Angelina: el crimen que no debemos olvidar


Si Angelina estuviera viva, tendría 20 años. Posiblemente ya se hubiera practicado alguna cirugía o hubiera iniciado un tratamiento hormonal para potencializar sus facciones femeninas.

Si Angelina viviera, en este 2016 en el que la comunidad LGBTI ha logrado ganar tantas luchas legales en el reconocimiento de sus derechos; estuviera emocionada por cambiar su nombre en una notaría y dejar a Oscar Luis atrás y finalmente ser para el Estado colombiano simplemente Angelina.

Y siguiendo en el mundo de las especulaciones, quizá Angelina pensara encontrar el amor para casarse ante la ley como lo hacen las parejas heterosexuales, tal como lo decretó recientemente la Corte Constitucional.

Pero hoy para Angelina no existen los “hubiera” o los “quizá”. Ella hace parte de la lista de muertos que ya eran fantasmas en “La Fantástica” aún habitando este mundo.

Fantasmas ante la sociedad hetero normativa patriarcal, que no concibe que las mujeres u hombres transgénero (y gays en general) tienen igual derecho que ellos a ocupar el espacio público o a acceder a la educación o la salud sin ser discriminados o estigmatizados.

Porque si quieren ser maricas o areperas que lo sean, pero por lo menos que lo disimulen.
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Cuando a Angelina la asesinaron, no hubo marchas ni plantones. Su caso no ha inspirado la apertura de organizaciones sociales. Además de su familia y los conocidos del barrio, tan sólo sus amigas travestis más cercanas y algunos activistas LGBTI lamentaron o rechazaron su muerte.

Cuando Angelina murió, con tan sólo 18 años, apenas comenzaba su tránsito de hombre a mujer, y su familia, que la apoyó en su aventura de mostrarse ante el mundo como la mujer que sentía ser, no alcanzó a acostumbrarse a decirle Angelina en vez de Oscar, y a decirle niña en vez de niño.

Su mamá, Oneida, y su hermana Silvia, esperan que se pueda hacer justicia algún día. Aunque su nombre no sea Natalia Ponce de León o Rosa Elvira Cely (cada una con una tragedia distinta y respetable), Angelina también fue una mujer (trans) que murió sin recibir la oportuna atención médica.

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El domingo 2 de marzo de 2014, Angelina recibió un disparo cuando uno de los policías que llegó a atender una riña en la Discoteca Evolution en el barrio Canapote, donde Angelina estaba con una amiga, desenfundó su arma de dotación y comenzó a disparar sin rumbo fijo*.

Uno de esos tiros impactó en la cabeza de Angelina.

Además de la irresponsabilidad con la que muchos policías manejan operativos en los barrios, donde agreden a la población y lanzan tiros indiscriminadamente, la familia de Angelina le reclama al agresor, el patrullero Cesar Antonio de Lima Granados, que una vez estaba la joven en el piso con el disparo en la cabeza, este no permitió que quienes estaban allí la socorrieran de inmediato.

Narran que nuevamente sacó su arma para amenazar a un hombre que intentó montar a Angelina a un taxi para llevarla a un hospital.

Lo demás, es historia patria: Angelina llegó a un centro asistencial, luego la llevaron a otro, y a los pocos minutos de estar allí murió.

Desde entonces la familia de Angelina pasó de impulsar a “Osquitar” para que se empezara a vestir y maquillar con los vestidos y cosméticos de su hermana, y de defenderlo de quienes lo molestaban en el barrio y en el colegio; a iniciar un proceso legal que diera con la captura y el encerramiento del culpable.

Pero como la mayoría de las cosas en este país, luego de estar preso por varios meses, el patrullero De Lima salió libre por vencimiento de términos ya que el fiscal encargado no presentó el escrito de acusación dentro del tiempo estipulado*.

¿Qué dice la Policía de todo esto? Pues nada. Entre ellos se saben cuidar muy bien las espaldas. Todo queda en “estamos haciendo las averiguaciones”.

Somos cuidados por Policías con altas cargas de machismo, homofobia, violencia y discriminación.

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El 17 de mayo, el Colectivo Calleshortbus acompañado de otros colectivos y organizaciones que promueven el reconocimiento y protección de los derechos de la comunidad LGBTI, realizaron la marcha M17, que conmemoraba aquel 17 de mayo de 1990 en el que la Organización Mundial para la Salud decidió sustraer el homosexualismo de la lista de enfermedades mentales.

El M17 fue el escenario para recordarle a la familia de Angelina que su lucha es la lucha de muchas personas y organizaciones sociales que han venido acompañándolos en este proceso. No la olvidamos.

*Según testimonio de la mamá y la hermana de Angelina
* Según información de la Corporación Caribe Afirmativo http://caribeafirmativo.lgbt/2015/07/15/policia-que-disparo-terminando-con-la-vida-de-angelina-lideresa-trans-de-cartagena-fue-dejado-en-libertad/


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