Cartagena no se merece esta suerte, algunos dirán que sí, otros que somos culpables de lo que pasa. De todas maneras no se merece esta suerte. Culpables o no, los ciudadanos por estar eligiendo a alcaldes indefensos, populistas, mercenarios de la política, comprometidos con sus financistas, y farsantes con el pueblo que lo eligió hemos llevado a la ciudad a esta inmoralidad política y administrativa en que se encuentra, con consecuencias gravísimas en el colectivo ciudadano por la desconfianza que se agranda con lo público y con la misma administración pública. Nadie cree en nadie.
Y ese “nadie cree en nadie”, agudiza aún más la gobernabilidad, la compra y venta de votos, la venta de conciencias y por consiguiente le importa un pito lo que hagan con el gobierno distrital. Es propiciar una peligrosa “marca” a nivel local, nacional e internacional de que en Cartagena todos son unos bandidos, corruptos, delincuentes que se roban el erario público sin ningún escrúpulo. Sin importar los niveles de pobreza en que se encuentra una gran parte de su población. Es una mala señal por dónde se le mire.
Van dos acaldes populares y locutores para mejor seña, que han sido removidos de sus cargos por la razones que todo el mundo conoce. ¿Por qué Campo Elías y Manolo? ¿Si todos los alcaldes hacen lo mismo en sus administraciones, porqué ellos dos? La razón, no es de pobres y ricos, de blancos o negros, o de estratos sociales, la razón es que siendo unos acaldes muy queridos por el pueblo, no son precisamente los mejores versados en el manejo de la cosa pública.
La experiencia no se improvisa. La experiencia es conocimiento. Quieran aceptarla o no, la experiencia pesa a la hora de gobernar una ciudad como Cartagena. El principio de Peter se ha reflejado en estas tres últimas administraciones, la de Campo, Manolo y la atípica de Dionisio. Ninguno de ellos merecía ser alcalde de esta ciudad histórica, por lo menos en estos momentos.
Pero, arropados por la ignorancia del pueblo, una dirigencia cívica manipulada a su antojo, el dinero que abre todas las puertas y apoyos políticos, es el menos malo, dan el salto al vacío con la seguridad que tienen asegurada la alcaldía. -Que venga lo que venga, pero lo logré, pareciera ser la consigna- …… Y pasado un tiempo todo queda al descubierto que estos alcaldes gobiernan en cuerpo ajeno. ¿Quién gobierna a Cartagena? Lo sabrá Vargas, como reza el dicho popular.