Cuando analizamos el impacto de un video realizado por unos jóvenes en El Pozón, lo hicimos con la clara intención de quitar el velo y la discriminación sobre unas realidades que circundan a ciertas comunidades en la ciudad, entre ellas este barrio.
Desde una perspectiva de opinión, dijimos que en muchas comunidades el fenómeno de los jóvenes en riesgo procede o se debe en algunos casos a ciertas disfuncionalidades en la familia y a la desprotección del Estado, pero nunca señalamos que eran las familias específicamente de estos niños.
Ahora bien, aplaudo que la madre, del joven que había anunciado que celebraría su fiesta de cumpleaños, haya aclarado y pedido disculpas públicas porque "en ningún momento" su casa se "iba a prestar para una actividad de esas porque aquí no somos así".
Fue quizá la forma en cómo presentaron la convocatoria y el lenguaje que usaron: "la que venga con jean no entra...", que generó todo el ruido en la ciudad que aludía a que en casa de uno de los jóvenes habría, posiblemente, una fiesta fuera de control.
La deducción de que se trataría de "boros" (como ellos mismos dicen) que posiblemente estarían relacionados con grupos de jóvenes en riesgo, se derivó de la denominación de cada uno de estos grupos, tal como lo dijo uno de los muchachos en el video:
"Hey llégate a la vaina que todo va estar "Bien mi amor"; saludando a los "Chicos Nasa", los "Bien mi amor", los Siempre Locos", los Control de El Pozón..." Y a esa deducción llegó mucha gente, no solo yo.
De hecho, la primera entidad en advertir a padres de familia sobre los posibles riesgos fue la propia Policía Nacional, no quien esto escribe y mucho menos el medio para el que trabajo.
Además de eso, diversos videos de fiestas con jóvenes bailando sin recato invadieron las redes sociales el pasado 15 de mayo, diciendo, falsamente, que se trataba de aquella fiesta. (Por ello la referencia al Woodstock)
Tal vez eso hizo pensar que el encuentro sí se había realizado, pero tras la publicación de la madre se tuvo certeza de que no.
Los enemigos de la opinión han tratado por todos los medios de responsabilizar a quien esto escribe de estar haciendo señalamientos que pudieran poner en riesgo la integridad de estos niños que no sobrepasan la mayoría de edad, cuando en realidad el sentido de la reflexión era uno totalmente opuesto.
Nada de lo que expresé de manera general se refería específicamente a las vidas personales de estos grupos mencionados aquí, por ejemplo cuando me referí a la baja lecturabilidad que hay en los jóvenes.
En lo que me atañe pido disculpas públicas a los padres de familia de estos muchachos si mis reflexiones pudiera parecer que afectan su integridad, o si terceras personas están infudiendo eso, pero lo cierto es que la única intención fue la de develar las realidades que circundan a barrios como El Pozón del que sabemos, por informes policiales y otras estadísticas, que sí tiene presencia de grupos de jóvenes en riesgo y otros fenómenos delictivos, aclarando que no estamos diciendo que sean los mencionados en el video.
Sabíamos desde un principio que se trataba de jóvenes con talento como lo dijimos y no nos equivocamos.
A voz de la madre se sumaron las de tres jóvenes más quienes destacaron que el video "era solo una jodedera" reiterando que "el evento se canceló".
Yo sigo del lado de la cartageneidad y por eso defiendo esa originalidad dicharachera que devela cuánto potencial hay en su identidad triétnica.
Eso está dado en los hechos relacionados al video que dejaron al descubierto la fuerza del concepto "bien mi amor" que se convirtió en tendencia como tantas otras expresiones de la jerga urbana cartagenera. Que ojalá no tenga derechos de autor y entonces vaya a surgir una demanda diciendo que tampoco la puedo pronunciar.
Menos mal que ahora es pronunciada en cumpleaños, reuniones, saludos callejeros, permeando todos los estratos.
Bien mi amor es primo hermano del "Todo bien" y del "A lo bien", de "La buena pa ti", y del "Vacile efectivo", del "Hasta más", del "Habla papa", "Habla mama"; y antónimo del "Te queda mal", del "deja el azaro", del "pagó pa esa" o del "Tú me estas hablando es de adrenalina", entre otros dichos de la lingüística urbana criolla.
Esas voces integran el léxico urbano que influencia, aunque a algunos no les guste, a jóvenes desde sus " parches" o "boros" (grupos de amigos) y del cual se valen para mostrar las realidades transversales al interior de las comunidades.
Nunca nos equivocamos cuando resaltamos la creatividad y los potenciales de estos jóvenes.
Sabemos que conformaron una compañía de fotografía, videos y publicidad que ofrece servicios con mucha creatividad y recursividad, y cuyos resultados muestran calidad.
Pero claro está, amerita la vigilancia de los adultos.
Un profesor de primaria que vive en Nelson Mandela (y que pidió reserva de su nombre) me comentó que: "Muchos de estos jóvenes sueñan con hacer producciones como las que ven en los videos musicales de artistas como Gente de Zona y Mark Anthony, el fenómeno urbano de la música que han generado Kevin Flórez, Mister Black, Bazurto All Star, es como un juego en donde ellos sueñan ser como ellos, de eso que los influencia, lo cual es la muestra de que sí hay unas potencialidades".
De acuerdo al profesor este video viral fue la respuesta o el reflejo a unas realidades circundantes en el barrio El Pozón, una comunidad de sectores diversos a 10 km del Centro Histórico.
Pero no podemos tapar el sol con las manos y decir que no hay riesgos, no solo en El Pozón, sino en Nelson Mandela, San José de Los Campanos, La Perimetral en Olaya Herrera en fín, comunidades que comparten las mismas características que los originaron: fueron producto en su mayoría del desplazamiento forzado por la violencia.
A propósito, cuenta el bloguero Luis Javier Cano que "El Pozón nació en 1969, con 57 campesinos provenientes de Bolívar, Córdoba y Sucre que se tomaron unos terrenos próximos a la Ciénaga de la Virgen para cultivar arroz".
Desconocer la existencia en Cartagena del fenómeno del pandillismo y la peligrosa proximidad de bandas criminales que ponen en riesgo la integridad de niños, niñas y adolescentes, es una mentira que nos está haciendo daño, tanto como satinizarlos del todo, excluirlos e invisibilizarlos.
Ese fue el sentido de nuestro post anterior sin ánimo de dañar o atacar la integridad de nadie; por eso a un forista que pide que me encarcelen por opinar, quiero decirle que conozco los 217 artículos del Código de la Infancia y Adolescencia.
Seguiremos opinando con nuestro estilo, y quiero recordar a Napoleón cuando dijo que: "No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla".
Y sabemos como decía Jaime Luciano Balmes que "no es muy difícil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil para edificar, como formidable para destruir".