El envejecimiento de la piel está determinado por causas genéticas, ambientales, estilo de vida, alimentación y consumo de sustancias como alcohol, tabaco medicamentos y otras. Una de las primeras consecuencias del consumo excesivo de alcohol es la deshidratación de la piel. El alcohol inhibe la acción de la hormona antidiurética, la cual permite a los riñones reabsorber la mayor cantidad de agua posible, de tal manera que haya suficiente cantidad para todos los procesos que se llevan a cabo tanto en el interior como al exterior de las células. El consumo excesivo de alcohol aumenta la diuresis y por lo tanto hay mayor pérdida de agua corporal.
La piel al igual que la mayoría de los órganos y tejidos contiene más de un 70% de agua. Por otra parte, el consumo excesivo de alcohol, disminuye la cantidad de oxígeno que trasporta la sangre. El oxígeno es indispensable para la mayoría de procesos de división celular, producción de sustancias al interior de las células. La disminución del aporte de oxígeno en las células de la dermis, disminuye la producción de colágeno y elastina.
Otro efecto negativo del consumo excesivo de alcohol, es la disminución de las reservas de vitamina C, indispensable para una adecuada circulación de la sangre y para acelerar la curación de heridas. También disminuye los niveles de vitamina A, que interviene en los procesos de renovación celular, de zinc, que actúa como antioxidante impidiendo la acumulación de radicales libres en las células y vitamina D, lo cual dificulta la absorción de calcio.
Una piel deshidratada por el consumo excesivo de alcohol, se torna seca, disminuye su luminosidad, elasticidad y firmeza, se pierde la uniformidad del color, pudiéndose observar áreas con diferentes tonalidades, en algunas ocasiones francamente manchada y en otras enrojecida ya que el alcohol dilata los vasos sanguíneos de la piel, hace que sean más visibles y en ocasiones se rompan. Todo esto conduce al envejecimiento prematuro de la piel y acentuación de los signos del envejecimiento previos. Puede también ocurrir empeoramiento de enfermedades como rosácea, psoriasis, dermatitis seborreica y aparición o empeoramiento del acné.
Aunque no es recomendable consumir alcohol en grandes cantidades ni mucho menos frecuentemente, una vez esto ha ocurrido, es recomendable aumentar el consumo de líquidos, no solo agua, sino tambien jugos de frutas como piña, naranja, uvas entre otros, con el objetivo de recuperar vitaminas y minerales perdidos. El aceite de oliva y los ácidos grasos omega 3, ayudan a eliminar residuos de alcohol presentes en el hígado.
El consumo de bebidas alcohólicas a niveles moderados generalmente no se asocia con riesgos para la salud, incluso puede ayudar a evitar ciertas formas de enfermedad cardiaca.