artista exitoso.
De igual forma le dije que  la  canción, la  había escuchado en la versión de Billos Caracas Boys, en los años 50 del siglo pasado y no en la voz de él; ¡así es la vida compadre! ¡Esta es una historia larga de contar! Respondió el Virrey:
¡Aunque el dicho   “Nadie es profeta en su tierra” no aplica en mi caso, porque modestia aparte soy uno de los artistas más reconocidos y querido   en nuestra Costa, en el resto de Colombia y en Latinoamérica, fue en  Cuba , donde salté a la  fama , con uno de los grupos musicales más famosos del mundo entero: ¡Nada más y nada menos que la Sonora Matancera!
Ahora, cuando han transcurrido, tal vez más de 60 años, de haber escuchado “ Me Voy pa’ La Habana”, recuerdo con plena claridad, la extraordinaria acogida que la gente de Cartagena y sus cercanías le dimos a esta canción que se escuchaba en  las emisoras de radio, en las casas, en los buses, en las esquinas de los barrios y por supuesto  en “La Esquina Caliente”.
Todavía,” Me Voy Pa ´La Habana” conserva en el acetato, en el acrílico del disco compacto, en la voz viva y eterna del Virrey del ritmo, el sabor incomparable de Nelson, tal como lo pude  comprobar esa noche  cuando cantamos a dúo:
Yo no soy de por aquí,
yo soy muy barranquillero,
 nadie se meta conmigo,
que yo con nadie me meto,
 nadie se meta conmigo,
 que yo con nadie me meto.
Yo me voy pa’ La Habana
 y no vuelvo más,
el amor de Carmela me va a matar …
A continuación cantamos “La Esquina del Movimiento”, otro éxito que estremeció las entrañas de quienes,  desde muchachos amábamos la música de Nelson, y por supuesto de la Sonora Matancera, con las trompetas de Pedro Knight y los coros de Celia Cruz y Bienvenido Granda en reiteradas ocasiones.
En un paréntesis para refrescarnos la garganta, le comenté al barranquillero mis recuerdos sobre una esquina famosa en Cartagena, como lo fue “La Esquina Caliente”, ubicada en Alcibia, en el  límite preciso con El  Bosque, exactamente colindando  con  la vieja  y felizmente derrumbada Loma de Bazurto.
 La esquina Caliente- afirmé- fue un bar  popular de esos que pregonaban noche  y día  la salsa, los ritmos cubanos y del resto del Caribe, quizás hasta los primeros años  de la década del 70, cuando  cerró las puertas para siempre.
Es posible  que la desaparición se dio  porque los malandros la convirtieron en sede permanente  de violencia y de  fechorías, lo cual alejó a la gente de bien que llegaba a disfrutar de la buena música  de  entonces: la de La Sonora, Cortijo y Su Combo, la Orquesta Aragón  y también de orquestas colombianas, que en la bruma de los recuerdos de los lejanos aconteceres, no logro identificar.
Hoy, en este lluvioso  nueve de mayo, “La Esquina Caliente”, “continúa ardiendo” con otro nombre comercial y con otra razón social: venta de víveres para la seguridad alimentaria de los cartageneros.
Pero inconforme con mi plática, el Virrey respondió: buena la nota, pero ninguna tan famosa  en el Caribe como la mía; vamos de nuevo muchachos; pero ahora yo voy de solista, trovador-como me llamaban en Barranquilla- ustedes hacen los coros, vamos, 1, 2,3:
De las calles de La Habana, todos tienen que decir
 todos tienen que decir, pero de muy buena gana.
Como si esto fuera poco, es la nota del momento,
el comentario que tiene la Esquina del Movimiento.
Cuál será?,  Cúal será? la Esquina del Movimiento…
Al terminar la canción con una extraordinaria conexión mental, Nelson y yo dijimos al unísono: ¡Cierto como dice Ismael Miranda: Las esquinas sirven en todos “laos” pa ’estar “paraos”, pero no todos las esquinas son iguales y para la muestra los dos botones de nosotros!
Así, entre atronadores aplausos, el delirio de mis  acompañantes y del Virrey siguieron desfilando las canciones de Nelson Pinedo; el turno le tocó ahora a “Te Olvidé”.
Aquí si  se formó el gran vacilón, el Virrey entusiasmado gritó: esta si la cantamos entre todos- carajo-este el himno del carnaval de Barranquilla y “quien la canta es quien la goza”  y por si alguien no lo sabe, es más vieja que la pelotica de hilo (1954)   y el autor   es el español Mariano San Ildefonso, y el arreglista de la letra y  la música es nada más y nada menos que MI Gran  Maestro Antonio María Peñaloza, para quien pido un aplauso  fuertísimo, que lo escuche allá en el cielo de los buenos músicos; y ahora, señores y señoras Danza de Garabato o Te Olvidé, como ustedes quieran:
Yo te amé con gran delirio,
 con pasión desenfrenada,
 te reías del martirio,
 te reías del martirio de mi pobre corazón…
Terminado el superminicarnaval que se formó, con maicena, espuma, esperma y ron, como dice la vieja cumbia, comenté al Virrey, que Danza de Garabato, la escuché desde pequeño y de igual forma presencié la trágica danza, en las Fiestas de Noviembre en Turbaco,  cuando la muerte en su inmortalidad perenne arrebata la vida a los bailadores; después la escuchaba cantar en las parrandas de mis tíos Ubaldo y Adalberto.
Estas escenas quedaron grabadas en mi mente, y cuando incursioné  en el campo de la promoción de la cultura caribeña, la impulsé en varios grupos culturales de las escuelas en las cuales fui docente, vicerrector, rector y director de núcleo educativo.
Desde entonces, ante la inmortalidad de la muerte y de la duración eterna  del  gancho del garabato, mi propuesta es cambiar de raíz el sentido de la danza:
Que sea el último bailarín quien dé muerte a la muerte, porque a pesar de las desventuras, las exclusiones y las violencias de múltiples géneros en este país, la vida seguirá en su continuidad viviente hasta la eternidad de los siglos…
Hoy siento que toda mi vida le dije al- Gran Nelson Pinedo- que la canción del Maestro Peñaloza, me ha fascinado, y en las reuniones familiares, cuando me convierto en DJ. la pongo a sonar con La Pollera Colorá para que la bailen mis hermanos Alba y Rafael, par de consumados bailadores, herederos de la tradición de mi mamá Rosa Isabel y de todas estas hermosas mujeres del Caribe a quienes Dios y la naturaleza le dieron el don de cantar y bailar, concluí.
Ya finalmente, al filo de las diez de la noche, comenté al Virrey que un día de estos me lo traigo a Cartagena, a una reunión de esas que yo sólo sé hacer, para que cantemos y escuchemos “Danza de Garabato”   en la versión original en un LP.de La Sonora Curro que grabó Discos Fuentes, en una recopilación de éxitos del Carnaval de Barranquilla, el  más sabroso del mundo. CONTINUARÁ…
