El derecho al Paraíso o el inevitable pasaporte al Infierno


 

 

Estamos en el Fin de los Tiempos y quienes tienen derecho al Paraíso en realidad son muy pocos. Dios solo espera que los dos testigos del Apocalipsis, a quienes ha enviado a la tierra, rompan los siete sellos para que toda la humanidad se entere de su mensaje postrero. Él ha estado en silencio y su silencio se acabará pronto. El nombre que identifica ese mensaje es el de sellos, y se debe precisamente porque indica que su contenido ha estado sellado y solo será develado por orden expresa de Dios en el momento justo donde comienza el conteo regresivo para que finalice el ciclo de esta raza. Lo que vendrá acompañado de sucesos desafortunados que lo anuncian, como terremotos que harán cundir el temor en todo el mundo y donde todos verán rascacielos despedazados y en escombros.

En los siete sellos están las claves para que la gente espiritual despierte y haga lo que Dios espera de ellos, que regresen a la luz y muestren al mundo pureza de corazón. Y ellos, solo ellos, tendrán derecho al Paraíso.

En algunos pasajes de los sellos Dios pide a la humanidad que abdique al mal, pero ¿quiénes lo harán? Sabemos que quienes lo hagan estarán nuevamente en el Paraíso. Y serán pocos, porque la ceguera, la oscuridad y la infamia son abundante en este mundo. Quienes no lo hagan su elección es la vida entre los inframundos, y a estos solo les espera la abominación desoladora en la etapa final del Apocalipsis y su tránsito y desintegración con la muerte segunda en las mazmorras del Infierno.

La humanidad ahora mismo le pertenece al demonio. Si vemos los telediarios y nos percatamos de los horrores que acontecen en cualquier latitud del planeta, que ya no inquieta a nadie, lo corrobora. Acordaos que Dios le dio poder al demonio de tentar a la humanidad inmediatamente esta fue expulsada del Paraíso. El demonio desde entonces tentó y sedujo a la humanidad, es decir, a esta raza aria, raza apocalíptica y castigada por sus pecados, que no fue capaz de resistir dicha tentación y prefirió seguir pecando. Raza a la que sedujo la vida fácil que lleva a la perdición, la que le ofrece el mismo Diablo. Por eso vemos que cualquier fulano mata a su propia madre por dinero u otros atractivos.

El demonio sabe que llegó la hora en la que Dios rompe su silencio y entregará su mensaje con el cual condiciona la salvación de la humanidad, porque Él solamente castigó a la humanidad por su desobediencia, y lo hizo poniéndola a prueba con las tentaciones que ofrece el demonio, pero no la condenó, ha sido ella misma quien se ha condenado por su propensión al mal. El mensaje de los siete sellos tiene el objeto de despertar a esta raza de su sueño de muerte, y darle, además, a los seres humanos luz para que salgan de las tinieblas. Los que despierten y sean conscientes de su sueño tenebroso y pidan perdón a su Creador tendrán derecho nuevamente a la morada edénica, pero quienes no lo hagan, sencillamente se quedan poblando este territorio que está bajo la jurisdicción de los inframundos. Pues bien, como el demonio sabe todo esto y no quiere perder clientes, ni que un gran número de socios se les escape, entonces pondrá en el corazón de los que están en tinieblas la duda, la incredulidad y la burla para que la humanidad no preste atención al evangelio del fin de los tiempos, para mantener así su rédito ante los hombres y conducirlos a su reino.


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