“¡Niña desde que lo tiré en el playón ni más!…” (Ladys Fermina Basanta de Posso)
…Y como que se salieron del playón “Mamá Negra”, y brincan y dan vueltas por todos los rincones de Colombia como si estuviesen malditos por la calentura de la manteca, porque ruedan y ruedan por el país como si fuesen buñuelos en palangana.
Son los Posso de Magangué “Negra”, de tradición buñuelera, moledores de maíz y vendedores de helado en corralejas, raza de aguerridos obreros, productores y soldados de la humanidad, que siempre defienden sus derechos, son estudiosos, son líderes y adicionalmente soñadores. Son el producto de ver y aprender como tú “Negra” has sido capaz de luchar y salir adelante en la vida una y otra vez, sin importar las adversidades, siempre al pendiente de tu familia y apoyándonos sin desfallecer.
La “Negra” a la que le hablo y de quién les hablaré es Ladys Fermina Basanta de Posso, una magangueleña nacida en 1930 en el barrio Sur, al lado del río Magdalena. Su madre, la hermosa Ana Navarro, blanca de ojos claros. “Mamá” a quien yo visitaba y recuerdo por su piel arrugada pero absolutamente suave y que además escuchaba a ratos y veía lo que le interesaba, era una bisabuela muy simpática que metía las manos en los bolsillos de mi papá con la consigna de un: “¿qué me trajiste, niño?”… su padre Eduardo Basanta de la estirpe musical de los Basanta y de oficio sastre, fue el negro del cual heredamos nuestras características físicas de: ¡negros lindos!.
De niña, la Negra fue intrépida y aventurera como todo infante, de actividades lúdicas y análogas; de la época donde con rocas se construían cocinas imaginarias y con hiervas, divertidas pociones mágicas. Donde la naturaleza suministraba caballos voladores con múltiples alas, como mascotas conocidas como siritongos y los cordeles en los ríos auguraban una buena cacería de tritones “barbudos” para cenar. En la adolescencia trabajó en una empacadora de café para ayudar en la manutención de su familia, pero también disfrutaba de los placeres mundanos en los festejos del pueblo.
¿Te acuerdas “Negra” cuando me contaste de tus aventuras rumberas? "Salíamos a bailar en la noche y regresábamos a la casa con el rocío de la madrugada tipo 5:00 a.m. y tocaba cambiarse y salir para la empacadora porque a las 8:00 a.m. tocaba abrir y atender a la gente” y yo te preguntaba: “¿Negra y uno si puede trabajar así?” y tú me decías: “Javier, era la época donde la sinvergüencería podía más que el trabajo, pero siempre llegábamos y trabajábamos, éramos responsables, tocaba porque no había de otra para vivir”.
Ella sabe porque lo vivió en carne propia con “Papá Juve” que los Posso tenemos ese no se que cautivador, quizás por la mirada o por la presencia o porque hablamos sin tapujos o porque no tememos a nada o quizás porque somos coquetos, y con la frase: “amarren a sus perras que mi perro esta suelto” demuestra su apoyo incondicional a nuestras historias de amor. No somos bandidos, somos hombres fieles al amor porque si algo nos enseñó “Mamá Negra” fue el respeto incondicional a la pareja. A tal punto que yo le pregunto: “¿Negra y tu todavía piensas en Papá Juve?” y ella me dice: “ Javier, yo duermo con el ¡todos los días!...”. Papá Juve fue el hombre que robó su corazón y con quien a sus 18 años de edad selló un pacto de amor que ni la muerte aun ha podido finiquitar. Alguna vez caminando con mi papá por el mercado de Baracoa una vendedora de pescado nos detuvo y dijo: “¿ustedes son Posso verdad?. Tienen la misma estirpe de Juvenal”, y continuó diciendo: “yo soy amiga de la Niña Negra de hace rato, nosotras éramos muy pobres, pero mira, a la Negra le fue mejor en la vida porque se consiguió un hombre buen mozo, trabajador y luchador”. De cabello liso y siempre bien peinado hacia atrás, de mirada penetrante y ojos claros, con una presencia impecable, léxico amplio, argumentado y líder natural, Juvenal Posso fue un reconocido comerciante magangueleño.
Juntos vivieron muchas aventuras y vicisitudes, la más sonada entre las historias familiares fue el incendio de su casa en el barrio “El Terraplén” , hoy conocido como el barrio Baracoa, juntos salieron adelante de esta, al igual que salieron de las subiendas e inundaciones del Magdalena y de las arremetidas que realizaban las fuerzas armadas insurgentes al pueblo.
Se que el golpe más duro que te ha dado la vida, Mamá Negra, fue la partida de tu gran amor, recuerdo que te enfureciste con él, la noche que murió, y recuerdo claramente que le reclamabas en el féretro: “bueno Juvenal si te quieres ir ¡vete ya!”. Realmente a mis 8 años, quería que se levantara y se sentara al lado de la puerta en su mecedora, a vender helados con la máquina, para acompañarle y escuchar sus historias como siempre. El día de su funeral y con la “Virgen de la Candelaria” como testigo el pueblo entero se abalanzó a la catedral a despedirlo porque Mamá Negra, Juvenal Posso era un hombre muy querido y respetado por todo el pueblo de Magangué.
La “Negra” nunca ha sido mi abuela, porque al decirle abuela su respuesta es: “¿a qué le huelo?”, lo que yo siempre he tenido es una “Mamá Negra” que no me consiente con besos y caricias, pero lo hace llevándome al mercado a comprar bocachicos de desayuno. Ella me “pechicha” cuando me cuenta sus historias y aventuras como la vez que me dijo entre risas que le decían la “culo de piedra” porque una vez subiéndose a una chalupa la volteó y toda la tripulación cayó al río. Y otro día la “Negra estaba sentada en la entrada y un señor le dijo que si quería una limosna y ella le dijo entre risas: “mijo yo soy la dueña del negocio, si quiere mas bien yo le regalo una chicha…”.
Negra hoy en tu cumpleaños 88 quiero decirte que entre “Papá Juve” y tú, lograron formar hombres y mujeres inteligentes, trabajadores y humildes, que el balance de cuentas es positivo, que nos encuentran en toda Colombia, pero no solo a nivel geográfico sino a nivel multidisciplinar, que entre tus hijos hay destacados profesores, mecánicos, investigadores, abogados, psicólogos, directores de departamentos contables, politólogos, policías, administradores y hasta un candidato a alcalde. Que entre todos se ayudan y siempre por difícil que sea la situación le ponen el pecho a la legalidad, la justicia y el trabajo, y que todo eso es gracias a ti, porque tú nos enseñaste a ser luchadores “Negra”.
…Lo de soñadores si nos lo enseñó “Papá Juve” pero esa es otra historia de amor.
To be continued…