Pensando en la igualdad de género


En el día Internacional de los derechos de la mujer, más que una celebración es una conmemoración, porque recordamos el aciago día en que las mujeres de la factoría en New York después de un proceso fallido en la búsqueda de mejores condiciones laborales, murieron de manera extraña en medio de un incendio que no se pudo sofocar por no tener las normas mínimas de seguridad industrial.

Esas mujeres son el símbolo de lo que es y sigue siendo la lucha de millones de congéneres en el mundo que solo le reclaman a la sociedad y los gobiernos que sean reconocidas como sujetos de derecho, en este caso laborales, y aunque en el mundo hay algunos avances significativos; de ese tiempo a principios del siglo xx hasta hoy , también es cierto que los mismos siempre encuentran las talanqueras de la sociedad patriarcal con sesgos y omisiones para la negación y vivencia plena de derechos.

Las mujeres hoy por hoy seguimos creyendo que el asunto para avanzar en una sociedad más coherente entre la norma y la práctica pasa por el que se nos vea, reconozca y positivicen nuestro derechos al amparo de la equidad, porque los imaginarios culturales y sociales de manera soterrada y muchas veces expresa, no permiten que se abran las puertas para que hombres empoderados históricamente cedan espacios ocupados por ellos en favor de nosotras.

Tengo la convicción que no somos iguales a los hombres y no debiera ser nuestro interés parecernos a ellos, pero aspiro eso si a que las luchas por los derechos de nosotras en todo el mundo nos coloquen en la vida cotidiana frente a escenarios donde haya más y mejores oportunidades para acceder, eso sí en igualdad de condiciones, a la vivencia plena de los mismo desde lo laboral, social, político, económico hasta lo sexual. En ese mundo de oportunidades debe haber un trato diferenciado por género, porque lo sí es cierto para mí y seguro para tantas otras mujeres, es que no nos gusta ser tratadas como si fuéramos hombres por el hecho de transitar en ese mundo en diferentes circunstancias, y lo que es peor que se espere que actuemos bajo sus lógicas simplemente porque eso es lo que las mismas demandan.

Me encanta eso de que como género somos diferentes y que por ello podemos encontrarnos con los hombres a favor y no en contra para reconocernos y hacer juntos lo que sea necesario en el reto construcciones desde lo cotidiano hacia un mundo más incluyente y equitativo para todas y todos.

Lo anterior puede sonar retórico o que se yo, pero así lo veo después de algún camino recorrido en la vida y procuro que en mi trabajo como maestra las niñas y jovencitas, primero se reconozcan como lo que son y lo que pueden ser o hacer hoy y eventualmente cuando lleguen a ser mujeres plenas.
Para ello la motivación diaria es que estén convencidas ellas de su esencia, conociéndose, y perfilando un proyecto de vida coherente con el amor a si mismas y exigencia de respeto por lo que son y para ello no es un imperativo parecerse a los hombres o pensar que les ira mejor en la vida si les copian sus lógica, más bien buscar como logran una sociedad donde haya más hombres sensibles, que las valoren, respeten, reconozcan como sujetos de derechos con toda plenitud. Ardua tarea del día a día pero no por ello imposible.
Simplemente hay que creérselo y actuar en consecuencia.

La ONU mujer espera que en pocos años haya más hombres líderes, empresarios, ejecutivos, educadores, que tomen la vocería en favor de los derechos de la mujer, sensibles y actuantes en consecuencia con una sociedad protectora y defensora del género femenino. Nosotras tenemos el reto de seguir trabajando para que eso no sea una utopía sino una realidad.


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