El caos es una escalera


Te lo he dicho antes: 
la historia es como la baranda 
de una escalera inevitable. 
Nos sostenemos en ella 
para no caer en el caos. 
Salvo que el caos es la escalera.

Y a mí ese desorden 
se me antoja tan sugestivo. 
Sobre todo ahora, 
sobre todo ayer. 
Y sobre todo hace unas pocas horas;
cuando reprimí mi fuego 
para dejarnos a salvo de nosotros mismos. 
Y sobre todo mañana.

Todo eso lo adivino tan sugerente 
desde que te conozco.
Cuando todavía tenemos todo qué ganar. 
Cuando no hacen falta 
sino unos pocos minutos 
de conversación 
para ser medianamente otros. 
Los que fuimos, los que somos. 

Querida, el tiempo es un carcelero. 
El tiempo, esa otra escalera
que desgasta mis credenciales. 

Mis días atraviesan 
pasillos, corredores, cafés, 
atlánticas maestrías en tu búsqueda. 
Mi clima 
y mi temperatura 
juegan a encontrarte. 
Apuestan en mi contra. 
Y eso que aún no ha sucedido lo previsible. 
Nada al uso.
Pero yo te presiento subiendo una escalera.


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR