En el siglo pasado se presentó una violencia tan violenta que polarizó al país al máximo extremo. Hubo un exterminio de liberales en el campo, orquestado por el conservatismo, en cabeza de Laureano Gómez y auspiciado por Mariano Ospina Pérez. Según algunos analistas, entre esos mi padre, estos dos gobiernos han sido los más sanguinarios en la historia de Colombia. Fue una noche terrible. Todavía hay heridas que no se han cerrado.
Para que los lectores tengan una idea de esta guerra civil no declarada, la policía tenía órdenes para hacer ejecuciones y algunos jefes conservadores se les permitían andar armados y matar al liberal que se encontraran. La gente se escondía debajo de las camas y apagaban el mechón para que no los mataran, cuentan los abuelos.- Algún parecido con los escuadrones de la muerte en Venezuela es mera coincidencia-
La Unión Nacional como estrategia política impulsada por Alberto Lleras Camargo y continuada por Mariano Ospina Pérez falló. Laureano Gómez presidente, arremete contra los liberales, provocando una terrible violencia que pone en peligro la institucionalidad del estado. Por esa barbarie de muertes es cuando el general Rojas Pinilla le da golpe de estado al presidente Urdaneta, designado por Laureano Gómez por allá en el año 1953. Rojas Pinilla estuvo en el poder desde 1953 hasta Mayo 10 de 1957. Y desde Mayo 10 de 1957 hasta el 7 de Agosto de 1958 una Junta Militar.
En esa confusión bipartidista y la muerte de más de 300 mil personas inocentes. Surgen reformadores al sistema de gobierno como López Pumarejo , Ospina Pérez, Laureano Gómez, Lleras Camargo, el mismo Rojas Pinilla, que veían que el país se estaba desboronando, se estaba aniquilando. Y en acto desesperado, pero en consenso de los dos partidos tradicionales para aclimatar la paz política, acuerdan el Frente Nacional, inspirado en el Pacto de Benidorm. Firmado entre Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez. Comenzó un 7 de agosto de 1957. Ya comenzaba la incipiente guerrilla liberal a reclamar justicia en el campo.
El Frente Nacional en Colombia fue un acuerdo entre liberales y conservadores para gobernar al país. El primero fue Alberto Lleras Camargo, liberal y el último fue Misael Pastrana Borrero, conservador. El objetivo era detener el auge del general Rojas Pinilla, complacer la élite económica naciente y no dejar que el país se derrumbara por el asesinato de Gaitán.
No todo tiempo pasado fue mejor. Siguen gobernando los mismos partidos tradicionales pero con otros líderes que los hizo cambiar la misma dinámica política. Y las violencias están vigentes, siguen las desigualdades, las injusticias sociales. La sociedad en general fue permeada por el narcotráfico. Crece la guerrilla en todo su esplendor, surgen las autodefensas y la delincuencia común ve una oportunidad de la guerra que vive el país.
Se visibiliza la confrontación armada. Colombia vive en guerra, la gobernabilidad se estremece. Se visibiliza también el paramilitarismo. El país ahonda más su polarización. Había que hacer algo, y aparece la figura de la Constituyente, resultado la elaboración de la nueva Constitución Nacional de 1991. Una carta magna que acaba de cumplir 25 años de existencia y que abrió otros espacios democráticos.
Entonces, del frente nacional a las Farc no hay mucho trecho. Si allá se pusieron de acuerdo para apaciguar al país de tanta violencia, porque no se puede hacer lo mismo ahora, donde los partidos tradicionales y los gobernantes históricamente están comprometidos con la situación actual. La sociedad Colombiana reclama una paz total y duradera. Comencemos a construir una Colombia en paz. La justicia especial ha sido creada para darle punto final a esta guerra. Y con la refrendación del plebiscito por el pueblo, veremos a los alzados en armas en el congreso de la república. Ellos solos no llegan ahora, habrá que asignarle curules, cerrando una guerra con la Farc. -La justicia transicional se la tiene que jugar toda para pacificar por fin al país-
