Receta única


Gracias a la ley 100 de 1993 el espectro de la atención a los usuarios se universalizó más. La cobertura hoy está llegando casi al 90%. Con dos ingredientes desastrosos, la ciencia de la medicina fue apartada de su esencia y sólo es un eslabón más dentro del sistema integrado de salud pública; y la calidad del servicio en términos científicos tiene muchas falencias protuberante.

En ninguna actividad del ser humano podrá existir la receta única para todo. Parece que en el campo de la medicina se volvió esto costumbre. ¿Por qué se afirma? Hombre, porque si vamos 20 personas con diferente síntomas al médico de una IPS, la receta es única para todos. A todos nos mandan las mismas medicinas. ¿Será que hasta las enfermedades también están globalizadas?

Cumpliendo con el protocolo, a todos los pacientes les solicitan exámenes de laboratorio. Y al regresar con los resultados de los exámenes, se escucha decir al médico, “usted es diabético” y le agrega otra pildorita, “usted está sufriendo de la presión, es hipertenso”. Como para rematar, le recalca, “son medicinas para toda la vida”. El usuario sale grave de la consulta. Y comienza su calvario mensual, de ir a la cita para que le manden las medicinas que alivian las enfermedades diagnosticadas. ¿Se puede asegurar estas enfermedades con unos exámenes clínicos?

La vida les cambia a las personas. Ya no se consideran normales. Tienen dos enfermedades catastróficas, degenerativas que los comienza a consumir paulatinamente. Les produce un efecto psicológico devastador que no hay remedios para sus males. Las EPS comienzan a desbordar sus costos y gastos que ponen en riesgo el sistema de salud.

Yo no soy médico, ni nada que se le parezca. Pero creo, y me corrigen si me equivoco, que cualquier persona se le puede subir o bajar los niveles de azúcar por alguna circunstancia abrupta. Lo mismo sucede con la silenciosa presión arterial. Ante esto, es técnicamente posible que a un paciente el diagnostico sea diabético e hipertenso. ¿Científicamente es posible?

Aunque el origen de estas enfermedades es de conocimiento público, mejorar los hábitos alimenticios es definitivo para evitar contraer estas enfermedades y muchas otras. La obesidad, desde la misma concepción del feto, según los entendidos, es la primera evidencia provocadora de la diabetes y la misma hipertensión.


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